El día de Nochevieja en el marco de una concentración contra el gobierno de Sánchez, se dio un salto cualitativo en la protesta que, en mi opinión, rebasó la línea del respeto y del sentido común que debe haber en toda protesta política, y más, cuando quien lo realiza es gente de lo que coloquialmente se llama, “de orden”.
La algarada que concluyó en el apaleamiento de una figura de Pedro Sánchez y en insultos múltiples contra su gobierno, y también contra el alcalde de Madrid, debería constituir un punto final en esta manera de manifestarse en toda protesta política.
Y dejando claro mi condena y mi rechazo a esta forma de actuar en política, tampoco veo razonable el teatrillo que está montando el PSOE alrededor de estos hechos.
Una investigación policial ad hoc, un proceder judicial de urgencia, y la reacción victimista de manera tan artificial y sobreactuada, en la que cómo no, ya de paso y sin ninguna gracia, se acusa al Partido Popular de provocador de los hechos, cuando han sido los primeros en condenar y desligarse de esa concentración y de lo allí sucedido, son la respuesta exagerada del PSOE a tales hechos.
Sin embargo, nadie se cree que esta respuesta del PSOE sea sincera y creíble.
“Llueve sobre mojado” respecto a hechos de estas características en España. Y no es el “tú más” que a veces tanto se utiliza en la contienda política. Por ello, hagamos historia un poco.
Hasta la irrupción de Podemos, no eran habituales los acosos personales a políticos en nuestra vida política. Es cierto, que Podemos extiende a toda España el acoso y hostigamiento que sufríamos quieren entonces éramos cargos del PP, y también del PSOE, en Euskadi. No es cuestión de victimizarse, pero viene al caso recordar como todas las semanas quienes éramos concejales del PP vasco teníamos concentraciones en nuestras casas y trabajos, llamándonos asesinos y carceleros.
Y tampoco es cuestión de traer aquí, aunque viene a cuento, la incomprensible reacción del PSOE tras los atentados del 11M acusándonos también de asesinos a todo el PP, en muchas concentraciones “espontáneamente” habidas por toda España.
Pero siendo estos hechos ciertos, durante los últimos años se ha convertido a SM El Rey, a los políticos de centro derecha y a diversas instituciones del Estado en objetos de burla y humillación en múltiples concentraciones políticas.
El tiro al facha en casetas festivas de la izquierda de algunas localidades, la decapitación de la figura de Rajoy en actos públicos (que desembocó incluso en una agresión física de un desalmado), los escarnios públicos a la presidenta Diaz Ayuso hasta en eventos patrocinados por gobiernos dicen que progresistas, o la quema habitual de la figura del Rey en manifestaciones sobre todo en Cataluña y en Euskadi, no han conmovido lo más mínimo al PSOE. Es más, con cierta sonrisa, han mirado a otra parte sin condenar si quiera los hechos. “A más a más” que dicen los catalanes, es que el entones ministro de Cultura Miquel Iceta, sobre la quema de figuras del Rey y banderas nacionales, afirmó con comprensión a los autores de tales agresiones, que “a veces magnificar estos hechos, sólo hacen que alimentar a los que los provocan”.
Y hete aquí, que cuando pretenden despenalizar los ultrajes a la bandera, al Rey o a las víctimas del terrorismo, el PSOE monta una superproducción de Hollywood, “alimentando a los que lo provocaron”, por un ataque a su presidente durante una pequeña concentración de exaltados, repudiable eso sí, a los que la celebración del año nuevo se les fue de las manos.
De esta manera, poca legitimidad moral le queda al PSOE en denunciar estos hechos. En cualquier caso, sería deseable que uno de los propósitos de año nuevo fuera que el respeto al adversario político se instale en nuestro día a día, y que la necesaria crítica y debate políticos, queden en eso, en discrepancias políticas hechas siempre desde el respeto. En el Partido Popular así hemos funcionado siempre y de ello nos podemos sentir orgullosos.