viernes, noviembre 22, 2024
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El enfado de papá Trump

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Donald Trump ha borrado una vez más la línea entre el trabajo y los intereses económicos de la familia. En un tuit, ha atacado a la compañía Nordstrom que se había atrevido, que escándalo, a retirar del catálogo la ropa diseñada por Ivanka, su apreciada hija.

Ya se sabe como somos los padres: por “andreita” matamos. Y no me vengan con tonterías éticas sobre tuits amenazantes, efectos prevaricadores en las cotizaciones en bolsa, por las declaraciones de un Presidente o con la separación de lo personal y lo público.

Estos días nos lo ha recordado la muchachada de Podemos, por boca de Urban: “lo personal es político”. Comprenderán, y legitimado queda por los poseedores de todas las verdades, que un padre no ya puede, sino que debe castigar a quien ose perjudicar el progreso de su hija. Quién lo probó lo sabe, y lo demás son tonterías.

Ivanka Trump, nuestra hija, la hija de todos, no es como esas Paris Hilton o una tal Richie que se pasan el día en Instagram y los «realitys». Para nada, nuestra hija, porque es de todos, es una “mamá que trabaja” – casada con otro rico heredero y muy ilustre trabajador que, además, trabaja como asesor para papá-. Se me sitúen, que Ustedes siempre andan hostigando injustamente a los poderosos y mofándose de las familias monárquicas.

De hecho, papá ha conseguido que la niña pase a ser “la mamá de América” usurpando el papel de la Primera Dama que, probablemente, siendo emigrante no queda bien en las fotos de los muros, murallitas y cabreos de papá con medio mundo.

Papá se enfada muy a menudo. Es lo que tiene el populismo: hay que estar permanentemente enfadado. Y la niña le ayuda, dice el Presidente, a tomar decisiones correctas. Imaginen que en lugar de una sensible mamá e ilustre diseñadora tuviéramos al lado de Trump una señora que propusiera levantar muros, impedir el comercio justo o prohibir viajar por causa de convicciones religiosas. Menos mal que la “mamá que trabaja” ayuda.

El enfado de papá tiene que ver estrictamente con la nueva política. El poder está para mancillar, para la venganza y para limpiarnos del oprobio que funcionarios de antaño y advenedizos de todo tipo, incluso extranjeros o vendedores de ropa, que horror, han lanzado durante décadas sobre la gloriosa historia de la clase media.

Entiéndanme, Trump, el populismo y la nueva política es así: no ha nacido para la democracia sino para la venganza.

Ivanka, es la hija de todos, merece que nuestro gasto militar se multiplique para defenderla de tanto acoso de cobardes que la atacan por defender a papá.

No; no me acaban Ustedes de entender. Se creen que es ironía, una broma sobre la falta de ética presidencial o un elogio del amor de padre. Entiéndanme, Trump, el populismo y la nueva política es así: no ha nacido para la democracia sino para la venganza.

Que mister Trump descienda a agredir a una empresa que no compra la ropa que diseña su hija, diseñadora que por otra parte cobra como su marido del erario público, es un hecho notablemente grave, intolerable en cualquier democracia y una excelente parábola de cómo concibe el populismo el ejercicio del poder: una palanca de clientelismo.

Los humildes mortales guardamos la ira por las afrentas  – reales y la mayor parte figuradas- que le hacen a nuestras hijas. Los que ejercen el poder en nombre del pueblo y no de las instituciones lo tienen más fácil: son ellos y ellas las que definen los contenidos éticos, morales y políticos.

No; no crean que es cosa solo de Trump. Cuando alguien escribe “#IñigoasiNo” es lo mismo que cuando Trump le dirige a una empresa la etiqueta #NoWay: es una amenaza a la que sigue una caída en la bolsa o una separación política.

No se rían del enfado de Papá; un día se enfadará con Ustedes y será tarde.

 

 

 

 

 

Juan B. Berga

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