Ayer, mientras iba desgranando el jeroglífico de nombres del nuevo Gobierno Frankenstein. Esta mañana lo he resumido en” el gobierno traidor”, que deja en segundo plano, la igualdad y la cohesión de todos los españoles, antes de la votación de los presupuestos generales del Estado, a aprobar con la traición a todos los demás, de los independentistas catalanes Junts y Esquerra, vascos del PNV y Bildu, gallegos del BNG y canarios de CC con PSOE Y SUMAR, recordé que había aparecido en octubre de 2010, en la Vanguardia el obituario de Benoit Mandelbrot, glosado por JORGE WAGENSBERG Director Científico de la Fundació » la Caixa«, el descubridor de la teoría de la organización del Caos a través de los fractales.
La casualidad, me hace atribuir al nuevo Gobierno Sánchez este concepto. Se trata ni más ni menos que del CAOS organizado. Es por tanto un Gobierno asimétrico de Fractales, aunque se han empeñado en decir que es una reorganización política de la coalición llamada “progresista·.
Mantiene el equipo político, pero se centra parece ser en la paz de la izquierda progresista, lo que transforma nuestro principal problema ,el económico, el paro, la deuda, especialmente de las Autonomías y la desaparición de cientos de miles de empresas en secundario, cuando ese es el tema y no otro es en el que ha fracasado el “Princeps” Sánchez, hasta el punto de tener que votar el Congreso, en su momento , como quien lava, unos presupuestos inverosímiles, que no se los creen ni ellos
Gobierno del “Famoseo” para los horteras en que nos han transformado los socialistas a los españoles, donde importa más el politiqueo y el pago de las deudas contraídas por la investidura, que las decisiones que podrían sacarnos de la crisis , es decir la dimisión de Sánchez que sería la consecuencia lógica de tanto desastre, miseria y aflicción de últimos años, pues nada, nuevos conejos sacados de la chistera y todos embobados ante el Mago Merlín que desgraciadamente nos ha tocado en suerte.
La primera vez que oí hablar de los fractales fue a Paco Flores Tascón, medico sabio, donde los haya y más tarde a José Luis Abellán Presidente del Ateneo de Madrid que descubrió en el frontispicio de los palcos del salón principal, al quitar unos paneles que los cubrían una serie de dibujos aparentemente cabalísticos, que acertadamente atribuyo a los seguidores de la Teodicea y que representaban el origen y el desarrollo del mundo desde el Caos al Cosmos, naturalmente después de siete etapas diferentes, largas como toda la Historia de la Humanidad, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos todavía más cerca del Caos que del Cosmos, especialmente en España.
Como decía al principio, según WAGENSBERG murió en 2010 en Cambridge (Estados Unidos) Benoît Mandelbrot,” el matemático más conocido, admirado y citado de las últimas décadas por científicos, artistas y ciudadanos de toda condición. No fue, como es habitual entre matemáticos, un investigador cuyos teoremas y conjeturas culminan antes de cumplir los cuarenta. Mandelbrot empezó pronto, pero acabó el día antes de su muerte. Su curiosidad nunca bajó la guardia.
La primera vez que supe de él fue en un libro de 1962 donde el físico francés Léon Brillouin cita su tesis doctoral, Contribución a la teoría matemática de los juegos de comunicación (París, 1952). En ella recoge y resuelve el reto de Claude Shannon, fundador de la teoría matemática de la información: es la ley de Zipf en lingüística, según la cual en un idioma económicamente eficaz las palabras largas se confían a palabras poco frecuentes y las palabras más cortas a palabras de uso muy probable. Piénsese en la catástrofe que supondría ¡sólo en gasto de saliva o tinta! cambiar en un texto la palabra si por la palabra anticonstitucionalmente, sabiamente protegida por la realidad virtual del Chat PGT.
Mandelbrot resuelve el problema magistralmente con 27 años y encuentra la función idónea entre la frecuencia de una palabra y su longitud medida en fonemas.
Pero su vida creativa se dilata porque su gran aportación culmina en 1982 con la publicación de su obra maestra, La geometría fractal de la naturaleza (en español Tusquets, 1997). No hay disciplina científica o técnica que no recurra a la geometría fractal para comprender la generación y transformación de los objetos que le son propios: cristalografía, magnetismo, geología, zoología, fisiología, neurología, botánica, ingeniería, arquitectura, diseño, economía, teoría de juegos, sociología, lingüística… En la actualidad existen cientos de libros profusamente ilustrados con la vocación de demostrar que la naturaleza es más fractal que euclídea.
Los fractales (o las fractales, como insistía Mandelbrot sin demasiado éxito) emanan un raro gozo intelectual y estético. Crean adicción. La idea que el matemático inglés Lewis Fry Richardson tuviera para resolver el detalle de cómo medir la longitud de una línea tan caprichosa como una costa o una frontera pasó, con Mandelrot, de mero detalle a toda una teoría de las formas naturales y culturales. Es la manera más simple de crear complejidad. Mandelbrot miraba la realidad del mundo con ojo fractal.
El jovencísimo Benoît Mandelbrot conoció en Princeton al gran John von Neumann, al gran Kurt Gödel y al gran Albert Einstein. La grandeza intelectual quizá sea contagiosa porque con Benoît Mandelbrot también se fue uno de los grandes”.
Mandelbrot, como ante Gaudí o Dalí, maestros de la organización de los fractales del Caos, se admiraría, ante la composición fractal y caótica del nuevo Gobierno Sánchez, pero yo creo que descubriría la gran “SUPERCHERIA” de esta última decisión que ha cogido al PP con el pie cambiado, hasta el punto de llegar al balbuceo y al no saber qué decir. A lo mejor este artículo le orienta y le hace comprender, que no se puede seguir en la dirección de la Oposición en plan moderado, Alberto Núñez Feijoo, antiguo amigo mío. O se mete con más agresividad a fondo contra este maestro del embaucamiento que es Sánchez o no conseguirá echar a Sánchez del Falcón y de la Moncloa. Debe demostrar que el Caos es lo que va a salir de los pactos con los independentistas catalanes de Puigdemont y de Junqueras, un caos curiosamente sin fractales, enviando a las clases medias a las bajas o a la miseria. España desencuadernada. Con los peores resultados en todos los rankings del mundo civilizado, véase el PISA por ejemplo.