El 23 de julio por la tarde, llegaron vía correo electrónico de cada consejero, la lista de acuerdos del pasado Consejo Nacional de MORENA.
A ellos se llegó por evidente mayoría, eso bastó para imponerlos si consensar con la Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional, Yeidkol Polevnsky, quien como respuesta, alega que se oponen al Estatuto, lo resuelve por sí misma, sin consultar la controversia ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, y se niega a cumplirlos.
Por muchos años la evolución de los sistemas democráticos, dependió de los partidos, la complejidad de los organismos burocráticos que organizan las elecciones, la especialidad técnica de los procesos de selección de candidatos y de elección, la normativa interna y los grupos de los partidos políticos, convirtieron a estos en entidades que monopolizaron la representación política en detrimento de los derechos de la ciudadanía. La democracia requiere, facilitar la participación ciudadana.
La vida interna de los partidos políticos debe estar regulada, conforme a esta idea, a fin de evitar tentaciones por parte de burocracias que impidan la expresión de la voluntad de los agremiados.
Es común pensar que las organizaciones políticas son lugares donde una minoría (cada vez más evidente) toma decisiones, y que estas, sean seguidas de manera incondicional y sin ningún análisis, por una corte de acólitos.
Desde 2015 participamos en procesos electorales locales, sin embargo MORENA, es un movimiento que se transformó en partido con el propósito de participar en las elecciones federales de 2018.
Pues bien, ya ganamos. Andrés Manuel López Obrador ocupa la Presidencia de la República y contamos con mayoría en ambas cámaras.
Luego del triunfo, la Asamblea Nacional determinó mantener el cierre de la afiliación, que venía desde 2017.
El argumento fue entonces, evitar la infiltración por grupos ajenos, quienes, aprovechándose de la estructura democrática, tomarían el control. De esta manera, se canceló la renovación de los órganos directivos, de los consejos estatales y nacional y de los comités municipales.
Al mismo tiempo, el triunfo, no sólo confirmó la simpatía de aquellos que participaron en la campaña y atrajo a quienes votaron por el cambio, sino también sumó adversarios, quienes, viendo vacíos los espacios formales, respetuosamente abandonados por la militancia, en cumplimiento a los acuerdos, se dieron a la tarea de organizar “colectivos” y “comisiones” fuera de la norma estatutaria y ajenos a la estructura de MORENA.
En la mayoría de los casos, se trata de gente de buena fe, agrupada por liderazgos, que, sin opciones dentro de sus partidos, intentan emigrar al ganador.
El cierre de la afiliación dio como resultado una asimilación irregular de simpatizantes sin derechos, quienes enfrentarán la exclusión en las próximas asambleas, donde se elegirán delegados a los consejos y comités, estatales y nacional, también generó recelo entre la militancia, inmovilizada por la ausencia de comités municipales, ante la generación espontánea de oficinas apócrifas de MORENA, que distribuyen despensas, siembran árboles y hacen gestión social, de la manera que aprendieron en sus partidos de origen.
Han llegado incluso al extremo de cobrar por el trámite de inscripción a los programas sociales.
La mayoría de nuestros candidatos a los cargos de elección popular, tampoco son militantes, postulados como externos, no participarán en las próximas asambleas.
Restringir la afiliación y suspender la renovación de los órganos internos, fueron medidas que lejos de proteger a la militancia, generaron esta compleja situación.
Simpatizantes, militantes y dirigentes debemos solucionarla mediante el diálogo, estableciendo acuerdos que permitan un tránsito democrático hacia los nuevos comités.
La disputa entre el Consejo Nacional y la Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional, la de está con una parte del mismo, así como el papel que debe jugar la Comisión de Organización para coadyuvar al proceso, la validez del padrón y el inicio pleno de actividades del Instituto de Formación Política, son tareas previas a la elección interna.
Sólo así estaremos en posibilidad de ser el instrumento de empoderamiento popular y participación ciudadana que supere el viejo principio de representación y vincule al Pueblo con el Gobierno de la Cuarta Transformación del país.
Ariel Maldonado Leza