¿Ha conseguido alguna vez el sonido de una canción transformar por completo tu mal día? Broncas absurdas con tus seres queridos, tonterías en el trabajo o simplemente mal tiempo, todo queda a un lado. La música se convierte en el antídoto, en la medicina. Una sonrisa se esboza poco a poco en tu cara y de repente las nubes desaparecen. Puede venir de la televisión, de la radio, de Spotify o incluso de alguien que canta en la calle. Te dejas llevar por tus emociones y sigues a la música.
Así es como me sentí hace tres semanas. Así es también cómo me sentí hace 30 años en la parte de atrás del Ford Fiesta de mis padres. Y entre esos dos instantes me he sentido de la misma manera con frecuencia. Shirley Davis & The Silverbacks ya forman parte del listado de artistas que con su trabajo duro y pasión me han conmovido a mí, y, sin duda, a muchos de vosotros.
Las redes sociales tienen sus inconvenientes, todo el mundo de repente puede cantar, y lo realmente bueno puede pasar inadvertido entre lo mediocre. Por otro lado, si consigues filtrar adecuadamente, puedes llegar a encontrar exactamente lo que quieres, y yo nunca dejé de querer música soul. Os podéis imaginar, por tanto, mi deleite y sorpresa al descubrir Tucxone Records y Shirley Davis.
En cuanto empiezan a sonar los primeros compases del tema que da nombre al album 'Black Rose', quedas atrapado. Teclado, bajo, guitarra, batería, todo al unísono y, a continuación, las trompetas. La voz de Shirley se anuncia: ella está aquí, ahora escucha.
No hemos inventado la rueda, las comparaciones con Bobby Womack y Edwin Starr son inevitables, pero The Silverbacks mantienen la rueda girando y con ganas. No estamos en Harlem, esto es Madrid. ¿Cómo es posible?
Sábado por la tarde, lluvioso. En una pequeña pecera del sótano de Delia Records, junto a la estación de Atocha, Shirley se está quejando. ¿Tipica diva? En absoluto. Con una calmada y sosegada confianza, y siempre manteniendo el contacto visual, me cuenta la causa de sus males: ha sonreído tanto últimamente, que teme haber dañado los músculos de su mandíbula. El motivo de su felicidad es la acumulación de una serie de eventos: el lanzamiento del nuevo álbum, una impresionante actuación en la Sala Arena (Madrid) la semana anterior, y lo más importante, la celebración de su cumpleaños la noche previa a nuestro encuentro; una razón justificada para llegar tarde, o ni siquiera aparecer. Pero Shirley llega puntual, comprensiblemente cansada pero gentil y amable al mismo tiempo.
Empezamos a hablar sobre qué fue lo que la atrajo del proyecto. La música y arreglos de Marc Ibarz casan cómodamente con la manera en que ella ve su propia voz. La luz y la sombra, una profunda y al mismo tiempo suave dulzura que podemos disfrutar tanto en 'Pay for your love', una canción sobre la añoranza del amante, como en 'Make my day'. Entonando con fuerza cuando es necesario, pero sin necesidad de alardear.
En 'My Universe', la canción favorita de Davis, la complejidad en los arreglos de Ibarz y Edu Martínez impresionó claramente a la australiana.
Habiendo trabajado con los mejores nombres del soul, ella conoce su material. Durante la entrevista, menciona la gran influencia de Sharon Jones, no solamente a nivel profesional sino también personal.
Considerada por muchos como la cantante número 1 de soul y funk en la actualidad, Jones acogió a Davis cuando ésta estaba pasando una mala época en su vida. Davis me muestra orgullosa un vídeo de ambas actuando en el escenario. Si Davis es la flor, Jones es la jardinera. La presencia de Davis en Madrid es gracias a Jones, quien la invitó a unirse a ella en su concierto en la capital, donde Alberto Peces y Génesis Candela de Tucxone Records estaban presentes. En ese momento entraron en contacto.
Además de Jones, Davis también conectó con Marva Whitney (una de las vocalistas de James Brown), cuando actuó como telonera de su grupo, Osaka Monaurail, en Melbourne. Tras sufrir un derrame en Australia, Whitney se quedó con Davis antes de vuelta a América. Whitney le devolvió el favor y pidió al grupo escribir una canción para Davis.
En 'Vanity' escuchamos una crítica a aquellos que se ponen a sí mismos en primer lugar. Personas débiles y vacías, 'copycats' que se alimentan de halagos para sentirse bien. La canción tiene un ritmo rápido, con un sentimiento caótico casi desesperado, que te fuerza a bailar.
'Dilemma' por otro lado, muestra la habilidad de Silverbacks para producir un sonido soul más clásico. La letra y la música no pueden más que recordarnos a Amy Winehouse, aunque Davis procura distanciarse de cualquier comparación.
Shirley es un talento único. Ha seguido a la música y encontrado su sitio en Madrid. Un destino improbable, pero un lugar en el que está felíz, lo que es una bendición, ya que no canta si no lo está.
La lluvia cesa por fin y el sol se deja ver tímidamente. La sonrisa sustituye al ceño fruncido, la rosa negra florece.
Matthew Kennington