jueves, noviembre 21, 2024
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Historias de mi vida liberal: «la mujer del César»

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Bernardo Rabassa
Bernardo Rabassa
Librepensador. Maestro Nacional. Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras y Diplomado en Psicología Industrial por la Universidad Complutense de Madrid.

 Desde muy jovencito, he oído el aforismo latino del propio Julio César: “la mujer del César no solo tiene que ser honesta sino también parecerlo”. 

Después de la muerte de Cornelia Cinna, César se había casado con Pompeya Sila (hija de Cornelia Sila y Quinto Pompeyo Rufo), nieta de Sila. Como esposa del Pontifex Maximus y una de las mujeres más importantes de Roma, Pompeya era responsable de la organización de los ritos de la Bona Dea en diciembre, una liturgia exclusivamente femenina, donde los hombres no podían participar. Pero durante las celebraciones del año 62 a. C.Publio Clodio Pulcro (un joven líder demagogo, conceptuado peligroso) consiguió entrar en la casa disfrazado de mujer, al parecer, movido por el lascivo propósito de yacer con Pompeya. En respuesta a este sacrilegio, del cual ella probablemente no era culpable, Pompeya recibió una orden de divorcio. César admitió en público que él no la consideraba responsable, pero justificó su acción con esa célebre máxima.

Hoy, en nuestras noticias, están presentes  las mujeres, por varios hechos que las ponen en entredicho: La primera y más llamativa fue la elección  de Ana Botella como Alcaldesa de Madrid, rodeada de toda la parafernalia del PP, seis ministros, su esposo el ex presidente Aznar, quitándose de en medio el malvado Gallardón a quien en realidad se había votado así como su segundo Manuel Cobo que ,todo hay que decirlo por bobo y cancerbero que ha sido de su alcalde, no solo no ha sido alcalde sino que ni siquiera le han hecho subsecretario de Justicia , enviándolo a un retiro dorado de Gerente de IFEMA” Roma traditoribus non praemiat» aunque Cobo más que “traditoribus” haya sido” leal y fiel”como Bellido Dolfos, mordiendo cuando se le ordenaba a Esperanza Aguirre y Gallardón no sea comparable en modo alguno al cónsul Servilio Cepión que pronunció esta famosa frase a los asesinos de Viriato , sucesor este y hermano de   Quinto Fabio Máximo Serviliano a quien había, primero vencido, y después firmado  la paz con Viriato, que como molestaba, fue eliminado, como tantos otros en la historia de España: Carrero Blanco, los abogados de Atocha, las víctimas del terrorismo de ETA y el 11M  por ejemplo, en la reciente Transición.

 La segunda, concierne  a Ana Mato que ha calificado un reciente asesinato de mujer con posterior suicidio del marido como violencia domestica o en el hogar, aunque luego se ha desdicho levemente diciendo que le daba igual como se llamase, aunque las feministas acaudilladas por la Leire Pajin, pusieran el grito en el cielo por dejar de llamarle violencia de género, lo que constituye un agravante para el varón absolutamente innecesario, salvo que realmente ejerza el machismo que se le atribuye: “la maté porque era mía”. Poco podrá impugnar el interfecto, puesto que se ha suicidado, cometiendo la mayor agresión posible contra sí mismo, de forma que es muy dudoso que se sintiera muy macho y satisfecho de su conducta. Ana Mato, crecida, ha seguido utilizando el calificativo, estos días.

La tercera es la visita de la Reina a Undargarin y a su hija Cristina y nietos. Se ve a la reina Sofía sonriente, acompañada del duque de Palma, Iñaki Urdangarin y de su hija la infanta Cristina. Esa es la instantánea que ha ‘cazado’ la revista ¡Hola! y que publica en su último número. La reina viajó a Estados Unidos, en actividad oficial, para una «entrega de premios» en el Instituto Reina Sofía en Washington, según relatan fuentes de la Casa Real.  La monarca aprovechó el viaje para visitar a su hija, su yerno y sus nietos, pero «en ningún momento buscaron ser fotografiados», rechazan. Doña Sofía fue «en actividad particular» a visitar a su prole y «hacerle unos regalos a sus nietos». Como todo ello coexiste con el apartamiento de su yerno por el Rey y las más que veladas alusiones al mismo en su alocución de Navidad, personalmente no puedo más que felicitarla por su coraje, la familia es ante todo, dejando a su egregio esposo otra vez a la pata coja, dignidad a la que nos tiene acostumbrados, dadas las frecuentes y notorias “escapadas” del monarca, sin que de sus labios salga el menor reproche, incluso ahora que ya se encuentra imputado en los juzgados de Palma de Mallorca.

 La cuarta es la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, Hasta que saltara el caso de corrupción en el que se ha visto envuelta, poco se ha sabido de la vida de Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez. Muy discreta, la esposa del presidente del Gobierno de España siempre se había mantenido en un segundo plano. Pero tras más de cuatro años en la Moncloa, el líder socialista ha sorprendido a la ciudadanía española tras anunciar que se «replanteaba dejar la Presidencia» por la «campaña de acoso» que sufría el matrimonio desde hacía algunas semanas. «La gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar mi opinión», apuntaba el presidente en una carta abierta «a la ciudadanía», que fue publicada días antes. 

María Begoña Gómez Fernández nació en 1975 en Bilbao, aunque se crío en el sur de la provincia de León, concretamente en la localidad de Valderas. Es licenciada en Marketing en ESIC en Madrid y realizó, posteriormente, un máster en Administración de Empresas. Antes de su llegada a Moncloa, realizó labores de asesoramiento en distintas ONGs como Oxfam Intermón, Amnistía Internacional o Anesvad. Durante años trabajó como directora de consultoría en externalización comercial del Grupo Inmark donde, en 2018 pidió una excedencia. Cargos estos que han sido puestos en duda por los distintos medios como prueba de que mentía y de que no era licenciada, Ni tenia capacidad para implantar un máster. Asimismo se la ha acusado de apoyar a distintas empresas para conseguir contratos del Gobierno que preside su marido.

Su rol en estas ONGs estaba enfocado en el asesoramiento y la implementación de estrategias de marketing y desarrollo, lo que le proporcionó una plataforma sólida para desarrollar sus habilidades en la gestión y coordinación de proyectos.

Su carrera profesional dio un salto cualitativo cuando se unió al Grupo Inmark, una empresa especializada en la consultoría de externalización comercial. Durante su tiempo en esta compañía, Gómez Fernández escaló posiciones hasta llegar a ser directora de consultoría, una tarea que implicaba una alta responsabilidad y un profundo conocimiento del sector. En 2018, decidió tomar una excedencia, coincidiendo con el ascenso de su esposo a la presidencia del Gobierno.

Sin embargo, la carrera de María Begoña Gómez Fernández no ha estado exenta de controversias. Varios medios de comunicación han cuestionado la veracidad de su currículum, especialmente en lo que respecta a su formación académica y su experiencia profesional. Acusaciones de que no poseía la licenciatura ni el máster que afirmaba tener surgieron, poniendo en duda la integridad de su trayectoria profesional.

Además, se ha enfrentado a críticas por supuestamente favorecer la adjudicación de contratos gubernamentales a empresas específicas, utilizando su posición e influencia derivada de su relación con el presidente del Gobierno. Estas acusaciones han alimentado debates sobre el nepotismo y el conflicto de intereses en las esferas más altas del poder en España.

A pesar de estas controversias, María Begoña Gómez Fernández ha continuado participando en diversas actividades y foros relacionados con la sostenibilidad y el desarrollo social, intentando mantener un perfil que refleje su compromiso con causas sociales y empresariales, especialmente en África y singularmente en Marruecos.

El caso de María Begoña Gómez Fernández subraya la importancia de la transparencia y la integridad en la vida pública, especialmente en una era donde la información está al alcance de todos y la confianza en los líderes públicos se somete a prueba constantemente. Las acusaciones y dudas en torno a su carrera plantean preguntas críticas sobre las expectativas y responsabilidades de los individuos en posiciones de influencia, un tema que sin duda seguirá en el centro de la discusión pública en los años venideros.

Todo ello, ha puesto de relieve que, aunque con un cierto tufillo de machismo actual en España, se ponga en duda el papel de la mujer, a quien se ha logrado sacar del sistema prehistórico de “cuotas “del PSOE y que realmente era la causa de su principal desdoro. También de la Ley de Violencia de Género que ha aumentado considerablemente el número de víctimas, pues introduce en el hogar una razón mayor de conflicto por la injusticia que supone para el varón. Dimes y diretes de tertulianos y opinantes, pero que sin duda en el primer caso, demuestra lo dictatorial de la ley de Partidos Políticos, porque es una falsa verdad que Ana Botella, haya sido votada por los madrileños. De hecho, lo ha sido por los 31 concejales del PP, porque estaba allí para eso, y porque se la metió en las listas de hace algunos años, porque ese era el “as” en la manga de Gallardón y porque este, ha hecho la “turuta” a los ingenuos que le votarán para devenir Notario Mayor del Reino, aunque mucho me temo que con ello ha cavado su propia fosa en el futuro de sus aspiraciones políticas, pues de ahí no pasará. 

Eso no quiere decir que Ana Botella no pudiera ser una magnífica Alcaldesa, con tal de que no gastase y que liberalizara toda la burocracia madrileña acumulada en la C/Sacramento, Barquillo, Plaza de la Villa y Cibeles (el mayor y megalómano palacio de España) será suficiente, pero no puede ser que su matrimonio, sea definitivamente el que ha propiciado su actual situación. Tendría que haber tenido en cuenta el aforismo de César, y eso tuvo que pagarlo, y con creces.

Después, han venido más dimes y diretes sobre cuántas mujeres mandan en el PP o en el PSOE como Yolanda Díaz, María Jesús Montero, Pilar Alegría, Margarita Robles, Irene Montero etc.. Todo esto, son ochos y nueves y cartas que no ligan en el “mus” de la vida, pero el “Órdago” sí que estaba echado y si teníamos una ministra Irene Montero en su día y mandando en plaza, Soraya Sáenz de Santamaría, Esperanza Aguirre, a Ana Pastor y a Dolores Cospedal , y a Isabel Díaz Ayuso y a otras muchas ministras, Consejeras, diputadas y senadoras, bien se les puede decir, en sus tres meses de gracia” la mujer del César no solo tiene que ser honesta sino también parecerlo”. Han empezado a medias mal, esperemos que mejore, y que el PP en su día nos ofrezca una mejor democracia que la que nos ha venido dando el PSOE  hasta ahora, pues España les necesita y el Régimen de Felipe VI está en sus casi primicias y si no, miren en Internet, que es la realidad y se asombraran de lo que dicen de él, de su familia y de la “Casta”, sus pretendidamente leales súbditos.

En los últimos tiempos, la política española ha experimentado una notable transformación en términos de representación de género, especialmente en las filas del Partido Popular (PP) y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Figuras como Yolanda Díaz, María Jesús Montero, Pilar Alegría, y Margarita Robles han ganado prominencia, simbolizando un cambio significativo hacia una mayor inclusión de mujeres en puestos de liderazgo político. Sin embargo, este cambio, aunque bienvenido, no está exento de críticas y controversias.

 Especialmente Irene María Montero Gil (Madrid, 13 de febrero de 1988) política y psicóloga española, actual secretaria política de Podemos y su cabeza de lista por España a las elecciones europeas de 2024. Entre 2020 y 2023, ejerció como ministra de Igualdad del Gobierno de España. Produciendo en su gobierno la famosa ley del Si es Si que en realidad consiguió el efecto contrario al que se pretendía, liberando a muchos delincuentes sexuales de parte de sus condenas, aunque ella pretendiera lo contrario.

Licenciada en psicología, es militante de Podemos y miembro de su Consejo Ciudadano Estatal desde noviembre de 2014. Fue la pareja de Pablo Iglesias con el que tuvo descendencia.  Ha sido ministra de Igualdad del Gobierno de España entre enero de 2020 y noviembre de 2023, así como diputada por Madrid en las XI, XII, XIII y XIV legislaturas del Congreso de los Diputados, llegando a ser portavoz de su coalición política entre 2017 y 2020.

Históricamente, tanto el PP como el PSOE han incluido mujeres en roles clave. Desde Soraya Sáenz de Santamaría hasta Esperanza Aguirre y Ana Pastor, pasando por Dolores Cospedal e Isabel Díaz Ayuso, estas mujeres han demostrado que el liderazgo femenino puede ser tan competente y decisivo como el masculino. No obstante, a pesar de estos ejemplos positivos, la política de género y la representación equitativa siguen siendo temas de debate intenso y, en ocasiones, de división.

El adagio que dice que «la mujer del César no solo tiene que ser honesta, sino también parecerlo» sugiere una doble exigencia para las políticas en España. Esta expresión, que destaca la importancia de la integridad y la percepción pública, puede interpretarse como un reflejo de las expectativas desproporcionadamente altas que a menudo se imponen a las mujeres en el poder. La política, como reflejo de la sociedad, exige mucho a sus líderes, pero a menudo, las exigencias hacia las mujeres son incluso mayores.

La llegada de la era de Felipe VI ha coincidido con un momento de turbulencia y expectativa en la política española. A medida que España navega por los desafíos del siglo XXI, incluidos los debates sobre la igualdad de género, la gestión de la crisis económica y los dilemas de identidad nacional, la representación efectiva y equitativa de todos los géneros en el gobierno no es solo deseable, sino esencial.

A pesar de los avances, sigue habiendo un margen considerable para la mejora. La necesidad de un enfoque más inclusivo y representativo en la política no se puede subestimar. El papel de las mujeres en la política debe ir más allá de ser meramente simbólico; debe ser sustantivo y de impacto, influyendo en las políticas y decisiones que conforman el futuro de España.

Mirando hacia el futuro, se espera que tanto el PP como el PSOE continúen evolucionando en sus políticas de género. La esperanza es que puedan ofrecer modelos de democracia más robustos y representativos, reflejando así mejor los valores y la diversidad de la sociedad española. La representación equitativa en la política no solo es un reflejo de la justicia social, sino una necesidad pragmática para una gobernanza eficaz y comprensiva.

España, con sus ricas tradiciones y su historia contemporánea de transición y cambio, se encuentra en un momento crítico. La manera en que maneje la inclusión de las mujeres en los más altos estratos del poder político no solo definirá su presente, sino que también marcará su futuro. La necesidad de líderes que no solo sean competentes, sino también representativos de su electorado, nunca ha sido más clara.

El problema más inmediato lo tenemos en la esposa de Pedro Sánchez Begoña Gómez. Hasta la fecha de diciembre de 2023, no tengo informaciones contrastadas de que Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, haya sido formalmente acusada de prevaricación o corrupción. Begoña Gómez ha estado en el foco mediático principalmente por su relación con el presidente y su trabajo en diferentes posiciones, incluyendo su rol en el Instituto de Empresa.

Sin embargo, es importante señalar que las figuras públicas, como los cónyuges de líderes políticos, a menudo son objeto de escrutinio público y, en algunos casos, de acusaciones o críticas que pueden o no ser fundadas. Cualquier acusación formal contra ella o cualquier otra persona debería ser tratada dentro del marco de la ley, donde se deben proporcionar pruebas y llevar a cabo un proceso justo para determinar la veracidad de tales afirmaciones. Aunque como dice el refrán “la mujer del Cesar no solo debe ser honesta sino parecerlo”

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