Hay una plaza mayor que acaba de ser protegida como Bien de Interés Cultural. Es una alegría saber que la plaza se conservará. Sin embargo, resulta un tanto sorprendente que se incluya en la protección unas placas franquistas.
Como la política no es casual sino causal, es importante señalar que las placas han sido incluidas en la declaración recogida en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid el 8 de abril, es decir, con el gobierno de Cristina Cifuentes.
Resulta también curioso que no se produjera debate en el órgano consultivo que es Consejo Regional de Patrimonio, donde el bien fue presentado con otros 21 y sin documentación que reflejara fotográficamente las placas.
¿Hubo ocultación deliberada? ¿Se quería aprobar sin debate? Lo más curioso resulta que el Gobierno haya dicho que sí hubo debate sin que lo hubiera y que sí hubo votación sin que se votaran uno a uno los bienes a consideración.
La que llaman nueva política es una política que conocemos bien de otros tiempos. Algunos creemos saber distinguir entre información y propaganda.
La nueva política es una política de otros tiempos, hay que saber distinguir entre información y propaganda
Propaganda es lo que hacen esas placas franquistas, que enaltecen a quienes generaron la guerra civil. Propaganda es lo que se hace con un acto administrativo que en ningún caso anula la vigencia de la Ley de Memoria Histórica. Propaganda es lo que se hace cuando se protege lo que está contra una ley. Y eso, desde quienes se hacen llamar nueva política y se saltan los acuerdos de pleno de los ayuntamientos. Porque ya hubo un acuerdo de pleno en el Ayuntamiento según el cual tendrían que haber quitado las placas franquistas.
Uno se pregunta hasta qué punto le preocupa al Gobierno de Cristina Cifuentes y a la propia presidenta cumplir con la Ley, respetar los acuerdos o, incluso, si le importa o le parece prescindible. Pero tal vez me responderían con la canción de Carlos Berlanga e Ignacio Canut: A quién le importa.
Ana García D'Atri