Sin duda alguna la vida de Andy Warhol tiene tal interés debido al hermetismo que él mismo provocaba. Seguramente lo hacía con la intención de crear un mito. Tanto que llegó a esta consideración durante su propia vida. Y hoy gracias al libro editado por Pat Hackett podemos descubrir esas partes que Warhol guardaba dentro de sus latas de sopa Campbell. (Andy Warhol Diaries, 1989)
Tras una introducción previa, nos plantamos en el otoño de 1976 cuando el otrora Andy Warhola comienza a tener conversaciones telefónicas con la escritora y asistente en aquellos días Pat Hackett. En un principio, con un fin de ayuda administrativa. Entre todas aquellas facturas y citas empezaron a colarse cada vez más detalles de aquello que el creador del Pop Art sentía, más detalles de aquella persona o aquella fiesta a la que asistió.
Así fue como se creó esta interesantísima obra que la Hackett, colaboradora y amiga del artista, publicó en 1989, dos años después de la muerte del artista. Toda aquella esencia de las conversaciones que tuvieron ambos, hoy son retomadas por el creador Ryan Murphy. Quizá no te suene el nombre, pero es el responsable de series como Mujeres Desesperadas, Feud, Pose, American Horror Story o American Crime Story. Todas ella auténticas obras maestras de la televisión. Si te gusta la televisión.
La dirección corre a cargo de Adrew Rossi, habitual de los documentales. Vuelve a ellos tras dirigir capítulos en series y dirigir un documental sobre las posverdad. Este atrajo la atención de la crítica por su profunda investigación y poner sobre la mesa un concepto que no comenzó hace tan poco como algunos piensan.
Rossi a través del documental nos expone la vida íntima del artista. No es una tarea fácil y, por ello, lo hace de una manera cuidadosa. Como bien explica su amigo y fotógrafo Cristopher Makos, esto es solo su punto de vista, el del autor, y eso significa que no tiene que ser la verdad objetiva de como transcurrieron los hechos. Es solo como Warhol quiso transcribir las cosas que le sucedían. Un buen diario no puede ser de otra manera.
Sus relaciones con Jean-Michel Basquiat o con Jed Jhonson. La primera por escandalosa y fructífera, la otra por haber sido parte esencial de su vida durante muchos años, se quedan cortas ante el enigma de Jon Gould. En aquellos años y en el propio diario tuvo que pedir que no se escribiese ni una coma sobre él en el diario diario de Warhol. Era una persona que no estaba interesado en salir de su armario, debido a su trabajo como ejecutivo en la Paramount. Y no sigo porque os hago un spoiler como la copa de un pino carrasco.
Si hay algo interesante, o lo debería ser, en este tipo de documentales, es la parte testimonial. Los personajes que sobrevivieron, en este caso, al genio de Pittsburgh. La selección de Rossi y Murphy es espectacular. Empieza por la misma Pat Hackett, editora del libro en el que se basa este documental, y pasa por Julian Schnabell, Debbi Harry, Cris Makos, la ‘mickjaggeriana’ Jerry Hall, o, la escritora y ‘muy newyorker’, Cornelia Guest.
Todos ellos nos hablarán de sus distintas etapas vividas, que son muchas pero, sobre todo, de su época más creativa en The Factory. Aquel lugar mágico donde se hacía cine, televisión, fotografía, pintura, y muchas disciplinas más bajo el sello Warhol’s. Y como no, bajo el sello de la psicodelia.
Creo que por ver esto, por ver a Keith Haring revoloteando alrededor de Basquiat y Warhol, por ver las noches locas de Studio 54 y por entender la locura de los Ochenta merece la pena ver esta serie documental. Es parte de la historia del arte universal y es parte de lo que este genio nos legó.