miércoles, noviembre 27, 2024
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¿Súbditos, ciudadanos o usuarios?

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Para ser ciudadano, además del derecho al voto, deben darse tres condiciones mínimas: derechos personales, libertades civiles garantizadas y efectivamente ejercitables, y responsabilidad de los políticos ante los electores. 

Pues bien, según eso, parece que somos cada día más súbditos. No sorprende la separación evidente de la gente respecto a los políticos. Pero es que ni nos escuchan ni nos contestan ni, por tanto, nos representan. Les damos igual. Como mucho nos miran con indulgencia. Prestan más atención a las encuestas y a los periodistas que al pueblo. Facebook y Google saben más de nosotros que ellos. Derivamos a ser usuarios, como mucho.

En 1978 nos bautizaron de demócratas (pues el dictador murió en su cama, no lo echamos, por mucho que algunos, como el que subscribe, nos empeñásemos), pero no nos convirtieron en ciudadanos, aunque se les llene la boca de la palabra ciudadanía (ya no se dice pueblo, ni obreros, ni masas proletarias). 

Hay algunos territorios –y conozco uno especialmente, donde lleva décadas el mismo partido- en donde somos súbditos porque los derechos no se pueden ejercitar de forma real y por la oscura opacidad de las administraciones locales y autonómica. Donde los habitantes no contamos para nada y menos si no tenemos el carnet político apropiado o no tenemos ninguno, que es lo más habitual a estas alturas de la vida. 

¿Nos tratan hoy muy diferentemente los diputados, alcaldes y consejeros autonómicos de como nos trataban los del franquismo? ¿Están más cerca del pueblo? También los franquistas eran amigos de sus amigos, se hacían fotos, sonreían, iban al fútbol y a los mercados a darse un baño de demagogia.

La pérdida de sentido patriótico, de un lado, y el separatismo exacerbado, de otro, no son ajenos a este sentimiento de que no somos considerados como ciudadanos. De ahí, la pérdida de legitimidad moral y constitucional de los partidos, y nuestra consiguiente alienación. También por eso resurge el incivismo.

En política, la percepción y la sensación psicológica son muy importantes. Y hoy, sentimos que para ellos no somos ciudadanos.

Jaime-Axel Ruiz Baudrihaye

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