Vaya por delante que estoy entre quienes creen que no pasa nada por repetir las elecciones pero también me parece que es justo valorar el intento de Pedro Sánchez y Albert Rivera por desbloquear la situación política como consecuencia de los resultados electorales del pasado 20 de diciembre.
Sí, sin duda el pacto entre PSOE y Ciudadanos es un brindis al sol y puede no ir a ninguna parte sin el voto afirmativo o la abstención del PP o de Podemos. Pero tanto Sánchez como Rivera han sabido hacer de la necesidad virtud, y uno y otro logrando unos objetivos políticos concretos.
Me centraré sobre todo en Pedro Sánchez que al fin y al cabo es quién se enfrenta a la sesión de investidura.
Me parece que es justo valorar el intento de Pedro Sánchez y Albert Rivera por desbloquear la situación
Para empezar Sánchez ha ganado tiempo para sí mismo. Es evidente que en su partido no todos le quieren como líder y desde que fue elegido secretario general viene sorteando los movimientos, más o menos solapados, en su contra. Lo acabamos de ver en la reciente votación de la militancia para refrendar el acuerdo con Ciudadanos. Más allá de la discrepancia porque en el pacto se contempla la desaparición de las diputaciones (¡ya era hora!),los que han vitado en contra lo han hecho en buena medida contra el propio secretario general. De manera que para Pedro Sánchez la actual situación política se ha convertido en una oportunidad para intentar asentar su frágil liderazgo. Además si por una carambola logra convertirse en presidente los mismos que hoy conspiran en su contra le darán palmadas en la espalda. Es lo que tiene el poder, suele ser la mejor argamasa.
Pero además el debate de investidura es también su oportunidad de demostrar a los españoles que tiene un proyecto que ofrecer, un proyecto progresista pero al mismo tiempo realista que no suponga un salto en el vacío.
Puede que muchos recuerden aquella moción de censura que Felipe González presentó contra Adolfo Suárez en plena Transición. El propio González sabía que la iba a perder pero a partir de aquel debate los ciudadanos comprobaron el calado y la consistencia política de González.
Si a Sánchez le sale bien el debate, si más allá de su discurso además es capaz de sortear las criticas que le van a llover de casi todos los grupos de la Cámara, si logra ofrecer confianza a los ciudadanos, puede que pierda la votación pero habrá sentado las bases para mejorar el resultado electoral del PSOE en caso de que se repitan las elecciones.
Así que este debate de investidura es una oportunidad para Pedro Sánchez y el éxito o el fracaso dependerá exclusivamente de él, de su capacidad de convicción, no para que Rajoy o Iglesias le permitan gobernar, sino para que los ciudadanos vean en él a un político sólido y fiable que puede ser jefe del gobierno.
En cuanto a Albert Rivera ha demostrado que Ciudadanos es un partido capaz de influir y ser determinante para la gobernación de España. Su acuerdo con el PSOE le beneficia y el error que puede cometer es que si la investidura de Sánchez no sale adelante, le de la espalda y empiece a negociar con el PP, y parecer que al final es un partido marrullero. Otra cosa es si se volvieran a celebrar elecciones. De manera que Rivera tendrá que medir bien todos los pasos que de a partir de este debate.
Ahora solo queda esperar para ver si Pedro Sánchez convierte o no el debate de investidura en su gran oportunidad.
Julia Navarro