Hace una semana se celebró el Día de Cataluña. La fiesta regional que los políticos independentistas usan para sus objetivos de separarse del resto de España. Este año ha sido el más polémico del último lustro al igual que el más flojo de participación ciudadana. Las izquierdas y las derechas independentistas pelean por liderar de nuevo un referéndum de independencia que no cabe en la Constitución Española y que ha ido desinflándose en los últimos años hasta que el Presidente interino del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha puesto en el punto de mira por intereses de gobernar a toda costa.
En una semana sabremos si Alberto Núñez Feijóo puede salir investido Presidente o si Pedro Sánchez lo será en octubre.
Todo apunta a que Pedro Sánchez hará todo lo que esté en su mano, así vuelva a abrir el melón de la independencia, para formar gobierno.
Amnistía, referéndum y urnas son las palabras que más se oyen dentro de las paredes del Palacio de la Moncloa y del cuartel socialista de Ferraz.
Fuera de esos muros lo que se oye y se lee es a socialistas defraudados, preocupados y boquiabiertos por la deriva del partido socialista actual y de sus dirigentes.
Ex secretarios generales del PSOE, el expresidente Felipe González, exministros de España y secretarios generales del PSOE en diversas regiones de España han salido a reclamar cordura, firmeza y defensa de la unidad de España en contra del actual Presidente interino de España y de su equipo.
El miedo cunde en las filas socialistas si no pueden formar gobierno. Perdidos muchos feudos en las elecciones autonómicas y municipales de mayo y decenas de senadores en las elecciones generales, no pueden permitirse perder seis mil puestos de designación directa desde el gobierno central. Por eso las presiones territoriales al líder central para conformar gobierno son enormes. Y el líder lo usa como moneda de chantaje para que no opinen sobre la amnistía y el referéndum independentista.
Ver a ministros que son jueces de profesión estar callados, a secretarios generales del PSOE en Extremadura, Andalucía, Cantabria o Asturias callados es muy significativo y triste.
El PSOE siempre ha sido un partido que unís y sumaba. Hoy solo suma con Sumar en contra de los intereses generales de los españoles y de la integridad de España. El PSOE puede y debe volver al camino de la defensa de la Constitución y de las leyes.
El PSOE debe volver a tender puentes con el PP para hacer las grandes transformaciones que España necesita. Que los españoles piden a diario para seguir mirando al futuro con certeza y no con dudas o miedos.
El PSOE y sus votantes deben decirle al independentismo que no cabe la independencia en nuestra Constitución.
Hoy el PSOE está en la diana de los que celebran la Díada como un día para chantajear, dividir y separar.
España y los españoles no pueden seguir sufriendo una crisis institucional como la que se atisba y una crisis económica que tiene a la mayoría de los hogares de España sin llegar a fin de mes. Hipotecas, luz, gas, cesta de la compra por las nubes. Y ahora más división entre españoles que no necesitan de ello.
Nuestro país necesita certeza, rumbo, calma, modernidad, reformas y fortalecimiento institucional.
Hoy hay que dejar de mirar al retrovisor del 1 de octubre de 2017 y mirar al futuro con orgullo de ser una de las naciones más importantes del mundo y que mayores cotas de libertad ha alcanzado con la Constitución del 78 y con políticos socialistas y populares que, desde diferentes puntos de vista políticos, sumaban y pactaron amplias reformas y políticas de desarrollo para la mayoría de los españoles.
Desde el PSOE debería escuchar más al presidente del gobierno de Castilla la Mancha, Emiliano García Page y su opinión sobre un gobierno de España teledirigido con mando a distancia desde Waterloo por el prófugo Carles Puigdemont.
Una gran nación como España no puede permitirse esa barbaridad política y jurídica. El estupor de la gran mayoría de los españoles y de los políticos europeos es cada día más grande.
El Presidente interino debe cortar esa locura y comunicar al Parlamento y a los españoles que si el PP no puede formar gobierno, el PSOE tampoco puede y debe convocar elecciones generales de nuevo.
Presidente, está usted a tiempo de acabar con el mando a distancia de Puigdemont y de devaluar la marca España que tanto daño está sufriendo.