«Ahora mismo, mi madre estará súper incómoda en casa». La frase de Aída da pie a pensar lo peor de ella. Después de ir sin bragas por la casa, ¿se habrá orinado o defecado encima? ¿Se habrá paseado en pelotas por la casa? ¿Habrá hecho 'un Mónica Lewinsky'? Cualquiera de estas cosas sería posible, por muy 'excepcional' que sea, en sus propias palabras, el personaje en cuestión.
Pues no queridos lectores, la vallisoletana no hacía referencia a ninguna de estos supuestos sino al polvo que parece estaban echando en esos momentos Marco Ferri, el que tiene novia fuera, con Alyson Eckmann, la que dicen quiere convertir en lesbiana Electtra Lamborghini, la mujer que se define como un microondas, «calienta, pero no cocina».
Los movimientos y sonidos que Marco y Alyson hacían bajo las sábanas eran lo que llevaban a Aída a preocuparse por lo que podría pensar su madre al ver esas imágenes. Que ella vaya sin ropa interior y enseñando el chichi y el trasero a todos los españoles, no. Claro, esas cosas las debe tener muy vistas su progenitora.
Curioso también fue la forma en que describió Aída a Daniela Blume, otra que no podía dormir por el follón, nunca mejor dicho, de la cama de al lado, «está uno encima del otro», como si eso fuera algo sorprendente en pleno acto sexual. Lo raro, querida 'Taj Mahal española' (por aquello de que la chica debe considerarse una de las maravillas del mundo), es que hubieran fornicado con la norteamericana encima de la cama y el italiano en el suelo.
Claro que no se sabe si eso era lo que más le llamaba la atención o el hecho de haber sido testigo por primera vez de un coito en el que ella no era protagonista, «nunca había hecho nadie el amor delante mío». Es algo que también suele pasar, querida Aída, salvo que estés en el rodaje de una porno, en una residencia universitaria, en un club de cambio de parejas, en un hotel con literas comunitarias o directamente en una orgía. Poca gente, al margen de esas situaciones, se mete en casa de otros a verles hacer el amor, por lo que tampoco en este caso puedes presumir de tener ninguna exclusiva.
Lo que está claro es que con estas cosas no es de extrañar que el público, o vete tú a saber quién, le haya premiado esta semana con la inmunidad, para que nadie la pudiera nominar y, por tanto, pudiera estar, como mínimo, otras dos semanas más en la casa. Si no es ella la que nos alegra el día, ya sea con sus gilipolleces verbales o sacando su chichi a pasear, a ver quién lo va a hacer, salvo quizás la ordinaria de Elettra. No es de extrañar que la hayan repescado. A este paso la dan el premio a ella por animar y levantar, aunque no excesivamente, una edición que iba camino de poner en peligro hasta la supervivencia futura del formato. Ella sí se ha ganado lo que la paguen.
La mosca