jueves, noviembre 21, 2024
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Cercanías, la pesadilla de cada día

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José Virgilio Menéndez Medrano
José Virgilio Menéndez Medrano
Diputado en la Asamblea. Secretario General del Grupo PP en la Asamblea de Madrid.

Quería titular este artículo como “Cercanías, la aventura de cada día”, pero los acontecimientos de los últimos días me obligan a adoptar un tono grave a la hora de abordar este problema.

Si en si mismo, viajar en cercanías cada mañana y tarde se ha convertido en una aventura de la que se desconoce el final, la sucesión de averías e incidencias, ya más de 700 en los últimos meses, ha dado paso en los últimos días a descarrilamientos en los que la integridad de los pasajeros ya está en riesgo.

No conozco madrileño entre los usuarios de Cercanías que no haya llegado tarde al trabajo, o a llevar a los niños al colegio, o a coger puntualmente un avión o el AVE, en los últimos meses. Bajar al andén del cercanías madrileño es el comienzo todos los días de una odisea que no sabes cuándo ni cómo va a acabar. 

La situación actual es de una enorme gravedad pues no se invierte cuando se requieren inversiones inaplazables, pues ya en 2018 dichas inversiones eran muy urgentes. Por cálculo político o por preferencia a la hora de fijar sus prioridades políticas, el gobierno de Sánchez desde el principio ha optado por fijar su foco e invertir en las Rodalías catalanas en detrimento del resto de la red ferroviaria, metiendo en el cajón el plan de cercanías que había aprobado el gobierno Rajoy para Madrid, de 5.000 millones para el septenio 2018-2025. 

Por razones ya conocidas de estrangular la actividad de Madrid, se ha abandonado un medio de transporte que cada día atiende a miles de madrileños. Y a pesar de los ruegos para que invierta en solucionar los problemas, desde una actitud de franca colaboración interinstitucional de la Consejería de Transportes que con tanto acierto dirige Jorge Rodrigo, el gobierno de la Nación hasta ahora se ha negado a abordar el problema decididamente.

Y si bien es cierto que desde Adif se está invirtiendo una cantidad en acciones para mejorar las infraestructuras, también es cierto que esta es escasa y poco impacto están teniendo en el día a día y en el servicio que los ciudadanos reciben.

Y es que cuando ya los trenes descarrilan, es de una gravedad supina no dar un volantazo a su política y “coger el toro por los cuernos” de la cuestión.

Aquí ya estamos hablando de un servicio público que, por su falta de inversión, más pronto que tarde, puede ocasionar daños físicos a los viajeros. Dicho de otra manera, ¿está esperando el Ministerio de Transportes a que haya muertos para invertir en estas líneas de tren?

Si eso sucede, ¿la respuesta será echar las culpas a la administración autonómica o a su presidenta Isabel Diaz Ayuso, y enredarse en una infructuosa polémica política? 

Esta parece ser la opción por la que ha optado Sánchez poniendo al más grosero de los sanchistas habidos: un botarate deslenguado, que gasta su tiempo en hacer el idiota en las redes sociales mientras los días se suceden y él es incapaz de reunirse con la Comunidad de Madrid, y lo que es más importante, de anunciar un definitivo y eficaz paquete de inversiones en nuestro Cercanías.

Pero como con Sánchez siempre se cumple lo de “piensas mal y acertarás”, somos muchos los que nos maliciamos con la idea de que la no inversión en Madrid, junto al favoritismo a todo lo que venga de Cataluña, Rodalías incluido, puede formar parte del anexo oculto del pacto suscrito entre Sánchez y los independentistas catalanes de “ni agua a los madrileños”.

De otra manera no se entiende.

Y es que mientras el ministro sigue gastando su tiempo en mostrarse como un bronquista bastante soez (usado como adjetivo señora Alegría), viajar en las cercanías de Madrid se ha convertido en una actividad de gran riesgo, algo que ningún ciudadano de un país medianamente occidental, se merece.

Por eso, piensen en los ciudadanos, y acometan de una vez por todas las inversiones que los madrileños necesitan, aunque sean sujetos políticamente indeseables para el PSOE de Sánchez.

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