Si ustedes, queridos lectores, vienen siguiendo las crónicas que escribo desde hace ya unos meses en este amable medio, Estrella Digital, verán que he tomado la sana costumbre de dedicar al menos una frase a nuestro querido don Miguel de Cervantes y ello en un modesto y particular homenaje al máximo exponente de la literatura castellana en el IV Centenario de su muerte, tan escasamente celebrada por nuestras autoridades políticas y culturales, si lo comparamos, por ejemplo, con la envidiable celebración que los británicos han hecho del óbito de su homólogo, Shakespeare, tan conscientes ellos de la importancia política y estratégica de su riqueza cultural y lingüística.
El mismísimo don Miguel lo tenía absolutamente claro respecto de la tacañería de los políticos de su tiempo. Así es; los estudiosos del Quijote nos enseñan que el autor dedicó, en 1605, la primera parte del “Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha” al todopoderoso duque de Béjar quien, al parecer, despreció tal privilegio y no tuvo a bien, si quiera, devolver el gesto al gran Cervantes, quien, por cierto, no andaba sobrado ni de posición ni de bienes.
Pero el sabio de La Mancha conocía ya la tacañería del duque, cuyo nombre propio no citaré a propósito, en una especie de sencillo ejercicio de justa cicatería histórica para con quien no se merece entrar en ella. Pues bien, les decía que don Miguel sabía de la avaricia del duque porque, a modo de venganza -previa y minimalista-, en la dedicatoria que le escribió usó frases enteras de otra dedicatoria que Fernando Herrera había ofrecido meses antes al marqués de Ayamonte, otro roñoso aristócrata de la época. Como dato curioso añadiré que, veinticinco años más tarde, el escritor Miguel Yelgo copió casi literalmente la dedicatoria de Cervantes al duque de Béjar para redactar la suya al duque de Uceda, otro tacaño poderoso y ramplón.
Lamentablemente, es casi un deber decir que las autoridades culturales españolas han sido extraordinariamente roñosas con las actividades y eventos del IV Centenario de la desaparición del manco genial. Quizá sea que las élites del Siglo de Oro no eran tan distintas a las de este siglo XXI. Parece, al menos, que les uniera la cortedad de miras.
Ciudadanos es el gran pagano del sistema electoral
Aunque todavía no lo parezca, deseo dedicar mi columna de hoy, no sólo al maestro de las letras castellanas, sino a los resultados que han arrojado los recientes comicios del 26J. Y tengo la sensación de que, de la generosidad o de la cicatería de nuestros líderes, van a versar las siguientes semanas, porque los resultados electorales no dan para un gobierno de mayoría absoluta (176 escaños) si no es mediante el acuerdo y el pacto.
Lo primero que considero que debo hacer es reconocer al Partido Popular por sus resultados el 26J, al obtener 137 actas frente a las 123 que obtuvo el 20D. Lo segundo que quiero señalar es que el sorpasso de Unidos-Podemos al PSOE no se ha producido. El PSOE consigue 85 diputados, el peor resultado de su historia, pero Unidos-Podemos se queda en 71 escaños, después de haber destrozado a Izquierda Unida, pero no siendo capaz de sumar su millón largo de votos. Ciudadanos es el gran pagano del sistema electoral, pues sufre una merma de 8 escaños, si bien su porcentaje de votos desciende tan solo una décima.
Permítanme un ligero repaso por Comunidades antes de trasladarles algunas de mis consideraciones. En Andalucía se produce un vuelco y el PP gana las elecciones, obteniendo 23 escaños. En Valencia el PP mantiene su hegemonía y gana dos escaños. En Aragón sube en votos y mantiene diputados, al igual que en el principado de Asturias y en Baleares. En Canarias, obtiene un diputado más a costa del PSOE. En Cantabria, el partido de Rajoy mantiene los escaños pero sube en votos. En Castilla-La Mancha el PP ha sido la fuerza más votada y obtiene dos actas más, mientras que Ciudadanos pierde su representación. En Castilla y León aquél refuerza su liderazgo y sube un escaño, a costa de Ciudadanos. En Cataluña, excepcional en tantas cosas, ha ganado “En Común Podemos”. En Extremadura, en Navarra y en Galicia, el PP vuelve a ganar y se refuerza. En La Rioja se mantiene, pero en Madrid avanza, remontando casi 5 puntos y obteniendo dos diputados más. En el País Vasco Podemos supera al PNV y se sitúa como la fuerza más votada. Finalmente, en Murcia, el PP reedita su victoria, lo mismo que sucede en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
C's y PSOE pueden condicionar el gobierno del PP, mediante la abstención y a partir de acuerdos concretos
Conclusión número uno: el PP ha ganado claramente las elecciones y el liderazgo de Rajoy ha quedado reforzado, al obtener 14 escaños más que el 20D, por lo que no es verosímil que dé un paso atrás, lo que, a mi juicio, debe traducirse en un gobierno de Rajoy condicionado y en minoría. Conclusión dos: Podemos ha fracasado como alternativa de izquierdas y el PSOE es hoy el único partido capaz de permitir ese gobierno, aunque le pese, del PP; y, a su vez, será el responsable último de unas hipotéticas terceras elecciones, si no se abstiene en la investidura de Rajoy. En unos virtuales terceros comicios, quizá Podemos acabaría dando su zarpazo a la izquierda de Sánchez, convirtiendo su fracaso de hoy en un éxito total. Conclusión tres: Ciudadanos no debe formar parte de un gobierno presidido por Rajoy, porque representa todo lo que Ciudadanos no es ni debe ser. La bajada en escaños de C´s es moderada si se tienen en cuenta las circunstancias de polarización de “la campaña del miedo” y la Ley D´hont. Conclusión final: Ciudadanos y PSOE pueden condicionar el gobierno del PP, mediante la abstención y a partir de acuerdos concretos sobre reformas imprescindibles para el país que, en caso de incumplirse, pueden traducirse en una futura moción de censura.
Espero, en todo caso, que nuestros líderes no actúen con tacañería ni con miedo. Así pues, porque lo tiene todo escrito me voy con quien he venido, con nuestro amado Cervantes, que bien nos dijo ya antes que “uno de los defectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son”.
A ver si los poderosos toman nota. No mía, claro está, sino de aquél.
Ignacio Perelló