jueves, septiembre 26, 2024
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El día de la infamia

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La traición se ha consumado. Hoy, 27 de octubre del 2017, quedará reflejado en los libros, como el día de la infamia. Jamás, en mis cincuenta y seis años de vida, pensé que sería espectador de un hecho así. Y por eso, se me han saltado las lágrimas, entristecido por lo que estaba ocurriendo en mi país y sus consecuencias. Y por eso, un escalofrió ha recorrido mi espina dorsal cuando lo he visto por televisión. Hoy, la mitad del parlamento de Cataluña se ha proclamado independiente de España y con él, la mitad o menos de la población catalana. ¿Y la otra mitad? ¿La van a expulsar de su tierra? ¿Acaso van a ser ciudadanos de segunda? ¿O se va hacer una limpieza étnica de malos catalanes?

Ya estoy cansado de componendas y palabras blandas por parte de políticos y tertulianos. Ya estoy harto de que se les intente convencer con motivos económicos, o advirtiéndoles de que nadie va a reconocer su recién parida república, para que se queden con nosotros. Ya está bien de victimismo por su parte y del miedo por la nuestra. De decir que el régimen del 78 es el tardofranquismo. Hay que obligarles a volver a la ley, y si para eso es necesaria la fuerza, así sea.

Siempre ocurre lo mismo. Son las regiones ricas las que tratan de independizarse, las que intentan traicionar a su país. Es la burguesía local, la que en un momento dado decide que todo debe de ser para ellos, ¿para qué estar bajo el gobierno central si nos lo podemos quedar todo para nosotros? Porque el que es dueño de un erial, necesita de los demás para lograr tener una cosecha; pero el que posee tierras ricas y provechosas, pretende guardar sus frutos para sí.

Se consideran diferentes, que es una forma de decir que son mejores que los demás, que los españoles de a pie. Que los andaluces, los castellanos o los extremeños. Pero no han caído en un razonamiento que de pueril, parece olvidado: si Cataluña tiene autogobierno, es porque el resto de España se lo ha permitido. Porque la tan denostada constitución del 78, ha consentido en regalarles ese poder. Ellos no se lo han ganado. Nunca se lo ganaron. Y el que diga lo contrario, miente o no conoce la historia de este país.

Decía Carl von Clausewitz: «¿Cuál es la idea fundamental de la defensa? Es la de parar un golpe. ¿Por qué señal se distingue? Se distingue porque en ella se espera el golpe que se debe parar.» Efectivamente, sabíamos cuál era el golpe que había que parar, es más, lo llevan anunciando años a bombo y platillo. Ahora es el momento de detenerlo y pasar a la ofensiva, sin más dilación.

Porque la historia siempre juzga inmisericorde, a los traidores y a los que no cumplieron con su deber. Y espero, que cuando esto se haya terminado, los rebeldes estén en la cárcel y España siga siendo el país que siempre fue; cuando pretendan negociar su derrota, se les diga lo mismo que el Cónsul Quinto Servilio Cepión a los asesinos de Viriato : ”Roma no paga traidores”. Espero que el pueblo español así se lo reclame a todo aquel que haya participado por acción u omisión, en la rebelión, que luego la memoria se vuelve flaca y el brazo deja de ser poderoso.

José Romero

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