lunes, noviembre 25, 2024
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Objeto parecido a una bomba

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La policía noruega anunció el domingo 2 de abril de 2017 que había acordonado un barrio de Oslo después de encontrar «un objeto parecido a una bomba». El barrio se aclara que es multiétnico, que debe significar que es una zona de la ciudad donde suceden cosas violentas o es muy probable que sucedan por la variedad de los vecinos, los barrios monoétnicos deben ser pacíficos.

Horas después ya eran los servicios secretos noruegos los que informaban de la detención de un joven de 17 años de nacionalidad rusa, un «aislado ruso» titulaba algún periódico, que parecía aclarar algo del perfil del sujeto, aunque en el cuerpo de la información el aislado se convertía en asilado.

Las últimas informaciones apuntan a que el detenido tenía simpatías por el Estado Islámico.

Tenemos hasta aquí algo parecido a algo peligroso y un detenido que parece tener semejanza con un terrorista que podría tener ideas peligrosas.

Lo interesante viene ahora: «Hemos llevado a cabo una detonación controlada del objeto», declaró un portavoz policial; añadió que es difícil decir si había explosivos, pero explicó que la explosión fue mayor que la del dispositivo utilizado para ello».

Es decir, que la explosión que se provocó para neutralizar el objeto fue más violenta que lo que fuera que tuviera el propio objeto.

Lo anterior no se produce en el vacío, sino en un momento en el que en pocas horas se produjo un atropello voluntario y mortal en Estocolmo (cuatro fallecidos), más otros atentados en Tanta y Alejandría contra egipcios cristianos coptos, con el balance de 44 muertos.

Dejo a las policías y a los servicios secretos hacer su trabajo, que es investigar, no informar a medias, y me quedo con la detonación controlada, que me sirve para dar un salto que nos permite preguntarnos si en ocasiones no se está utilizando la violencia en dosis incluso mayores que la violencia que se quiere contrarrestar.

En la madrugada del 7 de abril el presidente de EEUU, Donald Trump, ordenó el lanzamiento de 59 misiles Tomahawk sobre una base aérea siria en respuesta unilateral, así se justifico, por un supuesto ataque del régimen sirio utilizando armas químicas que ningún organismo independiente ha investigado.

Las primeras interpretaciones sugieren que han sido algo así como 59 tuits explosivos de un presidente aficionado a reaccionar de forma imprevista y otros han opinado que se trata de la primera victoria política del nuevo presidente.

España, donde tienen su domicilio fiscal los buques destructores norteamericanos que bombardearon Siria, concretamente la base naval española de utilización conjunta de Rota, ha sido el último en ser informado y sus responsables políticos se apresuran a bendecir el ataque, «proporcionado», dicen. Cuando se firmó el acuerdo con EEUU para que cuatro destructores tuvieran Rota como base de operaciones los argumentos utilizados fueron que los marines se iban a tomar muchas cañas por la zona y que el armamento formaba parte de la defensa antimisil de la OTAN, pensando en Corea del Norte, suponemos que Irán y sospechamos que Rusia.

¿Operación aislada la de estos 59 Tomahawk? No sabemos lo que está por venir, sí algo del pasado reciente.

El Ministerio de Defensa de EEUU informa en su página web que entre agosto de 2014 y marzo de 2017 aviones norteamericanos y de países aliados para la ocasión han realizado 145.000 salidas en apoyo a operaciones en Siria e Irak, con 19.300 ataques aéreos armados contra objetivos sin especificar.

Concentrando el foco en Siria, se han realizado en estos últimos tres años 7.840 ataques aéreos, la inmensa mayoría por parte de EEUU (7.469) y en mucha menor proporción por Reino Unido (11), Emiratos (10), Turquía (9), Arabia Saudí (8), Holanda (7), Jordania (6), Francia (5), Dinamarca (4), Canadá (3), Bahrein (2) y Australia (1).

Desconocemos los objetivos, las víctimas diferenciando combatientes y civiles, por lo que no podemos aplicar lo aprendido en las calles de Oslo, que a veces el explosivo utilizado no permite siquiera conocer la peligrosidad de lo atacado.

Con métodos indirectos se puede concluir que la efectividad de los 7.840 ataques aéreos sobre Siria de EEUU y países amigos ha sido escasa.

Sorprende la concreción contable norteamericana, todo se mide y nada se explica, que tiene su correspondiente nacional.

El secretario de Estado de Defensa español, Agustín Conde, dice estar preocupado de que alguien le ponga un burka a sus hijas y se entiende que hará lo que esté en su mano a través del presupuesto y el sector industrial de la defensa para evitarlo; su jefa, la secretaria general del PP, dice que sin seguridad la protección social, la educación y la sanidad carecen de sentido, aunque viendo su gestión en Castilla-La Mancha se podría dar la vuelta al argumento, que sin protección social, educación y sanidad la seguridad de los castellano-manchegos estaba en el alero.

¿Qué tenemos? Riesgos ciertos, hiperactividad en la respuesta, cifras sin interpretación, mensajes sin datos, desconocimiento de objetivos, balance ocultado de víctimas y ejecuciones extrajudiciales, sospecha de utilización de medios no adecuados al tipo de amenaza.

Carlos Penedo

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