Crispación: dícese del término que se refiere al ambiente político cuando la izquierda gobierna, y sus múltiples errores y corrupciones son denunciados por la oposición.
Con un paralelismo con el poema de Bécquer, podríamos decir aquello de “¿Qué es crispación? dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es crispación? ¿Y tú me lo preguntas? Crispación…eres tú.
El gobierno de izquierdas de Sánchez y su poderosa VI Flota Mediática (la muy numerosa y bien remunerada tropa a la que ahora se suma el cómico Broncano), como antes hizo Felipe González en aquel trienio negro de corrupción (1993-1996), o Zapatero cuando negaba la crisis, negociaba con ETA y ponía en marcha la agenda guerra-civilista, nos intentan convencer de que siempre que la derecha está en la oposición, el clima político y democrático se deteriora.
Pues en este caso, como en otros, hay que negar la mayor. Y eso es lo que está haciendo todos los días el Partido Popular en los diferentes parlamentos, en la calle y en el resto de las instituciones.
No existe tal clima de crispación. Digan la verdad. Lo que hay es un gobierno acorralado por su pésima gestión, un gobierno que estaba acabado y que se encontró inesperadamente con que los números sumaban para seguir gobernando. Ah, y un gobierno al que le ha estallado un caso de corrupción imbricado en el propio Partido Socialista y con múltiples ramificaciones, una de las más importantes, la que termina en la alcoba del Presidente del Gobierno.
En la investigación que inició la UCO a instancias de la denuncia interpuesta por el PP de Madrid sobre la compra de mascarillas por parte de empresas, empresillas y amigos de las Casas del Pueblo, están implicados según vamos conociendo varios ministerios, varias Comunidades Autónomas, presidenta del Congreso incluida, militantes socialistas y empresarios amigos. De repente, con la información que vamos conociendo van teniendo explicación alguna de las dudas y de las cuestiones misteriosas de la gestión socialista.
Así ahora empezamos a explicarnos por qué llegaron mascarillas fake, por qué se concedieron cientos de millones de euros a empresas que antes de la Pandemia facturaban unos eurillos, por qué una vicepresidenta venezolana vetada en Europa, aterriza una noche en Barajas y deja en suelo español decenas de maletas con contenido desconocido, por qué los fondos europeos se están gestionando con tanto ocultismo, o por qué, el Gobierno enemigo de la Transparencia no explica por qué motivos el Falcon del Estado Español viaja constantemente a la República Dominicana, la nueva meca de la corrupción socialista (todo socialista o afín que se dedique a la corrupción debe ir al menos una vez al año a tal paradisiaco destino).
Y sobre todo, otro de los hilos (estos sin que son hilillos de chapapote) de la investigación se refiere al rescate con 500 millones de euros a la aerolínea Air Europa, decisión multimillonaria inexplicada aún hoy. Pues bien, parece que la relación entre los propietarios de tal línea aérea y Begoña Gómez, esposa del presidente era muy estrecha.
Patrocinios, reuniones y encuentros demuestran una familiar relación entre ambos que debe ser aclarada cuanto antes por la interesada, por la Justicia o por la propia UCO: una relación marcada por el tránsito de dinero en forma aun desconocida.
Esto es lo que causa, por tanto, la llamada crispación: por una parte, la oposición del Gobierno de España a que los españoles conozcamos lo que ha pasado en lo que empezó como “Caso Ábalos” y ha acabado conocido como “Caso PSOE”, y por otra, el intento de amordazamiento de los medios de comunicación, censura y listas negras de periodistas incluidas, por parte del Sanchismo.
Por tanto, respeten la libertad de los medios de comunicación, faciliten las investigaciones judiciales y policiales y, sobre todo, no colaboren en la rapiña que algunos de sus propios miembros han realizado sobre los fondos públicos, que esto último, es lo que verdaderamente crispa a los españoles.