La vida es una constante sucesión de incógnitas por resolver con mayor o menor acierto sin perjuicio de poder fracasar en el empeño y este año 2017 nos ofrece incógnitas políticas a mansalva. Un observador marciano estaría anonadado. Emoción, intriga y dolor de barriga, un viejo dicho infantil, sería aplicable porque los mayores no saben qué hacer o están locos.
Empecemos con las elecciones holandesas del 15 de marzo. Los sondeos otorgan un 20% al populista de extrema derecha Geert Wilders que con su Partido de la Libertad (PVV) va en cabeza. El sistema electoral es proporcional y habituales los gobiernos de coalición.
Wilders, como Trump o Marine Le Pen, es un islamófobo y un eurófobo. Sus propuestas “tranquilizan” a quienes consideran que la combinación de Unión Europea, Islam y refugiados ha hecho a los Países Bajos irreconocibles y pasto del terrorismo. Lo que tranquiliza a los demás es que el PVV podrá ganar las elecciones, lamentablemente, pero no gobernará. Nadie quiere coaligarse con Wilders. No sería la primera vez que no gobierne en Holanda el partido vencedor de los comicios.
La Francia republicana de la Libertad, Igualdad y Fraternidad está seriamente amenazada (y la UE) por la hermana políticamente gemela de Wilders, Marine Le Pen, hija de Jean-Marie Le Pen quien ya llegó a la “final” contra el conservador Jacques Chirac en mayo de 2002.
La izquierda se volcó entonces en contra suya en la segunda vuelta de la elección presidencial mediante un voto “republicano” dando a Chirac, con algo más de un 82%, una victoria aplastante de la que se pavoneó sin agradecimiento a los votos prestados.
Ante las actuales bajas horas del Partido Socialista francés (de muchos partidos socialistas europeos), un antiguo ministro socialista español ironizaba diciendo que el conservador Alain Juppé “era la esperanza de la izquierda” frente a Marine Le Pen que tiene un 25% en los sondeos (su padre obtuvo menos) y de cuya presencia en la segunda vuelta nadie duda.
En las primarias del partido “Los Republicanos”, actual denominación del conservadurismo francés reagrupado en su día por De Gaulle, prevaleció, sin embargo, François Fillon frente a Juppé y Sarkozy. Muy conservador y un antiguo primer ministro de Nicolas Sarkozy cuando éste fue Presidente. Probablemente porque pocos se acordaban bien de él. Ahora mola echar a los más recientes en el poder, sus fallos mejor recordados.
Pero un reciente escándalo de posible corrupción “familiar”, investigado por la Justicia, está dando al traste con lo previsto: que Fillon y Le Pen serían los contrincantes de la segunda vuelta. Fillon se resiste a abandonar y su gran pérdida en intenciones de voto dan ahora la oportunidad a un político especial, Emmanuel Macron, un “enarca”, antiguo ejecutivo bancario y ex-ministro de economía del gobierno socialista de François Hollande. Macron, que tras haber sido socialista va ahora por libre como centrista, con partido propio y sin un programa claro, podría ganar a Le Pen en una segunda vuelta.
Juppé, segundo en las primarias de su partido, no desea sustituir a Fillon si éste se baja, o le tiran, del caballo. No se acallaría plenamente la actual división del partido conservador y de su electorado a cuenta del escándalo que afecta a Fillon, su esposa y sus hijos. Afirma Juppé que es hora para uno más joven y, condenado en su día por malversación de fondos públicos, no desea ya, dice, peleas políticas barriobajeras.
Sarkozy quiere reunirse con Fillon y Juppé para encontrar una solución y los suyos sugieren que Fillon designe directamente un “sucesor”. ¿Estaría “Sarko” dispuesto a serlo? El desastre conservador está servido, reforzando la opción Macron para anular a Le Pen aunque ésta, favorecida por un río muy revuelto, podría, quizás, acabar recibiendo votos de “fillonistas” resentidos.
Mucho dolor de barriga. Luego llegarán las elecciones legislativas que podrían forzar una cohabitación gubernamental. Apunten: la elección presidencial el 23 de abril y el 7 de mayo. Las legislativas, en junio.
En “America First”, Trump prometió mejorar la relación de Washington con Moscú, algo en lo que ya fracasó Obama con su “reset button” y no por culpa suya. ¿Cuándo y cómo lo va a hacer Trump? Por ahora está a la defensiva frente a acusaciones de conspirar con los rusos para derrotar a Clinton que afectan a gente suya muy próxima como su ministro de Justicia, Jeff Sessions, el General Flynn, ya cesado como Consejero de Seguridad Nacional, y su yerno e íntimo colaborador, Jared Kushner.
Añádase su novedosa acusación sin pruebas de haber sido objeto de escuchas ilegales por Obama y que el propio Director del FBI no parece respaldar. ¿Miente tan burdamente el Presidente de los EEUU? ¿Escandalazo a la vista?
El Embajador de Marte en la Tierra lo pasa de miedo y eso que solo estamos empezando el año y falta Cataluña…
Carlos Miranda es Embajador de España.
Carlos Miranda