Los llamados «Papeles de Panamá» llegan a España en un mal momento, justo cuando los españoles tenemos que afrontar la declaración de la renta. Es un periodo éste en el que conocer una larga lista de personas importantes o que se han dedicado a darnos lecciones morales mientras podrían haber estado defraudando a Hacienda, sienta como una patada en el estómago. Ahora habrá que investigar a fondo cuántos tenían empresas fantasma o cuentas sin declarar, a pesar que desde 2013 es obligatorio en España comunicar la posesión de bienes en el extranjero.
Algunos de los aludidos ya han salido a decir públicamente que en realidad no han usado nunca la empresa o que sencillamente nunca la tuvieron. Lo primero que se me ocurre es preguntarme si uno abre una empresa en Panamá será para algo, sino para qué la abre. O si la tiene, pero el dinero ha sido ganado legalmente y declarado. Son desde luego muchas las cosas que no sabemos aún sobre estos famosos papeles. Tanto Hacienda como la Audiencia Nacional se han apresurado a anunciar que van a investigar en profundidad estos documentos y cotejarlos con lo que estas personas han venido declarando estos últimos años.
Tener dinero o bienes fuera no es ningún delito, siempre que haya sido declarado y se hayan pagado los impuestos correspondientes
Hay que poner por delante la presunción de inocencia. Tener dinero o bienes fuera no es ningún delito, siempre que haya sido declarado y se hayan pagado los impuestos correspondientes. Hay que ver si ha ocurrido eso y si no se han utilizado para blanquear dinero o se ha conseguido de forma ilícita. Además, en el plano jurídico será importante a efectos de sanciones conocer las cantidades. Si el fraude supera los 120.000 euros prescribe a los cinco años. Por el contrario, si el fraude es superior a 600.000 euros el plazo es de 10 años. Y muy importante a la hora de llevar el caso a los tribunales es la relevancia de que estos documentos se hayan conseguido de forma ilícita, porque si es así, el caso podría quedar en nada.
En todo caso, los refugios fiscales vuelven a primer plano de la actualidad. En unos casos para exigir su disolución y en otros como excusa por la existencia de los infiernos fiscales: estados a los que hay que pagar impuestos confiscatorios porque gastan a manos llenas. Habrá que ver lo que da de sí este asunto, ya que apenas se han conocido unos cientos de miles de papeles y al parecer son más de once millones de
Carmen Tomás