Recientemente el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha aprobado las nuevas cuentas regionales para el 2024. El Proyecto de Ley de Presupuestos para el ejercicio 2024 comprende un conjunto de gastos e inversiones de 27.558 millones de euros, es decir, un incremento 19,6% respecto a los anteriores presupuestos, que ascendían a 23.033 millones, y que tuvieron que ser prorrogados ante la negativa de Vox a apoyar los de 2023.
El aparato mediático de Isabel Díaz Ayuso, con numerosas terminales siempre dispuestas (sobre todo cuando son generosamente regadas con publicidad institucional) a la alabanza gratuita y exagerada, se ha dedicado estas semanas a amplificar la propaganda del Gobierno Regional tratando de vender que “suponen el mayor esfuerzo en recursos económicos realizado por la Comunidad de Madrid” y que “garantizan la excelencia y calidad en los servicios públicos, sin dejar a nadie atrás”. Como diría el Gran Wyoming, hasta aquí las noticias, ahora vamos a hablar de la verdad. ¿Y cuál es la verdad? Vayamos por partes.
Existen dos momentos de gran relevancia en cada ejercicio político, en lo que se refiere a los Presupuestos:
El primero y fundamental, es la aprobación de los presupuestos. Momento en el que se definen las políticas de gasto y la cuantía de este, así como en que programas y políticas se van a invertir los fondos públicos. La Ley de presupuestos resultante de la tramitación parlamentaria se convierte de esa manera en el compromiso político del Gobierno y la hoja de ruta de su gestión en el próximo ejercicio. Luego volveré sobre este punto.
El segundo momento relevante es la aprobación de la Cuenta General del ejercicio anterior, momento de la liquidación presupuestaria, momento en el que se da una foto fija del resultado real de la gestión de Gobierno, y podemos comprobar el grado de cumplimiento de los objetivos planteados y comprometidos en la aprobación presupuestaria.
Si nos vamos a la última liquidación del presupuesto, la del 2022, podemos observar como con unas obligaciones reconocidas de 27.469 millones, los derechos reconocidos han ascendido a 26.446 millones. Es decir, el Gobierno Regional gastó 1.023 millones más de lo ingresado (3,72%) y 1.470 millones más de lo presupuestado (5,7%). Es más, sin el incremento no previsto de las transferencias recibidas, 1.111 millones, estaríamos hablando de un desfase de 2.134 millones entre los derechos y las obligaciones reconocidas. Con estos datos se puede afirmar por tanto que las transferencias recibidas del Gobierno de España han salvado el presupuesto de Ayuso. Esto tiene un nombre, presupuesto deficitario.
Además, en esa misma liquidación podemos ver como más del 70% de las partidas presupuestarias han sido modificadas, circunstancia que se repite en la Comunidad de Madrid con los diferentes gobiernos del PP año tras año. No parece sin duda el mayor ejercicio de rigor que pueda pedírsele a un Gobierno. Sin duda indica un presupuesto mal elaborado ya en su inicio.
Las modificaciones suponen cambios en el destino de los fondos públicos de todos los madrileños, adoptados por el propio gobierno, alterando así lo aprobado por el propio Parlamento. Sin duda, las modificaciones presupuestarias son una herramienta necesaria y tienen que ser utilizadas, pues tienen sentido para adaptar las cuentas a la realidad sobrevenida y a los cambios y nuevas necesidades que puedan surgir durante el ejercicio. Sin embargo, cuando afectan a tal cantidad de partidas y capítulos, esta forma de actuar en el Prespuesto conviertes al mismo en un mero trámite para el Gobierno, no una Ley que hay que cumplir, y en consecuencia, una vez aprobado, el Gobierno actúa como si tuviera barra libre para realizar todas las modificaciones que le apetezca, desvirtuando de manera notable el presupuesto, e incluso mostrando datos preocupantes de infrafinanciación en algunas necesidades básicas.
Un tercer y último elemento para analizar en la liquidación es el grado de ejecución presupuestaria de las diferentes partidas. Es decir, del total presupuestado y comprometido cuanto ha sido capaz de gestionar y llevar a cabo el Gobierno regional. Aquí podemos observar como en los capítulos referidos a transferencias corrientes, inversiones reales y transferencias de capital, es decir, aquellos que inciden directamente sobre la vida cotidiana de los madrileños, los datos de ejecución están por debajo del 90% (nivel óptimo), muchos por debajo del 70% y del 60%, datos que se repiten ejercicio tras ejercicio.
Con el esclarecedor análisis de la liquidación de presupuestos que acabamos de hacer volvamos al Proyecto de Ley de Presupuesto para el 2024. El presupuesto que el Gobierno Regional califica como el “más ambicioso” de su historia, con poco más de 27.000 millones de gasto, no viene sino a adaptarse a lo realmente ejecutado en los últimos años. En 2022 el gasto real fue de esa cifra. Y en 2023 se estima que la cifra de gasto real sea similar.
Por lo tanto, no hay un aumento real en la capacidad de gasto, sino un ajuste de la presupuestación a lo realmente gastado en 2022 y 2023. Aumentan las principales partidas, pero en general coinciden con lo gastado el ejercicio 2022. Aumenta el presupuesto, pero no aumenta el gasto real de la Comunidad de Madrid.
Así, en Sanidad, sección con mayor dotación, presupuestan unos gastos de 10.157 millones en el ejercicio 2.024, un 15% más que en las cuentas vigentes (aprobadas en 2022 y prorrogadas para el 2023). Sin embargo, si miramos la letra pequeña del proyecto, nos damos cuenta de otras realidades. Primero, que el gasto real de los años 2020 (10.611 millones), 2021 (10.543), y 2022 (11.292) es superior a la cifra ahora presupuestada y presentada como un récord. Estamos hablando de 1.100 millones de diferencia sobre el gasto real efectuado, sobre las obligaciones reconocidas. En segundo lugar, que el peso de la sanidad en el total del proyecto para 2024, representa un 36,9%, disminuyendo de manera importante con respecto a planteamientos de ejercicios precedentes. En el año 2015, por ejemplo, representaba un 45% del gasto, y ejercicio tras ejercicio vamos viendo su disminución con respecto al total del presupuesto.
En Educación es curioso, que, a pesar del supuesto incremento presupuestario, partidas muy significativas se ven minoradas. El programa Gestión de Infraestructuras, para la construcción de nuevos centros educativos, se minora un 10,2%. El programa de Universidades se reduce en un 5,8%, más de 61 millones, siguiendo así un año más la reducción de la financiación de las universidades públicas. Destacable es el programa destinado a la Formación Profesional que muestra a las claras el nulo compromiso que tiene el Gobierno de Ayuso en esta materia, con un descenso del 30,6%. Igualmente, destacable, la minoración de algo de lo que siempre intentan sacar pecho, pero que los datos siempre les desmienten. El programa Calidad Educativa, destinado al bilingüismo y a la formación del profesorado, pasa de 79 millones a 52 millones, un 33,5% menos.
La Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, es la que menos incrementa su presupuesto junto con las políticas de empleo, dándonos la primera pista del esfuerzo del Gobierno de Ayuso en estas materias. Un incremento que desde luego no responde a la apuesta europea por la sostenibilidad y a la apuesta decidida por las nuevas formas de energía. Directamente no establece ninguna estrategia de residuos por parte del Gobierno Regional. No soluciona las inejecuciones presupuestarias en todas las partidas relativas a la economía circular. Sencillamente el medio ambiente no es ninguna prioridad para el Gobierno de la Comunidad de Madrid.
Hay que destacar también el Programa referido a la “Atención a Personas Mayores”, donde el Capítulo 2 recibe una dotación total de 434,7 millones, pero donde solo destaca una cifra, el subconcepto “Con Entidades Privadas”, que se lleva la friolera de 327,8 millones, lo que supone un incremento de crédito del 20,63 % para plazas concertadas en residencias y centros de día, dejando prácticamente residual la inversión pública, que solo se destina a la rehabilitación de alguna sede de las A.M.A.S y mejoras en 6 residencias, absolutamente insuficiente para abordar las graves carencias actuales y por supuesto ninguna inversión en nuevos centros.
Continuamos sin una apuesta clara, ni en el desarrollo industrial en la Comunidad, ni en las políticas de empleo, ni por supuesto en las políticas destinadas al comercio o el emprendimiento. Estamos hablando de la sección de economía productiva, de los sectores de actividad económica, de los autónomos, del empleo y el peso de esta sobre el total del presupuesto es de un ridículo 1,12% sobre el total del Presupuesto. No parece desde luego, una propuesta ni admisible ni justificable. Los presupuestos de 2024, donde se ve realmente el compromiso y la determinación de un gobierno, no recogen estas prioridades que nos ayuden a avanzar en productividad, en competitividad, en la lucha contra la temporalidad y la precariedad laboral, en la focalización de determinados sectores económicos, en la débil digitalización y la baja eficiencia energética y, sin duda, en la cohesión económica, social y territorial.
Estos son algunos ejemplos de “la verdad” de este Proyecto de Ley de Presupuestos para el 2024. Podríamos seguir así desgranando una a una todas las secciones del Presupuesto. Además, la recurrente inejecución del presupuesto en algunas partidas, como las de políticas de empleo, que presentan la peor ejecución de todo el Presupuesto, con un 46,51%, o lo que es lo mismo, 543 millones sin ejecutar, hacen que el “supuesto aumento” de la partida presupuestaria sea papel mojado. No van a ejecutar.
Esta la verdad de un Proyecto de Ley de Presupuestos para el 2024 que dista mucho de lo que necesita la Comunidad de Madrid. De nuevo una oportunidad perdida.