El comerciante está desolado, le han dejado en la miseria de la noche a la mañana. Le han robado y no sabe a quién acudir. Armándose de valor, decide ir a presentar su denuncia ante el Príncipe. Este escucha su queja y le emplaza a que acuda a palacio al día siguiente.
Así lo hace y se encuentra con un espectáculo dantesco: los ladrones y todos sus familiares se encuentran empalados en el patio del castillo. Junto al Príncipe, la bolsa con las monedas de oro sustraídas.
– Cuéntalas por si faltase alguna- ordena el Príncipe.
Temblorosamente, el comerciante abre la bolsa y cuenta las monedas una a una.
-Sobra una mi Señor- dice.
-Id con Dios, comerciante. Tu honradez te ha salvado. Si hubieras intentado quedártela, te hubiera empalado junto a los ladrones.
¿Quién es este mandatario que se las gasta de esta forma? Se trata de Vlad Draculea, más conocido como Vlad Tepes, que significa Vlad el empalador. Hijo de Vlad Dracul, miembro de la Orden del Dragón, creada en 1428 por Segismundo de Hungría -Emperador del Sacro Imperio Germánico-, para premiar a los Voivodas-comandantes militares-, en su lucha fronteriza contra el poder otomano musulmán. Tras pasar toda su infancia como rehén de los turcos en Constantinopla por un tratado de paz de su padre, vuelve a su Valaquia natal -que junto a Moldavia crearían la actual Rumania en 1881-, principado cristiano que lleva años guerreando, parando la invasión musulmana. Tras varias vicisitudes, es coronado, pero los boyardos -nobles- y el Conde húngaro Juan Hunyadi, que anteriormente habían asesinado a su padre y a su hermano, le expulsan del poder al que había sido aupado por los turcos, que veían en el un posible aliado ¡Cuán equivocados estaban!
Tras obtener el perdón de Juan Hunyadi -impresionado por su conocimiento de los turcos-, se convierte en el aspirante del trono de Valaquia, al cual accede tras una cruenta lucha, donde ya demuestra su afición por la sangre y el empalamiento. En 1456, se convierte en Príncipe y es reconocido como tal por los otros reinos cristianos.
Ejecutó a pueblos enteros que no le eran fieles y el Pascua de 1459 citó a todos los Boyardos a un festín en su palacio
Sus primeras acciones de gobierno fueron encaminadas a apuntalar su poder. Ejecutó a pueblos enteros que no le eran fieles y el Pascua de 1459 citó a todos los Boyardos a un festín en su palacio. Cuando concluyó, empalo a los más viejos, dejando con vida a los otros, poniéndolos a construir su castillo, empresa en la que todos murieron de hambre, malos tratos e inclemencias climáticas.
Une vez “resueltos” sus problemas internos, dirigió sus fuerzas contra el enemigo musulmán. Aliado del Rey de Hungría Matías Corvino, libró numerosas batallas entre 1461 y 1462, donde derrotó a los ejércitos del Sultán Mehmet II, conquistador de Constantinopla. Este Sultán volvió enfermo de vómitos y terror cuando contempló la suerte de 23.000 prisioneros turcos y de otras nacionalidades en el Bosque de los Empalados. Vlad había hecho cortar los arboles de todo un bosque entero en forma de picas donde llevó a cabo la terrible venganza.
Vlad había hecho cortar los arboles de todo un bosque entero en forma de picas donde llevó a cabo la terrible venganza
Enfurecido, Mehmet II lanzó un enorme ejército de 150.000 hombres contra los valacos, pero Vlad utilizó la táctica de tierra quemada y el esfuerzo turco resultó infructuoso. Por fin, con falsos argumentos, falsificación de documentos y malas artes, los turcos consiguieron que Matías Corvino encarcelase a Vlad Tepes, imponiendo en el trono a Radu el hermoso, hermano traidor de este.
En 1474, fue liberado y recuperó de nuevo el trono, pero murió en una batalla en la que se lanzó contra los turcos que pretendían conquistar Valaquia de nuevo. Su cabeza fue perdida para siempre y aún se desconoce dónde está su cuerpo.
En 1897, el autor inglés Bram Stoker, se inspiró en su sádica vida para dar vida al personaje Drácula en su novela, primera novela de Vampiros moderna. Es de hacer notar que en el rumano moderno, Dracul, ha adquirido el significado de diablo.
En 1976, Nicolau Ceacescu, lo nombró Héroe de la Nación.
En realidad, Vlad Dracul fue un hombre de su tiempo, que utilizó el terror como arma psicológica para mantener a raya a sus enemigos. Todas las fuentes coinciden en que se trataba de un ferviente cristiano, que odiaba al ladrón, el adulterio y las mentiras. No perdonaba a nadie, cuanto más alto era su rango, más alta era la pica donde lo empalaba.
Menos mal que no vive en la actualidad, sé de algunos que acabarían con el culo en mal estado.
José Romero