Mientras apuramos el 400 Aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, siento un gran orgullo al ver el gran esfuerzo que han hecho tantos colegios e institutos, asociaciones, administraciones, o entidades como la Sociedad Cervantina, para homenajear y al tiempo difundir el legado de este español universal.
Y en este contexto quiero compartir una idea que podría contribuir a fomentar el conocimiento y la consecuente admiración de esta obra. Se trata de intentar acercar el Quijote o las Novelas Ejemplares a los nuevos lectores a partir -o a través- de la biografía de Cervantes. Porque la vida de Cervantes es en sí misma el más alucinante y maravilloso relato que he podido leer en mi vida. Tanto, que es imposible no querer adentrarse en la obra de alguien que vivió esas peripecias y esas miserias, que arrastró una existencia tan dura, pero al tiempo tan llena de sentido y dignidad, tan deudora de los más altos valores y, al mismo tiempo, tan condenada a la miseria y la injusticia. Y tan consciente de todo ello. Sin duda, hay que escuchar lo que un hombre así tenga que decir al mundo.
Conozcamos más al Cervantes cautivo, despreciado, mal pagado, maltratado por el poder cultural de su época y especialmente por su poderoso detractor Lope de Vega. El Cervantes, en definitiva, capaz de dialogar con la tradición clásica, mientras lanzaba su mirada a un futuro romántico y transformador, dispuesto a levantarse una y otra vez, incluso cuando la vida se cebaba con él echando por tierra todas sus aspiraciones americanas e italianas, quedando siempre en tierra, en esa tierra de nadie que habita sólo la tristeza y la amargura. Aunque no el olvido.
La grandeza de Miguel de Cervantes se presenta, sorprendente, en su biografía, y pienso que sobre ella deberíamos fomentar la lectura de su obra. Por ese orden. No sólo porque así evitaríamos errar en el momento de ofrecer prematuramente a un niño El Quijote, con el riesgo de provocar su aversión, sino porque además así será más fácil interpretar las aventuras y reflexiones del personaje, interiorizadas las claves de la vida y pensamiento de su creador, ambas inseparables, ambas inigualables.
David Pérez