¿Han visto esos brazos llenos de arrugas y pellejos colgando? ¿Han visto esas tetas que empiezan a desinflarse cual globo al meterlo en una nevera? ¿Cómo es posible que gente como Sandra Barneda siga diciendo que a Yola Berrocal no la están maltratando en Supervivientes?
Lo de menos es que Mila Ximénez no pare de meterse con ella, de llamarla de tonta para arriba sin que el 'Súper' de turno le cante las cuarenta a la colaboradora de Sálvame y la mande a nado para España. Nada de resort hotelero primero y vuelo en business después. A nado, o, como mucho, con una lancha neumática y un bidón de agua potable.
Que sea más o menos tonta (no lo debe ser tanto para, con esas 'luces', seguir viviendo del cuento y haber ganado dos realitys previamente) es algo que queda para ella y el polígrafo, pero nadie es quién, y menos en televisión, para decírselo a la cara y salir después impune.
No es de extrañar que Carmen Lomana, ya saben esa política que ha pasado de estos segundos comicios electorales por no haber confiado el populacho en ella en los primeros, escribiera el fin de semana en su Twitter «Qué gentuza estos elementos de SV que maldad!! No soporto más voy a apagar», y que al ser preguntada por Sandra Barnede del por qué del mismo precisara que «no podía soportar más cómo estaban acosando a Yola, el maltrato de una mujer a otra mujer y que nadie lo parase ni la defendiera».
A la presentadora-escritora no le sentó nada bien su respuesta, «te considero una mujer ilustrada. ¿Realmente crees que lo que se está produciendo es un maltrato?», antes de sentenciar «comparar el maltrato con lo que está pasando en el concurso… Yola ha ganado dos realities, sabrá que lo está haciendo. Como mujer me siento humillada».
Una es mosca, y el feminismo en mis ambientes no se lleva mucho, pero la verdad es que empieza a cansarme el mismo. Todos los 'ismos' en general me aburren y mosquean (eso siempre). Barneda, que aunque le duela el término, como ella dice, ha salido del armario hace dos días y de forma precipitada, porque alguien lo dijo en televisión, está bien aleccionada por la casa en esa orden de las alturas de que hay que defender a Mila Ximénez por encima de todas las cosas.
Vasile, cual Charlton Heston disfrazado de Moisés, ha puesto las tablas de los diez mandamientos en todos los pasillos de Mediaset: «Amarás a Mila sobre todas las cosas, no dirás el nombre de Mila en vano, santificarás a Mila, honrarás a su padre y a su madre, no la matarás por mucho que se lo merezca, no cometerás con ella actos impuros salvo que ella lo desee, no la robarás protagonismo en ningún espacio, no darás falsos testimonios de ella, no consentirás pensamientos ni deseos impuros con ella (este por prescripción facultativa), y no codiciarás sus bienes».
Milá, la otra, la proscrita de Gran Hermano, se ha quedado sin programa y puede que hasta sin jubilación por no haberse leído las tablas antes. Según ella, la Ximénez ganará Supervivientes, porque toda la cadena lo desea. Para disimular, Jorge Javier Vázquez asegura ahora que no cree que gane, como decían al final algunos de Sálvame cuando Belén Esteban se encaminaba al éxito de Gran Hermano VIP.
Se imponga o no al final, lo que sí tendrá Mila es libertad para seguir llamando de todo a Yola, a la que una empieza a dudar que, antes de que consigan desinflárselas por completo con tanto disgusto, no enseñe las tetas (ya se las ha sacado varias veces de sus biquinis durante el programa) porque se lo exige la organización. Para humillarla más. Como si a ella la importara enseñarlas. ¿Quién es la tonta aquí?
La mosca