domingo, septiembre 22, 2024
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Pesadilla

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Tengo un amigo al que le encantan las pesadillas. Disfruta con ellas y con las películas de terror. El otro día me lo encontré, feliz, en mi bar favorito. Yo venía cabizbajo de un mitin de Rajoy. Él, muy sonriente, me dio un abrazo reconfortante. «Tómate una copa mientras yo te relato mi pesadilla de anoche. ¡Verás lo bien que lo pasamos!» me dijo entusiasmado.

“Me tomaré un Bloody Mary mientras me lo cuentas» le respondí, recordando a Mary, reina católica de Inglaterra de 1553 a 1558, hija de Enrique VIII y de Catalina de Aragón. Ejecutó a numerosos protestantes por lo que esta bebida de tomate color sangre, con vodka, le fue luego dedicada. Al casarse en 1554 con nuestro Felipe II, su sobrino, éste fue rey consorte de Inglaterra. En Westminster, el parlamento británico, hay dos retratos para recordar a quien, primero, fue su rey y, después, no consiguió invadir esa gran isla reinando ya Isabel I.

«Anoche soñé que Trump conseguía la presidencia de los EEUU», afirmó mi amigo. Se me atragantó el primer sorbo del «Bloody Mary«. “Los americanos se retiraban de la OTAN, cedían misiles nucleares a Japón y llegaban a un acuerdo con Putin: Europa para Rusia y China para los EEUU”.  Bebió un trago y continuó impertérrito: “El maximuro fronterizo con México de Trump cedía ante el empuje de millones de inmigrantes y los más allegados a Trump se refugiaban en Canadá”.

«Lo que ocurre en España es una pesadilla con la desventaja de que todo sigue igual cuando te despiertas por la mañana”

“¡Qué barbaridad!” manifesté sin atreverme a seguir bebiendo. “Espera, espera” insistió mi amigo mientras apuraba su gin-tonic. “Ahora” prosiguió, “vienen cosas peores: Marine Le Pen se calzaba la presidencia francesa y, siguiendo la predicción de Cameron, una guerra se alumbraba en Europa tras abandonar el Reino Unido la UE. En Austria un partido neo-nazi se imponía con un discurso xenófobo, autárquico y aislacionista. Vitoreaban a Hitler, que nació austriaco, y renegaban, como los británicos, de la UE. Sin la enemiga de Trump, Putin invadía los países bálticos, Polonia y lo que queda de Ucrania. Los alemanes, asustados, iniciaban un éxodo hacia Turquía, cruzándose con los refugiados sirios”.

Mi amigo sirvió más vodka en mi bebida. “Te va a hacer falta”, explicó antes de continuar. “En Brasil cundía un desorden revolucionario como respuesta al golpe civil amañado contra la Presidenta Dilma Roussef, Venezuela se iba al garete y en el Congo una guerra civil entre los partidarios del pretendiente Moisés Katumbi y del indebidamente atrincherado presidente Kabila asolaba el país por enésima vez.

“¡Madre mía!” dije anonadado por estas novedades, y tras engullir una aceituna bebí un largo trago de María Sangrienta. “Eso no es nada, señaló con condescendencia mi amigo. “En mi pesadilla el Magreb se rendía a los adeptos del terrorismo islámico. El rey de Marruecos estaba exiliado en Canarias. España enviaba más militares a Ceuta y Melilla y tenía a muchos más desplegados a lo largo de toda la costa andaluza. Asimismo, Madrid amenazaba con anexionar un Gibraltar arruinado por la salida del RU de la UE”.

«Si voto a Ciudadanos, votó al PSOE, según Rajoy»

Me removí nerviosamente en mi taburete alto. “Los Talibán”, añadió mi amigo, “tras resucitar del todo en un Afganistán abandonado por los militares occidentales, se apoderaban de medio Pakistán y de una cabeza nuclear de su ejército que daba otro golpe de Estado en Islamabad. El Califato islámico, suní y terrorista conseguía expandirse en Irán y tomar Teherán, ejecutando a todos los chíis que pillaba. Los líderes califales estaban a punto de lograr desarrollar un arma nuclear y manifestaban su admiración por el Presidente norcoreano Kim-Jong-Un que enviaba un misil nuclear de prueba contra Manila convencido que por Filipinas nadie movería un dedo”.

«Estarás contento con tu pesadilla» le dije a mi amigo. «Bueno», respondió, «si hubieran llegado unos extraterrestres dispuestos a destruir nuestra civilización hubiera estado mejor”. «¿No te valen Pablo Iglesias y los suyos, Alberto Garzón incluido?». «Quizás» me contestó meditabundamente y sentenció: “Lo que ocurre en España es una pesadilla con la desventaja de que todo sigue igual cuando te despiertas por la mañana”.

«¿A quién vas a votar?» Le pregunté desanimado. «No sé», respondió. «Si voto a Ciudadanos, votó al PSOE, según Rajoy. Siguiendo esta filosofía, si voto al PSOE estaré votando a Ciudadanos. Dos por un solo voto. ¡Menuda ganga! La verdad, es que llegaron a un acuerdo de gobierno transversal aunque luego les faltaran los votos necesarios para la Investidura”, subrayó con énfasis. “Si opto por el PP, tendremos más de lo mismo” y exclamó: “¡Podría ser insoportable!”. Luego añadió: “Si voto a Podemos harán todo lo contrario y no quedará piedra sobre piedra. Difícil lo han puesto. Debería votar como en el 20-D. Si todos lo hacemos, tendremos el mismo resultado que en diciembre pasado» me dijo con gran fatalismo. «¡Terrorífico!» exclamé preocupado. «Siiii», contestó mi amigo con una sonrisa de oreja a oreja

Carlos Miranda

Embajador de España

 

Carlos Miranda

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