Hay que ver la que montó la semana pasada por lo del titular sobre sus labios. Que si nunca se ha operado, que si son naturales, que si no había dicho nada más interesante en la entrevista… Espero que realmente Susanna Griso sea más natural que el programa Dos días y una noche.
Vale que es un espacio corto y que las cámaras no pueden recrearse en ver cómo ella va al baño a acicalarse (seguro que la audiencia pagaría por ello, y se abonaría al pago si Movistar +, por ejemplo, lo emitiese), pero ¿alguien puede creerse que Susanna salta de la cama en pijama y ya está más maquillada que si fuera a una entrega de premios?
Y qué me dicen de la mantita sobre sus hombros. ¿Tan mal está el cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid que la mujer no tiene ni para tener calefacción en su casa? No lo parecía al menos viendo cómo su anfitriona estaba descalza mientras veía la correspondencia del día.
Lo mejor, sin embargo, fue lo de la visita al McDonald's que llevaron a cabo entrevistada y entrevistadora. ¡Qué naturalidad! Las dos ahí, mirando el menú. Mientras la presidenta le preguntaba «¿qué vas a tomar?», la periodista miraba con asombro al panel y, por supuesto con naturalidad, decía «yo, pues, una hamburguesa, ¿no?».
Susanna dio la impresión en ese momento de no haber pisado un local de ese tipo en toda su vida. Aquello debía parecerle una 'marcianada'. ¿Pero qué era esa carta que no tenía ni sopas, ni pescados ni tan siquiera un buen entrecot?
Ella se había preparado la entrevista pero no había memorizado vocablos como 'big mac', 'cuarto de libra' o 'happy meal'. Eso sí, ya puestos, pues más naturalidad, «sí, una hamburguesa, y con queso». Qué locura. ¡Con queso!. Adiós a la dieta de meses, o de años.
Pero ¿realmente creen que eso fue lo mejor? Craso error. Lo mejor fue que pidieron para llevar sus hamburguesas y se fueron a comérselas nada menos que… a las puertas del Hospital La Paz (para situar a quien no lo sepa, a varios kilómetros del local donde las habían comprado), donde la vicepresidenta había estado ingresada en 2013, después de que un BMW se llevara por delante el ciclomotor en el que ella viajaba.
¡Qué calentitas y sabrosas debían estar esas hamburguesas! Sólo las vimos dar un mordisquito, pero nos quedamos con las ganas de ver cómo lo escupían (de haberlo hecho, a estas alturas Antena 3 tendría sobre la mesa una denuncia de McDonald's por desprestigiar sus productos).
Todo fue tan natural como ese paseo que se dieron por la mañana montadas en las bicis que sufraga el ayuntamiento de la capital. No sólo encontraron dos que funcionaran en un mismo puesto, algo que ya de por sí es un milagro, sino que circularon como si lo hicieran todos los días.
Cifuentes dijo que sí lo solía hacer, pero Susanna casi puso en duda que ella supiera montarse. Vamos, que desde niña, como mucho, no había vuelto a tocar una bicicleta. Natural como la vida misma verlas a las dos llegar a la Puerta del Sol al lugar de trabajo de la presidenta.
Natural también que el paseo les abriera después el apetito para tomarse unos pinchitos en el Mercado de San Miguel, con un plano del único precio de algo que costaba '1 euro' en tan sibarita lugar. Dos días y una noche es, de todo, menos natural. Pero, al menos, funciona en los audímetros. Con lo del cuarto de baño de Susanna lo petaría. Yo, con estos vocablos propios de Leticia Sabater que tanto se llevan ahora, también me aplico lo del 'postureo' nacional. No sólo va a ser natural la Griso.
La mosca