Disminución del PIB. Caída del consumo. Pandemia. Guerra. Política fiscal. El papel del BCE
Se entiende por recesión una caída significativa de la actividad económica que acontece en el conjunto de la economía y para un número suficiente de meses, y que se resulta visible en términos de producción, empleo, renta real, y otros indicadores. Una recesión es una disminución o pérdida generalizada de la actividad económica de un país o región. Esta reducción de la actividad económica se mide a través de la bajada, en tasa interanual, del Producto Interno Bruto real, y debe producirse de manera generalizada durante un período de tiempo significativo. Estamos en +0.2 de PIB a punto de darnos el batacazo,
Entre las consecuencias de una recesión puede encontrarse una caída del consumo, de la inversión y de la producción de estos bienes y servicios, lo que a su vez puede dar lugar a que las empresas despidan a trabajadores y aumente el desempleo.
Según Pepe García en el Foro Futuro la economía mundial ha afrontado tres reveses prácticamente al unísono: la pandemia, la guerra de Ucrania y la crisis de deuda generada por las dos anteriores, y agravada por las políticas monetarias recesivas. Estos factores hacen, a juicio de los expertos, que la recesión sea «segura», aunque el profesor de Economía del IE University Fernando Fernández asegura que «depende de nosotros que se quede solo en eso y no vaya a más», aunque también de que la guerra en Ucrania vaya a mejor o a peor.
El nuevo encuentro de Foro Futuro, el observatorio de investigación económica organizado por Cinco Días con el respaldo de Grupo Santander, planteó este miércoles la situación del mundo, y por tanto de España, ante la coyuntura económica actual. La directora de Cinco Días, Amanda Mars, pidió a los ponentes de la jornada una prospección de hacia dónde avanzan las dinámicas macroeconómicas para ver si la desaceleración y los retrocesos económicos, que se dan por descontado, son una cuestión «de décimas o de ciclo».
Tras la crisis de 2008, la responsabilidad que ha asumido el BCE con la financiación de los Estados y la compra de su deuda ha ido en ascenso, por suerte para la española, hasta ahora. Fernández explicó que este era uno de los problemas que afrontaba Europa a nivel financiero. Por otro lado, la pandemia hizo caer el PIB a niveles récord en tiempos de paz y disparó el gasto público con políticas expansivas. La guerra de Ucrania puso la puntilla e hizo a los países europeos incrementar el gasto en defensa, tras estar congelados desde la Guerra Fría.
Además, la contienda reforzó todos los problemas anteriores, principalmente el de la inflación, ya que encareció el precio de los hidrocarburos, mayormente el del gas. El economista asegura que, si el escenario de una guerra larga en Ucrania se cumple, los productos rusos (hidrocarburos, fertilizantes, trigo…) «saldrán del mercado», lo que generará mayores subidas de precios en Europa y carestía en el mundo en desarrollo que se prolongarán en el tiempo.
Pese a ello, la guerra, según el profesor, es una tendencia que incrementa la inflación, pero no es la consecuencia directa de esta, ya que se venían observando dinámicas inflacionarias con anterioridad. El cambio de modelo energético y descarbonización de las economías se suma a un retroceso en la globalización que busca la autonomía de la producción para evitar problemas como los cortes en la cadena de suministros.
Fernández opina que las claves para sortear una recesión crónica están en los fondos Next Generation EU, que advirtió de que pueden virar hacia un uso «asistencial», en línea con la financiación de los paquetes de ayudas; en la fortaleza del sector inmobiliario, y en la consolidación financiera de las cuentas públicas ante el previsible cambio de criterio de compra de deuda por parte del BCE.
Los ponentes estuvieron de acuerdo en que la situación estratégica española es mejor a la de otras economías europeas. Es el caso de Alemania cuyo sector productivo «ha demostrado ser tremendamente dependiente del gas ruso», como afirma Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada y director de estudios financieros de Funcas.
El catedrático cree que España tiene una gran «palanca» económica que es el turismo, que, aunque funcionará peor que en verano, seguirá tirando de la economía en los próximos meses. La menor dependencia del gas ruso y el factor turismo pueden ser las claves que eviten que la recesión sea más contenida que en Europa o, incluso, para que se pueda terminar el año con datos positivos de crecimiento.Además, el experto de Funcas destacó el aguante que está demostrando el empleo en un contexto de datos económicos a la baja. Este factor, asegura el experto, todavía no tiene una explicación clara: «Algo está funcionando para que el empleo no se haya derrumbado como un castillo de naipes».
Pese a estos datos positivos, el catedrático no desestimó que el dato de paro sigue siendo alarmante, en comparación con los niveles europeos. Este hecho pone en riesgo la sostenibilidad de las pensiones. El año que viene aumentarán de manera sustancial, como fue aprobado en las últimas cuentas públicas; algo sobre lo que los inversores «tomarán buena nota», afirmó Carbó.
Aún no es claro si el fenómeno del empleo es coyuntural o estructural, Carbó habló de que es posible que se deba a la aparición de nuevos trabajos, la jubilación de las viejas generaciones o que, en esta ocasión, no existe una gran burbuja económica, entre otros motivos. Aunque concluyó: «Me preocuparía, y mucho, que el paro aumentara».Los factores internacionales son de capital importancia para ver la evolución de los indicadores macroeconómicos, merced a que los «tres cisnes negros» emanan del mundo internacional. Alicia García, economista jefe para Asia Pacífico en el banco de inversión Natixis, asegura que hay factores que pueden ser temporales y otros que serán permanentes, aunque su preocupación a este respecto no es tanto el año que viene, sino más bien en el largo plazo.
«La inflación tiene un tope, la desaceleración la va a contener y, además, los bancos centrales, especialmente la Fed, están tomando cartas en el asunto», afirmaba García. «Lo que me preocupa es el polvo del endeudamiento, porque puede convertirse en una tormenta». «Aunque los tipos no vayan a seguir subiendo para siempre, se van a quedar altos y no van a volver a cero, que es lo que necesitamos para sostener nuestra deuda y la de muchos países», añadía la economista.
A largo plazo, España debe ubicarse en un mundo en el que va a proliferar el proteccionismo y las restricciones económicas, según opina García. La economista aboga por que el país se convierta en un «refugio» para salir de esas dinámicas mundiales y atraiga recursos humanos y de capital que ayuden a sostener la deuda.
Otro factor que parece estar claro es que los bancos centrales, en concreto el BCE, van a seguir endureciendo sus políticas fiscales. Javier Quesada, catedrático de economía e investigador del Ivie, asegura que, del mismo modo, la autoridad monetaria europea ha aprendido la lección de las crisis anteriores y saben de la necesidad de actuar con flexibilidad. Por ello, el previsible cambio del objetivo de situar la inflación al 2% «en momentos de necesidad», hará que se produzca un cierto alivio de los efectos de la política monetaria. Quesada quiso finalizar su intervención con una visión optimista, y afirmó que, pese a los problemas que vendrán, principalmente la deuda, también cabe espacio para confiar en el avance tecnológico que aminore los precios y la buena inversión de las ayudas para cambiar el modelo estructural.
Para la economía española, se producirá un alineamiento con respecto a otros países. Por ello, Quesada advierte de que, haya recesión o no, no es tan importante en términos técnicos ya que, de haberla, los crecimientos rondarían el 0%. Para el investigador lo relevante es cómo evolucionen las economías de Estados Unidos, Europa y China, “que son los agentes fundamentales”, concluyó.
Los ponentes concluyeron que hay un factor que escapa de cualquier control estatal y que, para bien o para mal, puede dar la vuelta a todo el panorama. La guerra de Ucrania y sus derivadas, tanto un empeoramiento como una relajación de la contienda, podría traer efectos inesperados.
Cautela ante el riesgo de estanflación. Ante los avisos de estanflación del FMI para Europa de la semana pasada, Fernando Fernández reconoció que nos acercamos a una nueva etapa para los próximos años en los que habrá más inflación y menos crecimiento: «Vamos a ver tipos de en torno al 2%-3% durante los próximos años, lo que plantea muchas interrogantes sobre la sostenibilidad financiera de los Estados. Debemos diseñar otra política económica que piense en el crecimiento, porque sin crecimiento todo es peor, tanto las variables económicas como las sociales».
El profesor advirtió de que no es recomendable dejarse llevar por el triunfalismo ante la aparente mejor posición de España con respecto a otros países europeos por el suministro del gas. Fernández aseguró que le «preocupa» porque el incremento del precio «nos afecta igual o más que a todo el mundo». Esto preocupa al economista, que realizó un paralelismo con la falsa creencia durante los primeros momentos de la anterior crisis financiera en que se aseguraba que el sistema financiero español era más sólido de lo que terminó siendo.
Por otra parte, Fernández también cuestionó el papel de la Comisión con respecto a los fondos Next Generation EU: «La Comisión está más pendiente de gastar mucho en lugar de gastar bien y la sinceridad fiscal va a venir, como pasó en Reino Unido, por parte de los mercados». «No hay que encontrar complacencias en que la crisis no nos haya llegado ya».
Alicia García comentó que en el caso de España «llueve sobre mojado» y que hay muchos problemas estructurales en los que el país va a la cola, como por ejemplo en captación y retención de talento. Sin embargo, la experta afirmó que España está «mejor que los que están mal» y que el país sigue en «el pelotón» de países que tienen una situación, dentro de lo que cabe, menos mala que el resto.
«Nos han dado un respiro limitado, hay que hacer lo poco que podemos controlar», comentaba García, haciendo referencia a una mejora de las instituciones del país que pudiera atraer talento. Este hecho no debería de traer disensos políticos, en opinión de la experta, que reconoce que dentro de ese grupo siempre hay formas de ir a peor, como es el caso del Reino Unido e Italia.
Santiago Carbó se mostró más preocupado en el largo plazo por el problema de captación de talento en el mercado laboral. «Tenemos un problema de recursos humanos» en aquellos sectores que más demandan nuevos empleos. «Saldremos adelante», comentó. «Con los deberes por hacer, pero no veo una situación tan dramática. Salvo que ocurra algo grave en la guerra», concluyó, y eso cambiaría las tornas. El riesgo es la utilización por parte de Rusia de su poder nuclear, y como al fin y al cabo están siendo vencidos por los ucranianos, estamos hablando seriamente de su utilización, salvo que Putin sufra un golpe de Estado interno.