Vaya por delante que este artículo puede herir la sensibilidad de quien lo lea. Si tuviera dos rombos, o si la gente joven supiera lo que significaban los mismos en otros tiempos, cuando se recomendaba al personal qué podían ver y qué no en función de la edad que tuvieran, los pondría sin dudar.
Sé que relacionar la palabra sexo con María Teresa Campos y Terelu Campos es primero llegar a un estado de enajenación mental, y segundo una invitación inequívoca para ir al baño de inmediato y echar hasta la primera papilla. Sé que no hay nada menos libidinoso que mezclar ese término con esas dos mujeres, pero no he podido contenerme en escribir sobre ello.
Pocos eran los que confiaban en que hubiera más entregas de Las Campos, esa cutre imitación de Las Kardashian (y no sólo por la gran diferencia de traseros entre unas y otras). Yo no daba ni una de mis seis patas por ello, pero como en Telecinco cualquier cosa puede pasar y, por qué no decirlo, María Teresa sigue teniendo peso específico en esa cadena, casi ni me sorprendió cuando, durante la presentación hace unos días de la nueva temporada de ¡Qué tiempo tan feliz!, el programa estrella de los geriátricos, se confirmó desde la casa que habría segunda temporada.
Lo que no se conocía hasta la fecha era la temática de esos nuevos capítulos, y ha sido la 'pequeña' de la pareja (hablo en términos de edad) quien ha confesado que los principales argumentos que afrontarán en ellos serán la belleza y… ¡el sexo!. Sí, ya sé que de lo primero tampoco es que estén muy capacitadas ellas para hablar, pero no me negarán que había que destacar sobre todo lo segundo.
No, tranquilícense, que nadie se desmaye, al menos todavía, el reality no sacará desnudas a sus dos protagonistas, ni tan siquiera a una de ellas, ni tampoco filmará en la habitación de María Teresa y Bigote Arrocet los encuentros que éstos puedan tener, ni tampoco en la de Terelu si llega a la suya acompañada como mínimo por un varón.
Respiren. Ni arrugas, ni lorzas al descubierto. Pero no tiren cohetes porque lo que sí van a mostrar ambas, en sus respectivas casas y con sus respectivas amistades, son reuniones de 'tupper sex', en las que serán informadas sobre los nuevos juguetes eróticos que existen en la actualidad en el mercado.
Hasta ahí, hasta podría ser gracioso, sobre todo por ver si esas amistades son como ellas, o peores. Lo malo es que no se limitarán a recibir la información sino a tocarlos y decir cuáles les gustan y cuáles no, así como… si han probado ya alguno de ellos. Ale, ya lo he dicho, ya pueden ir al baño a potar.
Las Campos, probadoras de juguetes eróticos. Una se puede imaginar que, como tantas otras mujeres, tengan que consolarse en silencio, en solitario, en la oscuridad de la noche, pero una no está preparada para que lo cuenten en público. ¿Se imaginan que los hayan probado todos y empiecen a profundizar en las ventajas y desventajas de los mismos? ¿Se atreverán a contar en quién pensaban mientras hacían uso de ellos? Las antenas como escarpias tengo en este momento.
La mosca