viernes, julio 5, 2024
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Otra vez elecciones catalanas

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José Virgilio Menéndez Medrano
José Virgilio Menéndez Medrano
Diputado en la Asamblea. Secretario General del Grupo PP en la Asamblea de Madrid.

Este domingo 12 de mayo, se celebran las elecciones autonómicas al Parlament de Cataluña.

Por sexta vez desde 2015, los catalanes son llamados a las urnas en una cadencia que subraya la inestabilidad de la política catalana, que recordaría a aquella sucesión de gobiernos en Italia hasta hace no tanto, sino fuera porque en el país transalpino la vida económica y social siempre avanzaba, mientras que en Cataluña, tanto la vida social, como la económica se han visto seriamente afectadas por tal inestabilidad política.

Sin duda, los responsables de esta deriva de la política catalana han sido y son los independentistas catalanes, y quien la emprendió con nombres y apellidos fue Artur Mas ante su incapacidad de gobernar.

A Mas le sucedieron dos personajillos que no pasarían de militantes de base, por su excentricidad, en un partido político clásico.

El 1 de octubre, la DUI, la intervención del Estado de la autonomía por el artículo 155, y otros hechos, fueron los siguientes pasos que se sucedieron en una época que parece lejana, pero que sigue marcando la política catalana y española.

Y es que, de hecho, la política española cada vez se ha catalanizado más, se ha “aprocesado” más, y no al revés. Y esto es mérito, cómo no, de Sánchez y su gobierno, cuando en diferentes campañas electorales muy solemnemente había prometido no conceder indultos a los líderes del “proces” por ser inconstitucionales, que se había comprometido a traer a Puigdemont esposado, y que había jurado y perjurado no aprobar nunca una amnistía por vulnerar varios preceptos de la Constitución del 78, por ejemplo el artículo 62.i cuando habla del rechazo a los indultos generales o el propio 14, que habla de la igualdad de los españoles.

Pues bien, una vez que Sánchez se ha saltado todas las falsas promesas con las que se presentó a las diferentes elecciones generales, hoy es el día que, además de ser el Sansón europeo que luchará contra el fascismo del siglo XXI, es el hombre de la convivencia en mayúsculas en Cataluña. 

Porque esta es la coartada que se ha buscado, un concepto tan hermoso y positivo como es la convivencia, cuando lo que quiere decir es traición a sus principios al estilo marxista (de Groucho), de si no te gustan estos principios tengo otros.

En cualquier caso, el propio título de este artículo provocadoramente dice “Otra vez elecciones” pues como decía ya son las sextas en pocos años.

Pasada y ya cuasi olvidada la trascendencia que se le daba por los independentistas a unas elecciones autonómicas… que siempre eran las últimas antes de la independencia, las  cosas se han ido centrando una vez que la sociedad catalana ha acabado agotada del “procesismo”. 

Y es conveniente recordar que no es con este Gobierno con quien se acaba supuestamente un independentismo (que lo volverá a hacer), sino que ya con el Gobierno Rajoy, y tras la aplicación de un 155 que fue eficaz aunque incomprendido por muchos (se olvida lo fundamental que es que se paró un golpe independentista con la ley y sin dar un tiro, a pesar del deseo de los independentistas que buscaban un enfrentamiento civil), como decimos, fue con el Gobierno Rajoy con quien había empezado a descender el apoyo al independentismo que nos había llevado al límite como nación común.

Que con el gobierno de Sánchez se ha acelerado el descenso del independentismo, es cierto. Pero no es menos cierto que Sánchez ha sido muy permisivo y condescendiente con dicho independentismo, haciendo cesiones que solo recuerdan a aquel primer ministro británico irresponsable y ya olvidado, llamado Cameron, de conceder un referéndum a Escocia además de facilitar el Brexit. A Cameron esto le costó el puesto; a Sánchez solo le conmueve, dice él, el amor de su Dama, la emprendedora pluriempleada y mejor remunerada.

En cualquier caso, el domingo cuando se abran las urnas veremos los resultados y cómo se han decantado el alto nivel de indecisos de catalanes. Veremos si Illa puede gobernar, y a cambio de qué (seguramente eso no se vería hasta pasadas las europeas, pues como en Euskadi se impondrá el silencio tacticista), comprobaremos si Puigdemont sigue al alza y le da para hacer un gobierno independentista (cosa difícil pero posible), y si la fuerza que representa al constitucionalismo español fiel y sin estridencias, que es el Partido Popular, vuelve a ser una fuerza determinante. 

España necesita que el constitucionalismo español sea representado por un partido responsable y no histriónico, y que ofrezca mensajes de convivencia siempre desde el respeto al marco constitucional. Y eso a día de hoy, con pena lo digo, sólo el PP de Alejandro Fernández lo puede ofrecer. 

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