lunes, noviembre 25, 2024
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Las ‘pajillas’ y el lesbianismo llegan a Gran Hermano

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Visto lo visto, con audiencias que a este paso pronto serán como las de La 2 de TVE, no había otro remedio. Telecinco no quiere que la 'Revolution' con que se ha bautizado este Gran Hermano consistiera en que era la primera edición sin público, y por eso ha empezado a hacer uso del habitual arsenal del que se echa mano cuando se empieza a ver todo negro. 

Primero lo intentó con el posible embarazo de una de las concursantes, pero ni funcionó ni se optó por seguir dándole más pábulo por aquello de que, dado que, de estarlo, debía ser en las primeras semanas de gestación, parecía imposible alargar el programa durante los próximos nueve meses, o más, por aquello de ver parir en directo a alguien en la casa. 

Ahora, directamente, se ha optado por fomentar lo que, al menos hasta ahora, nunca ha fallado, como es el 'efecto sexual'. Los 'hermanísimos', como si no hubiera un mañana fuera de la casa, comienzan a hablar dentro de ella de sus gustos sexuales y, sobre todo, a empezar a disfrutar con los tocamientos, que siempre han dado mucho juego. 

En esas andan Miriam Santiago y Hugo Martín, el hombre al que decidió salvar de la quema de expulsados del comienzo a cambio de que ambos participaran juntos (se tendrán que enfrentar juntos tanto a las nominaciones como a las expulsiones). Si al principio dudó de su elección, por aquello de que no tenía buen feeling con él, ahora parece estar más que encantada, al haber cambiado la relación para bien. El uruguayo y la gallega ya han compartido momentos de caricias y palabras bonitas tanto en el jardín como en una de las camas de la casa.

Y no sólo eso. Incluso Miriam le ha reprochado a Hugo que solo ella le hacía caricias, lo que llevó a este a tranquilizarla al respecto al indicarla que «esta noche te lo hago yo». Vamos, como cuando Torrente le preguntaba a su inseparable Cuco (Gabino Diego) lo de si «¿nos hacemos unas pajillas? Pero tú a mí y yo a ti». 

El resto de la casa no ha pasado por alto estos acercamientos, e incluso alguno, como Carlos, afirman que «Hugo va a saco»,  dejando entrever que lo de las masturbaciones no dejan de ser el primer paso para 'consumar' en breve, para regocijo de la producción del programa, que a este paso pronto les dará hasta condones para que se animen a ello. 

No muy lejos de ellos, Juan y Nerea han tenido que escuchar a Yangyang reconocer que a veces se siente atraída por personas de su mismo sexo. «A mí a veces me gustan las chicas«, les dijo la residente de Lanzarote cuando Juan le contó, por si no se había enterado ya la concurrencia, que es homosexual pero que, aunque asegura que sus parejas siempre han sido hombres, también siente atracción por las mujeres. Seguro que Nerea se fue más contenta a la cama con esa puntualización. 

Abierta la veda en el terreno sexual, esta edición tiene para dar y tomar en ese apartado, ya que además de Juan también hay otro homosexual confeso como Daniel, la citada bisexual en que se ha convertido Yangyang y una mujer transexual (Laura). Lástima que a este ritmo de las audiencias, la Sodoma y Gomorra en que podría convertirse la casa de Guadalix podría no verla menos gente que la que quedó en Pompeya tras cabrearse el Vesubio.

La mosca

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