El pasado sábado 6 de marzo el ex presidente Vicente Fox Quesada se quejaba en su cuenta oficial de Twitter sobre un pretendido comando armado cuyas intenciones eran asaltar su residencia.
La segunda parte del mensaje adjudicaba la seguridad de su vida, familia y bienes al Presidente Andrés Manuel López Obrador.
La respuesta no se hizo esperar, sin que mediara denuncia ante las agencias de investigación ni las Fiscalías, en la misma Red social esta vez el Presidente Andrés Manuel López Obrador publica lo siguiente:
Y más tarde en entrevista en el aeropuerto da a conocer que un par de semanas previas, a través de una carta, el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa había solicitado le fuera reintegrado el servicio de escolta, concedido a decir del Presidente con ocho elementos.
En México se llama guarura a los escoltas de servidores públicos o empresarios. El término proviene de la lengua rarámuri que habla un grupo originario del norte de México más conocido como tarahumara; la anécdota cuenta que siendo presidente Gustavo Díaz Ordaz al visitar la Sierra del estado mexicano de Chihuahua (al norte de México) los pobladores le dieron la bienvenida a él y a sus wa’rura (jefes) suponiendo que eso eran los miembros de su escolta. Con el tiempo, se hizo de uso común la palabra.
Acompañarse de guaruras no siempre representa una medida de seguridad o disuasoria, en la mayoría de los casos es un asunto de estatus social; la manera en que se demuestra ser diferente, estar por encima del resto de la ciudadanía, constituye la ostentación del privilegio y en ocasiones hasta de la impunidad.
Es frecuente encontrar servicios de escoltas mal entrenados y usuarios irresponsables. Si esto sólo quedará en el abuso de mandarlos de compras o emplearlos en cargar las bolsas en el centro comercial sería gracioso, no obstante, existen documentados casos de abuso en contra del ciudadano común que van desde la intimidación armada y atropellos de tránsito hasta lesiones y homicidios.
La decisión del Presidente de dotar con seguridad a cargo del ejército mexicano a ambos ex mandatarios obedece, (según declaró) a la obligación que tiene como titular de Ejecutivo de dar seguridad a todos los mexicanos.
Sin embargo, sería imposible dotar de escolta personal a cada habitante y por otra parte la ley lo prohíbe(Artículo 5o de la Ley de Austeridad Republicana) Para brindarlo es necesario regular desde el OrdenJurídico la prestación del servicio de seguridad privada que se les preste a los ex presidentes con cargo al Estado, donde se establezcan límites y montos a cuyos datos pueda acceder cualquier ciudadano a través del sistema de transparencia.
Si se sometiera a consulta previa al proceso legislativo, el resultado es fácil de adivinar: los “hastag”
#NoMasPrivilegiosAFox
#NoAEscoltaMilitarAFoxYCalderon
Son tendencia en las redes.
Ah, por cierto, el presunto “comando armado” resultó ser la escolta privada de la pareja de novios que celebraba boda en el Centro Fox (de propietario conocido).
Ariel Maldonado Leza