Si este artículo lo leen personas del centro-derecha o derecha constitucionalista no tendrán la misma sensación que quienes lo lean siendo ideológicamente más próximos al centro-izquierda o izquierda.
Plantearé algunas cuestiones en las que la superioridad moral de la izquierda pretende causar un colapso social y hasta cierto sentimiento de inutilidad a miembros y votantes del arco ideológico contrario.
Comenzaré hablando de los impuestos. Recordaremos todos cuando Mariano Rajoy en campaña electoral antes de las elecciones de 2011 prometió bajar impuestos (hasta el IVA de «losh chuchesh») y cuando llegó a la Moncloa y ver la situación… hizo justo lo contrario. Pues bien, el gobierno actual no solamente ha subido u obliga a subir ciertos impuestos, sino que se niega a bajar algunos como, por ejemplo, el IVA de las mascarillas del 21% actual al 4% como proponían los partidos de «la derecha» en el Congreso (PSOE y Podemos votaron en contra. Por supuesto el caso de Rajoy es imperdonable, el de Sánchez no. A «Sánchez el guapo» y el Sr Iglesias les perdonamos todo.
Otro caso es la Monarquía. La izquierda puede permitirse el lujo de criticarla y atacarla (incluso quienes son miembros del ejecutivo), pero ojo, la derecha no puede defenderla. ¡Jamás!
Que la izquierda critique a Felipe VI es libertad de expresión, pero que la derecha lo defienda es «utilizar la Monarquía» y «posicionar al Rey». Así, como os lo cuento. Hay que recordar que si no se hubiese atacado, tampoco se hubiese defendido.
La tercera cuestión es la corrupción. El mantra de que el PP es el partido más corrupto de Europa es mentira. El PSOE y sus Filesa, caso Otano, caso Urralburu, ERE, cursos de formación (recuerdo que ese dinero se lo gastaban en cocaína y prostitutas)… superan con creces el dinero robado por miembros del PP. Solo basta con saber sumar y saber restar. Ah, pero ¿que el PP es de derechas? Pues entonces a por ellos.
Y ahora el tema de Podemos… están los miembros del gobierno como para dar lecciones.
Por último me gustaría hablar de la justicia. No de la renovación del CGPJ sino de la reciente imputación por agredir a un policía del número 3 de Podemos: Alberto Rodríguez, y por supuesto del caso de Pablo Iglesias, que recuerdo que no está imputado gracias a su privilegio de estar aforado, sí, ese privilegio que antes criticaba y decía que había que eliminar mientras levantaba el puño.
No me quiero imaginar qué pasaría si estos dos casos hubiesen sucedido en la derecha o centro-derecha. Como es Podemos no pasa nada, aunque Iglesias dijese en campaña que un imputado debe dimitir siempre.
Estos son solo algunos de los ejemplos de la diferente vara de medir entre la izquierda y la derecha. Y de la superioridad moral de algunos que provocan que, por el complejo de otros, en España la igualdad política sea una utopía.
Julen Sesma Redondo
Julen Sesma Redondo