En Rotary existen un conjunto de normas de ETICA que se denominan prueba cuádruple: 1º ¿Es la verdad? 2º ¿Es equitativo para todos los interesados? 3º ¿Creará buena voluntad y mejores amistades? 4º ¿Será beneficioso para todos los interesados?
Uno de los códigos de ética más populares y citados que hay en el mundo de los negocios, es la Prueba Cuádruple Rotaria. Fue hecha por el Rotario Herbert J. Taylor en 1932 cuando le pidieron que asumiera el mando de la empresa Aluminum Company en Chicago, que estaba al borde de la bancarrota, y buscó la forma de salvar a esta empresa hundida en una depresión por motivos financieros. Herbert J. Taylor, fue presidente de Rotary International en 1954-1955.Bajo este código de ética consistente en 21 palabras, para que todos los empleados lo llevaran a cabo en sus propias ocupaciones dentro de la empresa, logrando con ello, sacar a flote a la compañía.
1. ¿Es la verdad?: La verdad es la base sobre la cual se construye la confianza y la credibilidad. En un mundo lleno de desinformación y medias verdades, la honestidad es más valiosa que nunca. En Rotary, la búsqueda de la verdad es un compromiso inquebrantable. Se trata de comunicar información con precisión y transparencia, incluso cuando la verdad puede ser incómoda o difícil de aceptar. Al abrazar la verdad, Rotary fomenta la confianza mutua entre sus miembros y con la comunidad en general.
2. ¿Es equitativo para todos los interesados?: La equidad es la piedra angular de la justicia y la igualdad. En un mundo diverso y multifacético, es crucial considerar las necesidades, perspectivas y derechos de todas las partes involucradas. La Prueba Cuádruple de Rotary nos insta a reflexionar sobre si nuestras acciones son justas y equitativas para todos, sin discriminación ni favoritismos. Esta pregunta nos recuerda que nuestras decisiones deben basarse en principios de imparcialidad y respeto por la dignidad humana.
3. ¿Creará buena voluntad y mejores amistades? La buena voluntad y la amistad son los cimientos de relaciones sólidas y significativas. En un mundo cada vez más polarizado, cultivar la buena voluntad y construir puentes de amistad es esencial para promover la armonía y el entendimiento mutuo. La Prueba Cuádruple nos desafía a reflexionar sobre si nuestras acciones contribuyen al fortalecimiento de lazos fraternales y al fomento de un sentido de comunidad y colaboración. En Rotary, el compañerismo y la camaradería son valores inquebrantables que enriquecen nuestras vidas y nuestras comunidades.
4. ¿Será beneficioso para todos los interesados?: El bienestar colectivo es un objetivo noble que trasciende el interés personal. En un mundo interconectado, nuestras acciones tienen ramificaciones que afectan a múltiples partes interesadas. La Prueba Cuádruple nos desafía a considerar si nuestras decisiones y acciones promueven el bienestar y el progreso de todas las partes involucradas, no solo en el presente, sino también a largo plazo. En Rotary, el servicio a la humanidad es nuestro lema, y buscamos generar un impacto positivo y sostenible en nuestras comunidades y en el mundo en general.
En resumen, la Prueba Cuádruple de Ética en Rotary no es solo un conjunto de preguntas; es un compromiso con la integridad, la equidad, la amistad y el bien común. Estas cuatro simples preguntas sirven como guía en momentos de duda y como recordatorio constante de los valores que Rotary representa. Al adherirse a estos principios, los rotarios continúan siendo agentes de cambio positivo en un mundo que anhela ética y liderazgo moral
La Prueba Cuádruple se convirtió en la guía para ventas, producción, publicidad y toda clase de relaciones con clientes y distribuidores. La compañía debió su supervivencia a esta simple filosofía. La Prueba Cuádruple fue adoptada por Rotary International en enero de 1943, y desde esa fecha, ha sido traducida a más de 100 idiomas e impresa en miles de formas. El mensaje debe ser conocido y aplicado por todo Rotario. Durante cuatro décadas los rotarios han estado utilizando como norma en sus negocios, en su comunidad y en sus asuntos personales, una simple enunciación de 21 palabras conocida como La Prueba Cuádruple. Esta no proporciona respuestas, sino que formula preguntas, que quien la utiliza debe contestar. Miles de rotarios la han aprovechado y compartido con miles de personas. Millones de ejemplares de ella han sido distribuidos a jóvenes escolares y a personas relacionadas con los negocios. La Prueba Cuádruple se halla esculpida en monumentos de granito, incluida en contratos laborales, impresa en papel de envolver, paraguas y carteles y ha sido tópico de innumerables concursos literarios y discursos. En 1968 Taylor escribió: «Aprendí sobre mi escritorio, apoyé mi cabeza en mis manos, y oré, después de unos instantes, volteé hacia arriba y alcancé un tarjeta de papel en blanco, y luego escribí las palabras que me brotaron.
Es solo, que la prueba cuádruple, que es básica para conocer la verdad a la vez que establece un código de ética para todos los negocios, incluida la política, que en nuestro país se viola constantemente, en este régimen de Transición interminable, en realidad la ideó Sócrates, aunque como triple filtro. Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo: ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo? Espera un minuto -replicó Sócrates-. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen.
Yo lo llamo el examen del triple filtro. ¿Triple filtro? Correcto -continuó Sócrates-. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir, es por eso por lo que lo llamo el examen del triple filtro.
El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto? No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y…
Está bien -dijo Sócrates-. Entonces realmente no sabes si es cierto o no.
El segundo filtro, el filtro de la bondad ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo? No, por el contrario…Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.
El tercer filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo? No, la verdad es que no. Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil ¿para qué querría saberlo?
¿Por qué no se aplican los políticos españoles, especialmente el PP, PSOE, SUMAR, ¿JUNTS? ESQUERRA REPUBLICANA y PNV, la prueba cuádruple en vez de enzarzarse en el “y tú más” cotidiano.
Aquí, hay que hacer una referencia al mayor mentiroso de la historia de la Transición Pedro Sánchez. La aplicación de la prueba cuádruple, también conocida como el principio de la ética en la toma de decisiones, podría ser una herramienta valiosa para mejorar la transparencia y la honestidad en la política española. Sin embargo, su implementación enfrenta diversos desafíos y resistencias por parte de los actores políticos.
La prueba cuádruple consiste en formular las cuatro preguntas clave, antes de tomar una decisión o realizar una acción: La aplicación de este principio podría contribuir a promover la honestidad, la equidad y la responsabilidad en la política, ayudando a construir una sociedad más justa y transparente. Sin embargo, su implementación requiere un compromiso genuino por parte de los políticos y una cultura política que valore la integridad sobre el oportunismo.
En cuanto al constante juego del «y tú más» en el ámbito político español, es un fenómeno lamentable que socava la confianza pública en las instituciones y dificulta el avance hacia soluciones efectivas a los problemas del país. En lugar de enfocarse en ataques personales y confrontaciones partidistas, los políticos deberían centrarse en el diálogo constructivo y el trabajo conjunto para abordar los desafíos que enfrenta la sociedad.
Hablando específicamente del tema de la verdad y la mentira en la política, es fundamental reconocer la importancia de la honestidad como pilar fundamental de la democracia. La mentira política socava la confianza pública, distorsiona el debate público y debilita las instituciones democráticas.
Pedro Sánchez, al igual que cualquier otro político, está sujeto a críticas por sus acciones y declaraciones. Sin embargo, es importante abordar estas críticas de manera constructiva y basada en hechos verificables. La difamación y la desinformación no contribuyen a un debate político saludable y solo sirven para dividir a la sociedad y obstaculizar el progreso.
En resumen, la implementación de la prueba cuádruple en la política española podría ser una herramienta valiosa para promover la transparencia y la honestidad. Sin embargo, su éxito depende del compromiso genuino de los actores políticos y de una cultura política que valore la integridad sobre el oportunismo. En última instancia, la verdad y la honestidad deben ser pilares fundamentales de cualquier sistema democrático saludable.
Luis Guzmán Justicia, de quien no sé nada recientemente, me hizo llegar el concepto, sobre que a algo incondicionalmente cierto, se le llama «Apodíctico»: Estilo, o tono muy particular, en el lenguaje coloquial de los españoles. Es lo que podríamos llamar, carácter apodíctico, esto es, las afirmaciones o declaraciones que se expresan como evidentes, indiscutibles y que normalmente resultan no verdaderas, es decir falsas. La razón suprema de muchas discusiones en cambio es «porque lo digo yo» y «no hay más que hablar». Es decir, no se admiten argumentos en contrario. Podríamos decir también que se trata de una técnica asertiva o asertórica, pero tampoco hay que pasarse de cultismos. Ese estilo apodíctico se introduce incluso en los carteles y publicidad de toda índole. Por ejemplo, en España puede verse esta frase: «Queda terminantemente prohibido» o «totalmente prohibido» lo que sea. Se queda uno intrigado, sobre lo que podría ser el «parcialmente prohibido». Son innúmeras las locuciones en apoyo del tono apodíctico. Veamos algunas. «Esto lo digo por activa, por pasiva y por perifrástica». No cabe mayor evidencia. Suele ocurrir que se trata de una afirmación muy dudosa que admite muchas observaciones en contrario. Pero para eso está el lenguaje apodíctico, para que el contrincante se quede sin argumentos. El pan nuestro de la política de la “Casta”.
El Lenguaje Apodíctico es una Exploración de la Certidumbre Lingüística; En el vasto espectro de la lingüística y la filosofía del lenguaje, el término «apodíctico» se refiere a un tipo de discurso que busca transmitir verdades incuestionables o demostrables. Este tipo de lenguaje, caracterizado por su certidumbre y autoridad, se ha explorado a lo largo de la historia de la humanidad como un medio para comunicar conocimientos fundamentales, axiomas lógicos y verdades innegables. La palabra «apodíctico» tiene sus raíces en el término griego «apodeiktikos», que significa «que demuestra». En la filosofía aristotélica, el término se refiere a una forma de argumentación que busca establecer una verdad necesaria y demostrable. La distinción entre proposiciones apodícticas y asertóricas, introducida por Aristóteles, se ha convertido en un punto central en la discusión sobre la validez y la certeza en el lenguaje.
El lenguaje apodíctico se distingue por varias características distintivas que lo diferencian de otros tipos de discurso: Certidumbre y Autoridad: Las afirmaciones hechas en el lenguaje apodíctico se presentan como verdades incontrovertibles y absolutas. Este tipo de discurso lleva consigo un sentido de autoridad y certeza que pretende eliminar cualquier posibilidad de duda o disputa. Demostrabilidad: Las afirmaciones en el lenguaje apodíctico deben ser demostrables mediante argumentos lógicos o evidencia empírica. Se espera que estas afirmaciones estén respaldadas por pruebas irrefutables que confirmen su veracidad. Universalidad: Las proposiciones en el lenguaje apodíctico a menudo se presentan como universales, aplicables en todos los contextos y situaciones. Este aspecto refleja la aspiración de alcanzar verdades fundamentales y atemporales que trascienden las circunstancias particulares. Claridad y Precisión: El lenguaje apodíctico tiende a ser claro, preciso y libre de ambigüedad. Se enfoca en comunicar ideas de manera inequívoca y directa, sin dejar espacio para interpretaciones erróneas o confusiones.
El lenguaje apodíctico desempeña un papel crucial en diversos campos del conocimiento, incluyendo la ciencia, la matemática, la lógica y la filosofía. En la ciencia, por ejemplo, las leyes fundamentales de la física, como la ley de la gravedad de Newton o las leyes de la termodinámica, se expresan típicamente en términos apodícticos.
En la filosofía, el lenguaje apodíctico se utiliza para establecer principios fundamentales y argumentos deductivos. Los filósofos a menudo recurren a proposiciones apodícticas para establecer fundamentos sólidos sobre los cuales construir sus sistemas filosóficos.
En resumen, el lenguaje apodíctico representa una forma de expresión lingüística que busca transmitir verdades absolutas y demostrables. Su certidumbre, autoridad y precisión lo convierten en una herramienta invaluable para la comunicación de conocimientos fundamentales y universales en una variedad de campos disciplinarios. A través del lenguaje apodíctico, los seres humanos aspiran a capturar y compartir las verdades más profundas y trascendentales que dan forma a nuestro entendimiento del mundo.
«De una vez por todas». No se entiende bien lo que quiere decir. Simplemente se enuncia así para indicar que ya no se va a repetir más, que la cosa está suficientemente clara, que es definitiva. «Que va a misa», se dice también. «Nada más y nada menos». Se antepone a una cifra, un dato, un hecho que se quiere resaltar por ser terminante, significativo. Cualquier nimiedad adquiere un carácter solemne o extraordinario cuando se acompaña de esa cláusula. «Poner encima de la mesa». No me refiero al caso extremo de que sean los dídimos los que se coloquen encima de la mesa, posición bastante incómoda pero definitiva. De manera más simple y analógica se ponen encima de la mesa todo tipo de argumentos, propuestas, razonamientos, hechos. Parece que con ese gesto ya está todo dicho, ya no hay más que hablar. La única forma de contrarrestar esa acción es argüir que «ese no es el debate» o bien «ese es otro debate». Es otra réplica apodíctica que nadie suele poner en duda.
Una variación del lenguaje apodíctico consiste en introducir adverbios en apoyo de la tesis de que no hay discusión posible, no hay más que hablar. Sirven muy bien los siguientes: básicamente, absolutamente, indiscutiblemente, evidentemente. Es curioso que, ante esos adverbios, el interlocutor no sepa redargüir que las cosas pueden ser de otro modo. Por ejemplo, cuando se dice «absolutamente», lo que sigue suele ser muy relativo o débil. Pero el adverbio da una fuerza especial a lo que se afirma. Por lo mismo, cuando se aduce de algo que es «única y exclusivamente», lo normal es que no sea tan único ni tan exclusivo. Una forma de dejar clara una cosa es con el juridicismo de «a las pruebas me remito». No se deduce qué pruebas sean esas, pero la expresión da por zanjada cualquier discusión. Recordemos que la palabra prueba en la jerga jurídica ahora se dice también evidencia por influencia del inglés. En los juicios sucede que muchas pruebas están muy lejos de ser evidentes para las dos partes. Una cláusula apodíctica de moda es «sí o sí», esto es, no caben alternativas, lo que sigue es obligado, necesario, indiscutible. Quizá sea una expresión del lenguaje pueril, pero ha caído en gracia. Es algo así como «o lo tomas o lo dejas» sin ninguna otra opción Bueno pues a ver si dejan de mentirnos los Políticos, porque ya estamos hartos los españoles o “indignados” que es todavía peor. Les hagan la prueba cuádruple y verán como suspenden.
Según su artículo más reciente, Enrique P García Agulló recientemente dimitido y felicitado de la Presidencia del Club Liberal 1812 de Cádiz afirma: Ahora tendremos las Comisiones de investigación y, ¿saben lo que les digo? que al final tendrán los mismos votos que con los que arrancaron. Trabajen, por favor, produzcan, y dejen sus egos y sus partidos en vía secundaria. Hace ya mucho tiempo que no se ha dado a luz a ningún político ejemplar ¿Quién puede hablar del haber, el hacer o en la conducta de estos próceres que ahora llevan la administración de España? Tres son las citas electorales que quedan en 2024, dos particulares y una general. No hay luz, falta regeneración y, ahí los tienen. ¿Quién sabe el nombre de los ministros de hoy?. Curiosamente repitiendo como loros el mismo ataque al PP, en todas sus actuaciones en TV. Es sorprendente que nunca sean originales en sus críticas y que las repitan literalmente sus, como si las mentiras repetidas mil veces, fueran verdades apodícticas.