martes, septiembre 24, 2024
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Catachusetts

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Se relata en el digital norteamericano «Politico» (edición europea de este martes pasado) que Artur Mas considera que, aunque tras el 21-D llegasen a gobernar los separatistas, éstos han de echar el freno. ¿Sinceridad o postureo?

Mas añade que, ante el rechazo de la Unión Europea a una Cataluña independiente, los secesionistas tienen que convencer a Europa. Ya sabemos, pues, donde quiere librar el ex-President el siguiente combate, gobiernen o estén los independentistas en la oposición.

Sin embargo, ni los gobiernos ni las Instituciones de la UE quieren alentar, apoyando a Cataluña, los separatismos en países miembros de la UE. Ahora bien, en el ámbito internacional de los medios informativos y de las redes, el gobierno español debe cambiar las tornas, porque esa es una batalla que supieron ganar los separatistas con su relato demagógico. 

Mas también cree que el independentismo catalán debe tener paciencia y esperar a que la UE se convierta en unos Estados Unidos de Europa. Entonces, dice Mas, Cataluña no necesitará independizarse. Podría ser, precisa, como Massachusetts, uno de los 50 Estados de los EEUU. Evidencia así Mas su ignorancia dolosa o sus continuos embustes porque, constitucionalmente, la UE no será nunca directamente una Europa de las regiones (hay contabilizadas 350).

Los bloques sobre los que se cimienta la Unión son, y seguirán siendo, los Estados. A lo más que podría aspirar el ex-President es a que Cataluña sea como Nantucket County, un condado rico de Massachusetts. Si quiere, puede llamarlo “Catachusetts”. También puede independizarse por las bravas y equipararse con Kosovo, Abjazia u Ossetia del Sur, parias internacionales.

De los aristócratas franceses que volvieron a Francia tras la caída de Napoleón se dijo que no habían olvidado ni aprendido nada en su exilio. Parece pasarles lo mismo a los separatistas catalanes. Creen que, tras todo lo ocurrido, podrán seguir haciendo lo mismo sin que el 155 pueda volver a aplicarse si persisten en su deshonestidad política y jurídica ya que en 1978 hubo un pacto sagrado: unidad con autonomías sin descuartizar España.

Después del 21-D deberían cambiar algunas cosas. Como dice el socialista catalán Mikel Iceta, ni independentismo, ni inmovilismo. Vías y fórmulas hay, dentro del marco general y legal español. Esperemos que, esta vez, los políticos se esfuercen más.  

Carlos Miranda es Embajador de España

Carlos Miranda

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