El próximo 18 de febrero hay convocadas elecciones en Galicia para renovar su parlamento autonómico y, en consecuencia, el gobierno de la Xunta que hoy encabeza el popular Alfonso Rueda con mayoría absoluta, sucesor del presidente Alberto Núñez Feijoo cuando éste vino a Madrid a presidir el Partido Popular nacional, tras sus 4 victorias por mayoría absoluta en su tierra.
Este hecho, sin relación con el vertido a las playas, gallegas fundamentalmente, de una especie de pellets de plásticos, contenido que transportaba un barco portugués y que perdió en su travesía frente a las costas gallegas, está detrás, o, mejor dicho, es la causa de la polémica política originada por dicho vertido.
Los citados pellets, que lógicamente iban a llegar a las costas más temprano que tarde, estuvieron unos días a la deriva mientras el organismo responsable y competente en la materia, Salvamento Marítimo, encuadrado en el Ministerio de Transportes que dirige el locuaz Oscar Puente, no se pronunció ni hizo nada.
Este es el quid de la cuestión, la respuesta tardía, y no otro, porque ante esta crisis originada por la llegada de los pellets a las playas gallegas, cada partido e institución se ha comportado como está en su adn y modo de estar en política.
El PP, que dirige la Xunta, ha estado actuando en la medida de sus competencias desde que tuvo conocimiento del hecho (recordando que el mantenimiento y limpieza de las playas son cuestiones de competencia municipal); Sumar ha ido, con vicepresidenta incluida, la vacía Yolanda Diaz, a montar una performance en las playas con poco presupuesto, poca actitud y poca imaginación en la línea política que le caracteriza de buscar la imagen sin nada consistente detrás; y el BNG, se ha mostrado como son, mostrando su odio eterno al PP y ejerciendo su política populista, pues lo primero que hicieron fue ponerse el traje blanco de recoger chapapote, buscando una asimilación ante dos hechos que no tienen nada que ver.
¿Y el PSOE, responsable del Gobierno de España, qué ha hecho? Pues su respuesta ha sido la ineptitud más absoluta propia del Sanchismo, junto al intento de capitalizar sin escrúpulos la crisis a rebufo de lo que ha hecho el BNG, en esa pelea por la segunda plaza tan decantada para el partido independentista gallego de la falsamente moderada Pontón.
El ministerio de Oscar Puente no reaccionó hasta el día 20 de diciembre, cuando Portugal había avisado el día 8 del vertido. Por tanto, debido a la tardanza en dar respuesta a la crisis, Salvamento Marítimo no cumplió su papel de investigar, de recoger y de predecir la trayectoria del vertido. Nada de nada, cuando es un organismo que tiene su razón de ser en coordinar y organizar la operativa necesaria para que los mares españoles estén limpios, ante los accidentes que se producen en la mar.
De esta manera se perdieron días vitales en atajar la crisis en su estado inicial, cuando quizás se podían haber detectado y recogido los sacos de los pellets, antes de desintegrarse los sacos y ya verter libremente dichos pellets.
Eso sí, Oscar Puente, no se le puede pedir más, mientras no se ocupaba de su trabajo, dedicó todos esos días a los objetivos marcados por Sánchez al nombrarle ministro: insultar a diestro y siniestro al centro derecha de este país, bloquear a usuarios de redes sociales que son críticos con su partido, y difundir la buena nueva del sanchismo por sedes socialistas y medios de comunicación.
En cualquier caso, recordando una vez más aquella arenga de un famoso socialista de “hay que hundir otro Prestige”, no deben obviar los socialistas que los ciudadanos gallegos, su mayoría social, son gente inteligente que sabe distinguir lo que es una buena gestión como ha hecho el gobierno de la Xunta, de lo que es la dejadez, la ineptitud y el abandono en sus responsabilidades, tan característico de Sánchez y sus ministros.
Por eso, se puede decir que la izquierda pincha en hueso y que, una vez más, naufragará y se hundirá en la oposición en Galicia.