En treinta y ocho días se celebrarán, en la gran mayoría de nuestras comunidades autónomas y en todas las ciudades y municipios de nuestro país elecciones autonómicas y municipales. Las maquinarias electorales de los partidos políticos están a pleno rendimiento. Mítines, actos, visitas, promesas y mucho descrédito del adversario.
Pero se está dando una situación muy singular, el adversario de todos es el mismo. El Partido Popular. Es el nuevo cordón sanitario de los populistas de izquierda y derecha, independentistas y socialistas. Estos cordones sanitarios nunca acaban bien para los que los ponen en marcha, ya que acaban encumbrando, a aquellos candidatos que son fustigados por diestra y siniestra, a liderar alcaldías y parlamentos regionales.
En pocas semanas los españoles vamos a elegir a nuestros alcaldes y presidentes autonómicos. A los que van a decidir si nos bajan impuestos, si gestionan mejor la educación y la sanidad. A los que seguirán promocionando políticas medioambientales. Los que van a hacer de nuestros pueblos y ciudades entornos más amables de convivencia,
espacios de encuentro.
Cada día que pasa de campaña electoral se acrecientan las divisiones.
Sumar ya resta, Podemos no puede con Sumar ni con el Psoe, VoX se dedica a mandar a candidatos “horteras de bolera” a amenazar a okupas en vez de dedicarse a legislar para
evitar en lo posible las “okupaciones”. Es el partido más demagógico del arco parlamentario. Se nota que no ha gobernado nunca y que probablemente nunca lo hará.
España sigue inmersa en una división y una fragmentación política como nunca ha vivido. Se está demostrando que los gobiernos de coalición no están siendo beneficiosos para los
ciudadanos. Se han convertido en chantajes como la ley del “sólo sí es sí”, como la ley de vivienda o como la reforma del delito de sedición entre otros ejemplos.
La presencia en el gobierno de España de comunistas populistas y del populismo de extrema derecha en uno de los gobiernos regionales no hace más que enfangar la vida
política y retrasar el avance social y de libertades que los españoles nos dimos con la Constitución.
Estamos ante la España menos libre desde la Constitución del 78. Cada ley y cada nuevo reglamento recorta libertades individuales. Hoy los populistas que nos gobiernan quieren
decirnos cómo vivir, qué podemos hacer y reñirnos y castigarnos si opinamos diferente. Con nuestros votos, estamos a tiempo de dotarnos de nuevo de tranquilidad, de mejorar nuestra convivencia, de ampliar los espacios de libertad. Tenemos en nuestra mano regresar a un bipartidismo serio, riguroso, del que salgan acuerdos que beneficien al mayor número de españoles. Acuerdos en educación, en sanidad, en respeto institucional, en reforma de
leyes que se queden trasnochadas.
Cada elección es una oportunidad para crecer, para mejorar, para abrir nuevos espacios de encuentro y de concordia. Para aplicar nuevas políticas ante los nuevos retos a los que los
españoles nos vamos a enfrentar.
Hoy se hace más importante que nunca votar desde la reflexión, desde la tranquilidad, desde la razón. Los que voten desde las vísceras, desde el odio o el resentimiento continuarán ampliando la separación entre los españoles, con el populismo extremo de izquierdas y de derechas continuaremos con una España en retroceso.