jueves, noviembre 21, 2024
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Control del Gobierno: Misión de audaces

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Agustín Vinagre Alcázar
Agustín Vinagre Alcázar
Agustín Vinagre Alcázar Diputado Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid. Presidente de la Comisión de Presupuestos y Hacienda

¿Se imaginan una empresa donde el CEO se negase a dar la documentación que requiriese el consejo de administración? ¿O que cuando le piden explicaciones y aclaraciones sobre su gestión respondiera explicando lo que hace otra empresa, o incluso que no diera explicaciones?  Sería impensable, dicho CEO perdería la confianza de manera inmediata del consejo y, por ende, de los accionistas. Se crearía una sensación de inseguridad y desconfianza, de que el que algo oculta, algo teme. Pues a grandes rasgos, es lo que pasa hoy en la Comunidad de Madrid.

La función de oposición, el control al Gobierno y la posibilidad de alternancia en el poder de distintas opciones políticas son esenciales para la buena salud y el mantenimiento de la democracia. La responsabilidad un Gobierno ante un Parlamento es la verdadera piedra angular del parlamentarismo, ya que sin responsabilidad no se podría difundir la legitimidad democrática desde el Poder Legislativo hacia el Ejecutivo. Así lo recoge de manera clara y nítida nuestra Constitución. Además de legislar, el Parlamento tiene entre sus funciones (casi diría entre sus obligaciones) la de controlar la acción del Gobierno, disponiendo para ello de diferentes herramientas e instrumentos.

La labor de la oposición, además de su imprescindible vocación de gobernar generando para ello una alternativa, es la de inspeccionar de cerca al gobierno de turno, controlar sus procesos, ser un contrapeso. Y todo ello con un propósito: ser útiles a la ciudadanía

Eso justamente es lo que cada día, cada semana, tratamos de hacer en la Asamblea de Madrid desde el Grupo Parlamentario Socialista, con nuestro Secretario General y Portavoz a la cabeza, Juan Lobato. Hacer una oposición útil, sería y contundente para evitar, utilizando sus propias palabras, “que se pierdan cuatro años para los madrileños”. Cada día analizamos con detenimiento la acción política del Gobierno de Ayuso, sus decisiones, sus actuaciones y sus políticas. Pedimos explicaciones y aclaraciones de todo aquello que no entendemos, denunciamos las malas políticas y planteamos alternativas desde el convencimiento de que con ellas se mejoraría la vida de la inmensa mayoría de los madrileños y madrileñas. Además, nos recorremos cada rincón de nuestra Comunidad, sus 179 municipios, escuchando problemas, reivindicaciones y propuestas de la ciudadanía, tratando de encontrar soluciones y ser altavoces. 

No es una labor sencilla, la de realizar un control riguroso y serio de la acción del Gobierno para garantizar que actúa por y para el bien de todos los ciudadanos y, además, plantear políticas alternativas.  Y, por supuesto, además, hacerlo en permanente contacto con la calle, con las personas, buscando entender mejor la realidad de Madrid, lo que sucede en cada municipio, en cada barrio, para poder identificar correctamente los problemas y necesidades y así diseñar políticas que les den respuesta. Pero si, además, cómo es el caso de la Comunidad de Madrid, nos encontramos con el obstruccionismo y bloqueo que practica permanentemente el Gobierno de Díaz Ayuso y el Partido Popular en la Asamblea de Madrid, esta labor se convierte en una misión de audaces.

Cada semana la Mesa de la Asamblea, con mayoría del PP, cercena las iniciativas de la oposición, tirándolas abajo con argumentos “creativos” en la mayor parte de los casos. Iniciativas exactamente iguales, calificadas favorablemente en otras legislaturas, también con mayoría del PP en la Mesa, son rechazadas en esta legislatura. Registramos peticiones de información o preguntas escritas que se atienden y contestan en muchos casos de aquella manera, que en resumidas cuentas, es ninguna. Tú hablas del Plan de Vivienda Joven o de la situación de los comerciantes y te contestan con lo que se hace en otras Comunidades Autónomas, o con ETA y la ruptura de España. Eso sí, de todo lo malo la culpa siempre es del Gobierno de España y de Pedro Sánchez, Ayuso y su Gobierno nunca son responsables de nada. La cogobernanza y la lealtad institucional ya las dejamos para otro día (o mejor, para otro gobierno).

Pues bien, esta es la situación que tenemos en la Comunidad de Madrid: un gobierno obstruccionista que trata de entorpecer los trabajos de los representantes de los ciudadanos madrileños, quitando o limitando las herramientas para ello, y una oposición que, pese a todo, perseveramos en la labor de ser útiles a la ciudadanía. Misión de audaces.

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