Pablo Iglesias juega fuerte. El programa de «gobierno de coalición» que ofrece al PSOE no es un pacto, es un trágala. Sabe que Pedro Sánchez en nombre de su partido no puede aceptar el compromiso de celebrar en Cataluña un referéndum de autodeterminación, pero, aún así, lo reclama como aperitivo. La ingeniería constitucional que aducen los redactores del programa de Podemos para burlar el imperativo del Artículo 2 de la Carta Magna («La indisoluble unidad de la Nación española») es un juego perverso. Definir a España como un «país de países» para concluir en la «plurinacionalidad» es un silogismo engañoso propio de quienes pretenden reescribir la Historia. La gran ventaja del documento presentado por Iglesias es que no oculta su afán doctrinario y expone de manera explícita que el injerto de esta idea debería ser encomendada a las escuelas llevando a cabo la «revisión de las asignaturas de Historia y Ciencias Sociales». El objetivo -según Podemos- sería «superar la visión homogeneizadora de la Historia de España». Ingeniería social. Frente a semejante trágala, ¿qué puede hacer Pedro Sánchez?
El programa de «gobierno de coalición» que ofrece al PSOE no es un pacto, es un trágala
Acertar o errar. Sí acepta el plan que propone Podemos incluidas las competencias que reclama para sí el ciudadano Iglesias -desde la Vicepresidencia a la dirección del CNI-, estaría dando el primer paso para acabar como acabó el PASOK en Grecia. O peor aún, como el PS italiano de Bettino Craxi. Caso de rechazar semejante dicktat -como parece lo más probable-, le quedaría la posibilidad de pactar con Ciudadanos (40 escaños), unir al PNV (6), sumar los 4 de Compromìs, dos de IU y otros dos de los partidos canarios en la segunda vuelta de las votaciones de investidura y emplazar a la bancada del Partido Popular a elegir entre la abstención o la repetición de las elecciones. No está claro que las encuestas que conocemos no estén intencionadamente «cocinadas» para introducir vértigo.
Claro que si Sánchez fracasa, después de tanto marear la perdiz y pese a los escándalos de corrupción que oscurecen su trayectoria al frente del PP, lo mismo Mariano Rajoy, por una vez toma una decisión y cansado de declinar decida presentarse a la investidura. Todo puede suceder en este arriesgado momento de la política española.
Quienes con técnicas de laboratorio político conservador favorecieron en bandeja televisiva el crecimiento y la consolidación de Podemos -para debilitar al PSOE por la izquierda- deben estar arrepentidos. El genio no tiene intención de regresar a la botella y pretende quedarse con todo. Quien tenga dudas, que repase el documento-trágala presentado por Iglesias.
Fermín Bocos