El crecimiento de la economía española que comenzó en 2013, cuando se salió de la recesión, está perdiendo fuerza, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por primera vez desde que nuestro país volviera a registrar datos positivos en esta materia, la institución dirigida por Christine Lagarde ha rebajado sus previsiones, que deja en el 2,6% para 2016, por debajo de su pronóstico de hace dos meses y medio.
No es la única noticia negativa la de ayer, pues la semana pasada mostraba el índice de confianza del consumidor que los españoles cada vez tenemos peor percepción sobre nuestra economía. En este sentido, es el tercer mes consecutivo que este valor ofrece un escenario poco halagüeño. Aunque el CIS, el organismo que realiza la investigación, no ahonda en las causas, lo cierto es que la caída del optimismo comenzó a decaer en diciembre, tras las elecciones generales.
Una apreciación en la que no sólo coinciden nuestros compatriotas y la institución antes citada, sino también los inversores, quienes sacaron de España 70.200 millones de euros en 2015, la mayor salida de capitales desde la crisis de deuda europea en 2012, cuando la incertidumbre sobre la continuidad del proyecto europeo llevó a los inversores a restringir abruptamente su exposición a los países más vulnerables entonces, como el nuestro.
Lo más optimistas consideran que esto se debe a que las empresas están utilizando el dinero barato del BCE para reestructurar su deuda exterior y convertirla en interior. Puede ser, pero la tesis pierde fuelle si se considera que sólo en diciembre, hace tan sólo 4 meses, se retiraron de nuestro país 19.000 millones de euros, casi un 30% del total de 2015, y en noviembre, cuando ya se conocían muchas encuestas, 9.000 millones de euros. En total, los dos últimos meses del año se retiraron más del 40% de lo acumulado en todo el ejercicio.
Sólo en diciembre, se retiraron de nuestro país 19.000 millones de euros, casi un 30% del total de 2015.
La tesis “buenista”, además, queda desdibujada por los informes de agencias como Fitch y Moodys, o por el ritmo de salida de capitales de España por las desinversiones de los no residentes durante la campaña electoral y en los días posteriores a los comicios del 20D, que fue equivalente a 900 millones de euros diarios, según datos oficiales del Banco de España. Dato significativo si tenemos en cuenta que nuestra una economía creció al 3,2% en 2015.
Todos estos apuntes no los realizo ni por diversión ni hobby, sino porque estos datos, que tan lejanos nos parecen, son los factores que luego condicionan a favor o en contra el curso de nuestras vidas. Es decir, anticipan de algún modo los índices de bienestar de los que vamos a disfrutar, tan mermados los últimos años, y a los que, como es lógico, todos nos negamos a seguir disminuyendo.
Mientras esto sucede, que es lo que nos importa, que es la realidad, PSOE y Ciudadanos siguen con su juego de pactos y negociaciones, con su teatro, con su paripé, anteponiendo los intereses de partido a los de los españoles. Ellos, como si fuéramos idiotas, nos han tratado de hacer creer que un pacto era posible cuando tanto la formación naranja como la morada hicieron público, desde el primer día, que sus posturas eran irreconciliables. A pesar de ello, han seguido con el curso de la farsa y la impostura para que estemos igual que hace 4 meses.
Bueno, igual no, ya lo hemos comentado: menos inversiones, menos crecimiento, menos confianza. O lo que puede ser visto de otro modo: más Pablo Iglesias, más Pedro Sánchez y más Albert Rivera. Por el bien de todos, espero no haber descubierto una fórmula matemática con consecuencias económicas. El problema es que, y por ahora, el experimento nos conduce a ello. Deseo, desde luego, equivocarme o que las variables de la formulación contengan otros nombres para obtener un resultado distinto.
Antonio González Terol