Cada vez que se acerca una cita electoral, al PSOE le entra, últimamente, un afán autodestructor que allana el camino a sus contrincantes políticos. Brotan como setas los enredadores profesionales. Esos a los que ni se les ve ni se les nota hasta que llega una cita con las urnas urnas.
Desde la salida de Zapatero, que dejó una herencia envenenada de la que se ha aprovechado Rajoy para hacer tabla rasa de todas las conquistas sociales, la lucha por el liderazgo en el PSOE es un sin vivir. Y nunca mejor dicho, porque los que aspiran a mandar, o a sustituir al que está al frente, no dan la cara. Se mueven a través de personas interpuestas amagando con un asalto al poder, pero sin atreverse a dar el paso.
Precisamente, uno de los que enredan contra Pedro Sánchez, por viejas rencillas, es el mismísimo Rodríguez Zapatero, el hombre que más daño le hizo al futuro del socialismo. El recuerdo indeleble de su acción, u omisión, de gobierno lastra todavía hoy las expectativas del PSOE. Fue a él a quien acudió Carma Chacón para consultarle la incoherente decisión de abandonar el escaño. Porque, si el secreto motivo de la espantada eran sus dificultades con los compañeros del PSC, nada más fácil que pedir un cambio de circunscripción. Y si son diferencias irreconciliables con Pedro Sánchez, ¿para qué sigue en su ejecutiva? Para explicar que no son motivos personales, que son políticos pero no los puedo contar, no hacía falta una rueda de prensa; salvo que se quieran abrir grietas.
Iglesias enfocará toda su estrategia electoral en ganar al PSOE por la izquierda
La otra gran enredadora, que amaga pero no da el paso, es la presidenta andaluza Susana Díaz. El jueves salió en tromba a defender con los más encendidos elogios a Chacón y a Madina dejando caer, además, la existencia de tensiones con Ferraz. Pese a todos los rumores en la Feria de Sevilla de que «estaba calentado motores», parece que no se presenta a las primarias contra Sánchez. Eso sí, necesita tener un hombre de su confianza absoluta sentado en los escaños del Congreso de los Diputados. Por eso defiende con tanto ahincó a Eduardo Madina a quien relegaron al puesto siete en diciembre y se quedó fuera. Él se deja querer y espera la oferta de un puesto mejor.
Lo ocurrido estos días en el PSOE refleja como la clase política española se desangra en una lucha intestina de egos y diferencias personales irreconciliables. Los adversarios electorales de Pedro Sánchez -Rajoy, Iglesias, Garzón…- pueden aliviar en sus estrategias el apartado de ataques al candidato socialista porque desde el propio PSOE se lo van a dar hecho.
Precisamente, cuando está a punto de lograrse la confluencia entre Podemos e Izquierda Unida (y la suma de sus votos que es lo más importante), cuando Pablo Iglesias va a enfocar toda su estrategia electoral en ganar a los socialistas por la izquierda y convertirse en la oposición con mayúsculas, a Sánchez le cerca la conspiración.
La democracia de este país necesita una formación socialdemócrata alternativa de Gobierno. Sería imperdonable que desde sus propias filas le faciliten a Podemos la tarea de demolición
Victoria Lafora