martes, septiembre 24, 2024
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¿…Y si gana Trump?

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En las elecciones presidenciales americanas  anteriores dio la casualidad que estuve en EEUU. Aproveché el puente de Todos los Santos y que no había tenido vacaciones ese año y allí disfruté de cinco días muy interesantes porque pude vivir dos cosas bastante únicas: el huracán Sandy y una recta final en esas elecciones de consecuencias mundiales. El huracán lo viví poco, tuve la suerte de estar en Washington y en esa capital pasó solo rozando. A pesar de todas las precauciones, como el cierre de museos o la recomendación de no salir de casa, la verdad es que fue poco más que una tormenta. Las elecciones, sin embargo, me descubrieron algo que intuía, que en nuestro país los medios están tan escorados del lado demócrata que suelen dar una versión distorsionada e irreal del candidato republicano que en este caso era Mitt Romney. En España se le mostraba como un mormón sin ningún relieve y allí me pareció un señor interesante, buen orador, con un programa claro y moderado y una gran imagen personal y familiar, cosa que en esa América es importante.

Trump parece que nos aproxima a un acantilado sin el cuidado necesario

En esta ocasión el histrionismo del señor Trump se lo pone fácil a sus detractores, sus propuestas radicales, sus errores del pasado, su aislacionismo en política exterior, su vocación decidida por lo políticamente incorrecto asusta en estos lares. No es de extrañar, inquieta, parece que nos aproxima a un acantilado sin el cuidado necesario.

La candidata demócrata tiene una dilatada carrera política, dilatadísima si contamos sus años de primera dama de Arkansas y luego primera dama de Estados Unidos, algo que parece operar en su contra y que sin embargo debiera ser un gran punto a favor, ya que conoce muy bien el trabajo que desempeña un presidente desde casi todos los ángulos y se ha implicado como senadora y como secretaria de Estado en muchos de los asuntos que le tocará tratar si consigue ganar.

He mantenido y mantengo que a España le conviene Hillary. Primero por su conocimiento y simpatía por nuestro país y también por su amistad con grandes políticos de nuestra historia democrática como Felipe González y José María Aznar. Y además, no lo voy a ocultar, su condición de mujer a la que en política se le exige muchísimo más me despierta una sincera simpatía.

Pero, siempre hay un pero, lo que los americanos llaman la “sorpresa de Octubre” ha hecho acto de presencia, esa información que aparece en ese último mes de la larga campaña y que es capaz de mover votos  o, lo que a mí me parece que pudiera ocurrir en este momento, desmovilizar votos en perjuicio de un candidato. O candidata.

Lo que más ha lastrado la campaña de Hillary ha sido su mala fama y la de su marido sobre la oscuridad, la poca transparencia, las manipulaciones de avezados políticos del matrimonio Clinton. Y en esto llega el FBI. Y lanza una bocanada de humo negro reabriendo el caso de los mails enviados por servidor ajeno a la administración e inadecuado. No se sabe el posible contenido de esos mails, pero el medio de su envío los transforma en sospechosos. Y Trump se ha lanzado en tromba. No busca votos nuevos, pretende que los votantes de Hillary a los que la candidata no convence o sobre la que tienen dudas no vayan a votar. Algo parecido a lo que lleva haciendo la izquierda española contra el PP los dos últimos años.

A España le conviene Hillary

La situación no carece de peligro a pesar de lo que hemos escuchado en España por sesudos (o algo menos) comentaristas que afirman rotundamente que no va a variar el resultado, que el voto está decidido. No todos los teóricos mantienen eso, conozco tesis doctorales muy notables que sostienen lo contrario, las campañas cuentan y los diez últimos días en una campaña con tan poca diferencia en la intención de voto son importantes.

No hay más que acercarse a las encuestas, centenares que se hacen a diario, que recoge en su casi totalidad Real Clear Politics y se observa un claro acercamiento de Trump a Hillary. Las hay de todo tipo, sobre la totalidad del país y sobre cada uno de los Estados, por ejemplo, en un estado clave como Florida, donde Hillary mantenía una ventaja en las encuestas de seis puntos, el lunes esas encuestas daban empate.

No hay nada decidido. Trump ha conseguido colarse entre los habituales votantes demócratas de clases medias bajas y bajas, nadie creía que pudiera ganar las primarias republicanas y ganó, puede tener voto oculto. Hillary despierta recelos en muchos, también puede tener votantes reacios a reconocer que la votan y  aunque las minorías parecen sostenerla,  ¿será suficiente?

¿…Y si gana Trump?

Juan Soler,

Senador de España

Juan Soler

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