domingo, noviembre 24, 2024
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Justicia restaurativa: mucho más que barrotes y patio

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En los años setenta del siglo pasado el profesor canadiense Howard Zehr fue el primero en hablar de Justicia restaurativa, junto a Marshall Rosenberg y Dominic Barter. En 1974 un juez canadiense sentó, cara a cara, a dos jóvenes acusados de vandalismo y a sus víctimas.

Fueron los primeros pasos hacia una nueva política penitenciaria más humana. Menos punitiva. Un enfoque centrado en la asunción del delito, conocer las consecuencias del mismo y enfrentar el daño causado. Con un ingrediente fundamental: pedir perdón a la víctima o víctimas. 

En España se están dando pasos muy importantes en una política penitenciaria restaurativa versus una política penitenciaria punitiva. Juezas y jueces, personal de los equipos de tratamiento en los centros penitenciarios, organizaciones sociales como CONCAES y AMPC entre otras, mediadores y un sinfín de personas, creen y practican hoy los ‘Diálogos restaurativos’ con unos índices de éxito muy significativos. 

Ya existen ejemplos que hablan de reconciliación, de perdón, de encuentros. Procesos restaurativos relacionados con víctimas del terrorismo, delitos contra la propiedad, delitos económicos y financieros, lesiones, entre otros. Somos personas y podemos infligir un gran dolor al cometer un delito. Pero también podemos poner todo de nuestra parte para intentar sanar ese daño. Como dice el profesor José Carlos García Fajardo ‘uno no sabe de lo que es capaz hasta que se pone a hacerlo’. 

Actualmente en muchas prisiones y muchos CIS (Centros de Internamiento Social) se están desarrollando ‘Diálogos restaurativos’. Decenas de facilitadores y voluntarios, centenares de presos o condenados a trabajos para la comunidad o similares, están intentando que la justicia sea mejor. ¿Cómo?: poniendo a la víctima en el centro, en el lugar que se merece; y al victimario ante la víctima, pidiendo perdón para contribuir a reparar el daño. Estas iniciativas invierten en una política penitenciaria restaurativa, no sólo punitiva. 

La Justicia restaurativa es ya una realidad, un fruto que madurará si los legisladores que vayan pasando por el Congreso de los Diputados o por los ministerios de los diferentes gobiernos siguen invirtiendo en ella hasta que sus raíces sean inamovibles. 

He tenido la oportunidad de conocer de cerca esta nueva política que además de castigar busca reparar, sanar. Que mira a personas y no a números de NIS (el DNI de los presos), que sin dejar de castigar a quien infringe la ley, busca construir una sociedad mejor desde lo humano. No sólo con barrotes y patio.

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