martes, noviembre 26, 2024
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Franco sin épica

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Uno de los políticos más plenamente convencidos de que el franquismo no sobreviviría a Franco era el propio dictador. Pocas personas, con la excepción de su fiel Carrero, disponían en España de la información real sobre los poderes que iban abriéndose paso tras la monolítica apariencia del Régimen. El general que había jurado lealtad a la República y luego la había destruido sabía muy bien que el sucesor que había designado no iba a querer ni poder respetar sus ataduras a unas Leyes Fundamentales que chirriaban en una Europa que había ido abriendo sus puertas, con recelos y cortapisas, a un socio de conveniencia avalado por dos poderes universales: Estados Unidos y el Vaticano. Franco era una anomalía en el escenario de una Europa que se construía bajo parámetros democráticos. Incluso el vecino Portugal, esa “dictadura razonable” tolerada por su papel en la Segunda Guerra Mundial, y socio de la OTAN, había despedido al “salazarismo”, sin violencia, en una Revolución con armas que nunca se emplearon. Marcelo Caetano   no fue sometido a juicio ni detenido. Se le permitió exiliarse a Brasil. Nada que ver con aquellas imágenes finales de Mussolini grabadas en la retina del dictador español que tanto le torturaron.

Franco tuvo tiempo de sobra-cuarenta años- para planear su despedida y hacer testamento. Como cuando se alzó en armas, quiso asegurarse del futuro de su familia. Sin sobresaltos.  Con esa garantía, frenó las ambiciones de la Corte de El Pardo. A cambio, era consciente de que su edificio autoritario sería derribado. La inmensa mayoría de los colaboradores del Régimen eran conscientes, cuando Franco agonizaba, de que deberían buscar acomodo en la Monarquía y en la Democracia. El franquismo se fue diluyendo, tal vez porque nunca fue una doctrina sino una amalgama de intereses y emociones derivadas de la Guerra Civil. Sus ministros formaron partidos políticos. Suárez legalizó el Partido Comunista. Blas Piñar fue una nota a pie de página en la historia de la Transición. La Falange se dividió en grupúsculos buscando la autenticidad de un programa nunca cumplido durante la dictadura.

Por eso hoy, el Parlamento Español ha votado la exhumación del cuerpo de Franco en una sesión de trámite, sin votos en contra de todos los partidos representados en la Cámara. Por eso ha habido un puñado de personas protestando o aplaudiendo en la calle, mientras los medios de comunicación priman las noticias sobre la formación académica de unos dirigentes políticos que, como la mayoría de la población, nacieron cuando ya un alcalde socialista, Enrique Tierno, había llamado a la Avenida del Generalísimo, Paseo de la Castellana .Hace 38 años.

 

Eduardo Sotillos

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