jueves, noviembre 21, 2024
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La incógnita Pablo Iglesias

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José Virgilio Menéndez Medrano
José Virgilio Menéndez Medrano
Diputado en la Asamblea. Secretario General del Grupo PP en la Asamblea de Madrid.

En estos días en que se constituyen las Cortes, Congreso y Senado, y sobre todo en las próximas semanas, en que se celebrará la sesión de investidura del nuevo Presidente de Gobierno, se están haciendo muchas cábalas sobre quién cuenta con unos u otros apoyos, y quién saldrá elegido finalmente presidente: Feijoo como ganador de las elecciones, o Sánchez, el único capaz de articular una mayoría alternativa, pues ya ha demostrado en su gobernanza, que no tiene límites ni éticos ni políticos para construir dicha alternativa con los partidos que buscan acabar con el sistema constitucional español, como enemigos del mismo que son.

Todos los analistas dan por hecho que los casi 20 partidos que forman Sumar votarán por lo que tienen en común, que no es otra cosa, que el odio que profesan a todo aquello que milita en el centroderecha español, sean partidos, sean ciudadanos anónimos.

Sin embargo, algunas voces alertan de que quien no ha dicho su última palabra es el inefable, y actualmente desaparecido, Pablo Iglesias.

Un tacticista como es él, inteligente en la maniobra y el chantaje político, seguramente no ha dicho su última palabra, pues son muchas las circunstancias que ha tenido que digerir en los últimos meses. 

Para empezar, hay que recordar que el único y principal objetivo de la conformación de las candidaturas de SUMAR, fue apartar a Irene Montero, ministra de Podemos y pareja de Iglesias. El veto personal vino de Yolanda Díaz, y se hizo efectivo por encima de quien fuese.

Este veto no solo fue especialmente sangrante para Iglesias por la cuestión personal, sino que además ponía en cuestión las grandes iniciativas legislativas que había puesto en marcha Podemos en el gobierno, y de las que se enorgullecía como su parte propia del gobierno, una vez que Yolanda se declaró independiente del macho alfa Iglesias.

La exclusión de Montero supuso una enmienda a la totalidad de las políticas de Podemos, además de que subrayó la inutilidad de estos jovencitos que iban a asaltar los cielos, y se quedaron okupando ministerios de la peor manera.

En definitiva, exclusión de su gente, inutilidad en la gestión y medidas políticas despreciadas hasta por la propia izquierda política y mediática, es el paso de Podemos por el gobierno de la nación.  

Lo que ha sucedido en las semanas posteriores no ha sido mejor para Iglesias. 

Y le ha tocado donde más le puede afectar, que es en su inmenso ego y en su bolsillo, y no es otra cosa que en la exclusión de sus colaboraciones (excelentemente remuneradas) en la Cadena Ser y en medios catalanes, como por ejemplo la radio catalana RAC1.

Esto, que parece ser un castigo de los socialistas hacia Iglesias, es el remate final para él, y hace que ahora mismo el propio Pablo Iglesias esté cargado de agravios y de motivos para exigir compensaciones al apoyo de sus 5 diputados a un gobierno PSOE-SUMAR.

Por tanto, veamos cómo se suceden los acontecimientos en las próximas semanas, pero lo que parece evidente es que, si Pablo Iglesias sigue siendo el mismo de siempre y controla esos 5 diputados, nos va a dar que hablar en forma de aparición estruendosa en la actualidad política. 

De esta manera, que nadie dé por hecho su apoyo gratuito a Sánchez. 

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