No sólo Navarro, Aza, Graullera, o «Lito», pueden hacer público el papel de Suárez en la Transición, como pedía Jorge Trías Sagnier en dos Terceras de ABC, sino que también aquellos que estábamos en la Oposición, como Larroque, Camuñas, Trevijano, Arias Salgado, González Seara, Ramón Tamames, o yo mismo con treinta cinco años entonces en conexión con la Internacional Liberal (Salvador de Madariaga), podemos aportar actas, escritos e información, como otros grandes amigos y compañeros que desgraciadamente nos abandonaron :Joaquín Garrigues, Ruiz Jiménez, Fernando Chueca, Carlos Ollero, y un largo etcétera, que hicimos posible la TRANSICIÓN y la llegada de Suárez al poder democrático, en las elecciones generales de 1977, al mando de una UCD nacida sobre todo de las actividades de la Oposición moderada en 1976-1977.
A esta época, que viví en primera persona, me referiré, y debe dividirse en tres periodos netamente distintos:
El 1º: hasta julio de 1976, en el que el Rey Don Juan Carlos nombra a Adolfo Suárez Presidente de Gobierno
.El 2°: desde julio de 1976 a enero de 1977, en que los partidarios de la Oposición moderada, procedentes la mayoría de la Platajunta (democristianos, liberales y socialdemócratas), aprovechando la legalización de los partidos políticos se alían, hasta que en enero de 1977 se crea el Centro Democrático (CD), presidido por José Mª de Areilza, y conviven con los partidos socialistas (PSOE y PSP de Tierno), la Derecha, con Alianza Popular y los 7 magníficos de Fraga, el Partido Comunista, y cientos de otras formaciones, de las que destacaron el PNV y CIU, pues los partidos marxistas-leninistas, aunque hicieron mucho ruido, no cristalizaron en una corriente notable
. El 3°: desde enero de 1977, creación del Centro Democrático (CD), hasta las elecciones de junio de 1977, en que se transformó en la UCD, gana las elecciones generales y Adolfo Suárez forma su 2° Gobierno.
La 1ªetapa, en lo que concierne a los liberales, a partir del Club 1980 (31-5-67), con Larroque, Paulino Garagorri, el Duque de Maura, Francisco Fernández Ordóñez, la Sociedad Libra (Joaquín Garrigues), la revista Gentleman (Camuñas), Cambio 16, el diario Madrid (Antonio Fontán y Rafael Calvo Serer), democristianos,(Ruiz Giménez y Gil Robles), y la Platajunta, en la que nos integramos, dirigida por Antonio García Trevijano, y en la que nos encontrábamos con socialistas (Tierno, Felipe González, Guerra) y Comunistas Marxistas-Leninistas y Nacionalistas.
Mientras tanto, la Derecha deshojaba la margarita del primer proyecto de Asociaciones Políticas (Partido Proverista, Alianza Popular), etc., cercano aun el Gobierno de Arias Navarro y el franquismo residual, no daba el salto, ni siquiera a la muerte de Franco, a crear verdaderos partidos, como sí lo hicimos el resto, si bien ilegales. El 9 de enero de 1976 se crea la Agrupación Liberal, posteriormente Partido Liberal. En ese tiempo, y aun con el Gobierno de Arias Navarro, los partidos aún ilegales van progresivamente afirmando su personalidad y se presentan en público, sin que el Gobierno, en el que Suárez es ministro secretario general del Movimiento, tome medidas represivas muy serias, salvo la vigilancia y seguimiento de los fundadores. El 3 de abril de 1976 se decide organizar manifestaciones, que prohíbe el Gobierno, siendo esto aceptado por la Confederación Nacional de Combatientes (Luís Valero Bermejo), segundo de BIas Piñar en Fuerza Nueva, y por la oposición moderada (Ruiz Giménez, Arias Salgado, Larroque, Fernández Ordóñez y otros). El 9 de abril se lanza el Partido Liberal. El 22 de junio de 1976 se crea la Federación de Partidos Socialistas a la que asistí (en un colegio del barrio del Pilar), que luego se integra en el PSOE, y cuyo secretario es Enrique Barón, con dudas sobre Felipe González y el nuevo PSOE, pues el PSOE histórico se opuso desde el principio. Allí estábamos pocos moderados (Raventós, de Convergencia, Ruiz Giménez, Trevijano y yo mismo, pidiéndose la libertad para Simón Sánchez Montero y cantando la Internacional. La doctrina impulsada por los moderados era la «RUPTURA PACT ADA», es decir: un acuerdo con el Gobierno de Arias Navarro, todavía en el poder.
Ante la posibilidad de unas elecciones libres, y preocupados por la escasa cultura política del pueblo español, resultado de la censura franquista, desde el Partido Liberal realizamos, no sólo unas encuestas a la población general sobre su orientación política, sino que analizando los informes «Foessa» nos dimos cuenta de que los españoles sólo distinguían entre derecha e izquierda, y no eran capaces de posicionarse respecto a los democristianos, liberales y socialdemócratas, pues Fraga era la derecha y la izquierda el PSOE, Tierno (PSP), el Partido Comunista y los Marxistas (Pina López Gay).
Por ello, el Partido Liberal, presidido por Enrique Larroque, y del que yo era Secretario General, decide proponer una nueva formación: un CENTRO DEMOCRÁTICO NACIONAL, que aunando a los partidos democristianos, liberales y socialdemócratas, consiguieran tener éxito en las elecciones, por su distanciamiento de la izquierda y de la derecha (Diario Informaciones y otros, del 22 de julio de 1976).
El 3 de julio de 1976 representantes de los partidos democráticos reclaman al Gobierno la implantación de los derechos civiles, la liberalización de los presos políticos y la vuelta de los exiliados, la libre constitución de los partidos y la formación de un nuevo Gobierno, verdaderamente representativo.
Es en ese momento cuando el Rey Don Juan Carlos encarga a Adolfo Suárez nombrar nuevo Gobierno, que recoja las demandas de la Oposición y consiga la desaparición (suicidio) del régimen anterior.
En esta 2ª etapa, en la que Suárez mantiene todavía el sistema anterior, el Manifiesto de los 32 de la Oposición democrática es la pieza clave para el inicio de la negociación. A partir de ese momento juega un papel fundamental el olvidado Carlos Ollero, Catedrático de Teoría del Estado y muy ligado a D. Juan de Borbón, que en principio se enfrentó acompañando a la Oposición al Referéndum que propone el Gobierno. RUPTURA PACTADA Y AMNISTÍA, son el punto álgido en el que coinciden las demandas de la Oposición democrática, agrupados en la llamada COORDINACIÓN DEMOCRÁTICA, que el 10 de septiembre de 1976 decide aplazar sus decisiones hasta que se conozca el mensaje del Presidente Suárez en una cena en el restaurante Jai Alai (desde los liberales a los comunistas).
De allí nacen los Documentos «Ollero», cuyo primer tropiezo fue la oposición a la presencia de Santiago Carrillo, aunque estaban Sánchez Montero y Ramón Tamames. Finalmente, estos fueron firmados esta vez por 46 responsables de partidos democráticos, dando lugar al Documento que se sometió a negociación con el Gobierno (El País, 15-10-76).
Mientras, el Centro Democrático comienza su andadura, con un acercamiento progresivo de los socialdemócratas, liberales y democristianos (Izquierda Democrática).
El 12 de noviembre de 1976, se propone negociar con Suárez, en tanto se producen diversas manifestaciones públicas. El 29 de noviembre se nombra una comisión representativa del Grupo Democrático, Ruiz Giménez, (ID), Gil Robles (FPD), Ajuriaguerra (PNV), Antón Canyellas (UDC) y Ruiz Monrabal (UD.PV), aunque todos los demás firmamos nuestra aceptación a la negociación.
La fecha del 28 de noviembre de 1976 fue crucial, pues para formar la Comisión Negociadora se aceptó dentro de la Coordinadora Democrática, que presidió Enrique Tierno Galván en su despacho, al PARTIDO POPULAR, recién formado por José Mª de Areilza, Pío Cabanillas, José Pedro Pérez Llorca y Juan Carlos Guerra Zunzunegui, no sin una oposición clamorosa inicial, que Tierno zanjó diciendo que nadie podría meterse con un invitado suyo en su casa.
El 28 de enero de 1977 se firma la integración en el Centro Democrático, presidido por José Mª de Areilza; se quedan los democristianos, Álvarez Miranda, Oscar Alzaga e Iñigo Cavero, y se van Gil Robles y Ruiz Giménez, que más tarde fracasaron en solitario en las elecciones del 77. (Equipo Federal de la Democracia Cristiana).
Se inicia así la 3ª Etapa, constituido el Centro Democrático (CD), comprometiéndose Suárez con la oposición en convocar elecciones (junio del 77), se decide su presentación como alternativa a izquierdas y derechas; al inicio, en Tenerife, pero el accidente dramático de dos Jumbos en los Rodeos, hace preferir la opción Alicante, en cuyo Teatro Principal organicé, como presidente del Comité Electoral del Centro Democrático y candidato número uno por Alicante, el día 1 de abril de 1977, la presentación, con todos los líderes a teatro abarrotado.
La repercusión mediática fue tan grande para sus líderes: Cabanillas, Garrigues, Fernández Ordóñez, Larroque, Camuñas, y para el CD, que allí realmente se comprendió que éramos una clara alternativa de voto en las elecciones próximas.
Esto ya lo debía haber previsto Adolfo Suárez, que con Rodolfo Martín Villa y otros «azules» ya habían preparado su desembarco en el CD, haciendo dimitir, la semana anterior, a su presidente, José Mª de Areilza, incluso de la presidencia del PP. ¿Qué esgrimieron para conseguir esta dimisión, a la vez que el apoyo de sus principales colaboradores: (Cabanillas, Pérez Llorca, Guerra Zunzunegui)?
A todos los del CD nos interesaba Suárez, porque tenía los recursos del poder que nos permitirían ganar las elecciones (Martín Villa y los Gobernadores Civiles), y sin embargo estábamos muy preocupados por la confección de listas. Sobre todo, porque en las sucesivas entrevistas que los líderes tuvimos en la Moncloa, decidió anteponer la letra U a CD, y transformar una coalición de partidos en un partido Único, lleno de “azules», de lo que se encargó Leopoldo Calvo Sotelo, dejando Suárez en sus manos algo tan importante como era la confección de listas, como luego se ha demostrado hasta la saciedad. Las condiciones del CD se hicieron públicas el 15 de abril de 1977, el 30 de abril, el 28 de mayo, etc. sin que, dado el hermetismo de Calvo Sotelo, se nos respondiera. Ante esta situación, muchos de los componentes del CD(yo era presidente del Comité de Organización de la UCD) nos opusimos a esta política y, naturalmente, fuimos excluidos de las listas. En mayo del 77 mi partido declaró su separación del Centro Democrático y la UCD en junio, ganó las elecciones.
Adolfo Suárez hizo un último intento conmigo, el día de la presentación de las listas, pero decidí que lo mío seguía siendo la empresa y el marketing social. Eso sí, cuando se verificó el desorden que yo le había anunciado, por integrar a todo el arco parlamentario europeo en un partido Único, me encargó, a través de su secretario general, Rafael Arias Salgado, la organización de un lº. y 2° Congresos y su Libro Blanco, «La solución a un reto», e incluso ya cuando en pleno desorden, me negué a organizar el 3° en febrero, de 1981 aunque le facilité el utilizar el Palacio de Congresos de Palma de Mallorca, donde fracasó y dimitió Suárez el mes de enero, entre dimes y diretes. Pero esa es ya otra historia, mientras los liberales nos volvíamos a nuestros cuarteles de invierno (los Clubs y Fundaciones), como hasta hoy.( Salvo el paréntesis de Ciudadanos).
Hoy, todo el mundo piensa que Suarez hizo una transición modélica, pero yo hace ya tiempo pienso que esto no fue así, entre otras cosas porque la oposición era muy débil y es falso que el partido comunista hizo él solo la transición como nos han desinformado largamente desde TVE los sucesivos reportajes de Victoria Prego, pues como se ve fue la sociedad civil organizada en partidos quien hizo la transición ,sobre todo liberales, democristianos y socialdemócratas y especialmente los “azules ”franquistas que querían el cambio a la democracia, lo que hicieron desde la UCD, pero también desde fuera.
Errores mayúsculos: La Ley electoral sistema D’Hondt propuesto por mi colega sociólogo Linz según dicen. La Ley de Partidos políticos sin democracia alguna. El Estado de las Autonomías, el principal culpable de casi todos los lodos a los que hemos llegado en 2023. La organización Judicial controlada por los partidos presentes en el Congreso de los Diputados. La Monarquía no sometida a un referéndum independiente de la Constitución, que hubiera ganado de todas maneras y estaría aún mejor legitimada.
La solución: España con dos o tres regiones autónomas, con un Estatuto especial, pero no este “guirigay “del “café para todos”. Un Senado cámara territorial real. Circunscripciones para el Congreso de los diputados con algún sistema que hiciera a cada diputado más responsable de su territorio que ante su partido. Justicia Independiente. Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo vitalicios. Ley especial para los partidos obligándoles a ser democráticos y sobre todo que tuvieran que subvencionarse por sus propios medios y no del Estado del que chupan hasta los Sindicatos, con un exhaustivo control de las donaciones por el Tribunal de Cuentas. Es decir, como en U.S.A, es decir como la única democracia real del mundo, impeachement (echar al presidente) incluido.! ¡Pero esto es soñar, mientras nos revolcamos en el fango de los lodos corruptos cuyos polvos sembró Suarez! Es probable que no lo imaginara y su desgracia le impidió sufrir contemplándolo.