Un sábado de enero de 2013 como de costumbre, en minoría, nos reunimos los republicanos en el Ateneo de Madrid, mientras en una sala adyacente y creo que con tan poca gente como nosotros, se presentaba el partido de Mario Conde, fracasado en las elecciones gallegas, y no porque lo que diga, este fino polemista, pero también falto de ética y moral, desde que le viví en laboratorios Abelló, a quien seguí más tarde en el chanchullo entre el PSOE de Felipe Gonzáles y el PSI de Humberto Craxi quien tuvo que exiliarse a Túnez por la venta fraudulenta, de Antibióticos S.A a Montedison, y que yo sepa nadie le ha dicho nada a los socialistas españoles, ya que el placet tuvo que darlo su gobierno, en tanto se “suicidaban” los dos directivos de Montedison, que mediaron en la compra por algo así, como diez veces el valor real del Laboratorio español. Luego ya, lo de Banesto es conocido y por ello acabó en la cárcel, de la que una vez salido, nos ha estado dando lecciones de “moralina” desde su tribuna en Intereconomía TV y de sus invitaciones en distintas radios y televisiones, como si le hubiera llegado su particular Amnistía, que nunca fue.
Los republicanos, en cambio, no teníamos por qué ser tan pocos, ya que por lo general, hemos sido gente honesta, a la que timaron en las elecciones de 1977, y más tarde en la redacción de la constitución de 1978, y en general en los pasados 46 años. Es más, nos habíamos reunido la Red Inter Cívico Republicana, Prorepública, Agrupación Ateneísta Juan Negrín, Izquierda republicana y Progresistas federales. Contando con que yo asistía como liberal, a título personal, seriamos como mucho 150 personas, la mayoría peinando canas, debiendo valorar todas las intervenciones como plenas de razón pero aparentemente sin atractivo, por la escasez de público, y por ninguna de la prensa, radio y TV, como puso de relieve la periodista Concha Barral y Manuel Murillo que se alegraba de que Izquierda Unida, fuera tomando un carácter progresivamente republicano. Juan Armindo moderador de categoría, trajo a la mesa a dos jóvenes arquitectos, que centraban el futuro en la tecnología, como si un fuera algo mucho más profundo.. Desde entonces han pasado 25 años sin que haya pasado ningún milagro integrados en la izquierda a través de Podemos y de su asociación con el PSOE en forma del partido Sumar , actualmente en descomposición y desaparición de sus escaños.
Naturalmente, todo el contenido de las intervenciones de entonces me hizo pensar que debe de haber alguna razón, por la que, el pueblo español, que no es especialmente monárquico, sin embargo tampoco sea republicano, y creo que la básica estriba, en la identificación del republicanismo con la izquierda. No hay republicanos, ni de centro ni de derechas, como en USA, Francia, Italia países en que, como dijo Leo Bassi, ni se plantean el tema, siendo otras sus preocupaciones políticas, pues la República en si, no es de ningún color, en todo caso el blanco, como destacó uno de los ponentes, ya que contiene todos los colores del arcoíris. En cambio, para mí, que el problema de los colores, sí que es importante para los republicanos de izquierdas, que intentan conectar con la nefasta II República Española, que acabo siendo solo de izquierdas, añadiendo el color morado a la bandera nacional. Las derechas, salvo unos pocos e ilustres emigrados, se adhirieron al golpe fascista del General Franco, que acabó con el fascismo, en sus 40 años, transformado nuestra nación, en un “corralito” personal: la “dictablanda”. No tiene pues, nada de extraño, que una vez muerto Franco, la traumada nación por la guerra civil, se hiciera “Juan Carlista” por no volver a soportar las desdichas de una guerra fratricida, tragándose el “sapo” que los herederos del franquismo montaron en torno a la figura del Rey y de la constitución de 1978, que hoy hace aguas por todas partes. A pesar de ello, sus defensores, hoy en el Gobierno y en la oposición, que han conquistado todos los privilegios de “Casta” que les hace ser oligarquía dominante, no quieren ni oír hablar de cambiarla, en cierto modo con razón, pues desaparecida esta, el desmembramiento de España, por las SubCastas de Catalunya y Euzkadi(Puigdemont, Más, Urkullu, Bildu y Amaiur etc) en provecho “económico” propio está garantizado. Naturalmente no da tiempo a explicarles a los ciudadanos de estas dos comunidades, que la Economía de escala no favorece al secesionismo. Lo saben muy bien, los empresarios y financieros de ambas comunidades que salieron volando de Cataluña en cuanto en 2017 se amagó por Puigdemont el intento de secesión . Solo los que vivieran del chollo estatal local, serían favorecidos, ya que nadie les controlaría, y así se podrían colocar los laureles y medallas de Estados soberanos además de dar de comer a los “amiguetes”, en el concierto internacional. Habría que empezar por educar a los niños, para cambiar tal mentalidad. Es el orgullo etnográfico y el desprecio por “maketos” y “charnegos” el que les arrastra a ese precipicio. Naturalmente, que no se puede constituir un Estado federal, ni confederal bajo una monarquía, pues sería tan fracasada como lo fue la Commonwealth para Gran Bretaña.
En España y como la mejor solución para la III República, la da como independiente, desde que presidió la Platajunta, quien fue la voz de la República durante mucho tiempo en un programa de debate emitido en TeleMadrid, Antonio García-Trevijano(qepd), autor del una genial publicación “Ante la Gran mentira” que agradecía ser invitado por primera vez a un medio público desde el año 1977 y declaraba sentirse feliz al comprobar que otros tertulianos compartían la tesis que sostiene, que la monarquía fue impuesta por Franco. Ante la pregunta que le hizo German Yanke también fallecido, presentador del programa, sobre el modelo de estado de la República, Trevijano declaró la República como única forma de realización de la democracia. Aludiendo a las numerosas visitas que tenía su página de internet, las calificó como “fiebre del republicanismo”. En la Segunda parte del debate Antonio García-Trevijano abogó por la III República, que debía ser presidencialista y donde hubiera la libertad política que defiende el MCRC y utilizando la inteligencia Institucional para resolver todos los problemas de independentismo y de la partidocracia. En la II República no hubo un presidencialismo, el poder legislativo y el ejecutivo no eran elegidos en elecciones separadas y directamente por los electores. Esto hubiese sido condición necesaria, para que existiese separación de poderes, y no hubiese estallado probablemente la Guerra Civil.
Los partidos hoy financiados por el estado traicionan a la sociedad civil. Gramsci defendía que las ideas nacen en la sociedad civil y si el partido político abandona la sociedad civil se convierte en una “Casta” con el único objetivo de perpetuarse en el poder que es lo que ocurre hoy, pero tampoco se evitaba, en la II República que era parlamentaria de partidos. Por eso, no se debe volver a la II República, sino a una III que sea una verdadera democracia. Más tarde en una emisora “Libertad constituyente” Federico Utrera y Antonio Garcia Trevijano, dedicaron los “Diálogos de Somosaguas” de la publicación de Ediciones MCRC en versión digital que ha sido considerada por los lectores y los especialistas uno de los mejores volúmenes de su obra. Se trata del primer libro de “Teoría Pura de la República”, en el que lo mejor de su contenido, es el descubrimiento de la unidad mínima de poder, el distrito electoral, que permite construir la reflexión política en forma de ciencia, con absoluto rigor, como ocurre en casi todos los países del mundo y no en listas cerradas oligárquicas. Yo estoy de acuerdo con él, y añadiría que sí, la elección de un presidente ejecutivo de la República fuera independiente de las legislativas, ello permitiría también, la independencia del poder judicial, y habríamos resuelto todos nuestros problemas de un plumazo. Eso sí, con la bandera roja y gualda, que represente a la derecha, el centro y la izquierda. Si no fuera así, volveríamos a las Dos Españas del pasado “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón “: Antonio Machado
En Resumen La Unidad Mínima de Poder y el Futuro de la Democracia Española
En una reciente emisión de «Libertad Constituyente», Federico Utrera y Antonio García Trevijano abordaron una discusión profunda sobre el volumen digital de «Teoría Pura de la República» publicado por Ediciones MCRC. Este primer libro ha sido reconocido por lectores y especialistas como uno de los mejores trabajos de Trevijano, destacándose por su rigor científico al analizar la política.
El aspecto más innovador de esta obra es el descubrimiento de la unidad mínima de poder: el distrito electoral. Este concepto es fundamental para construir una reflexión política rigurosa y basada en principios científicos, alineándose con las prácticas democráticas de la mayoría de los países del mundo, en contraposición con los sistemas de listas cerradas que fomentan el control oligárquico.
La idea de Trevijano subraya que el distrito electoral permite una representación más auténtica y directa del electorado, eliminando intermediarios y prácticas que pueden distorsionar la voluntad popular. La adopción de distritos electorales no solo democratizaría más el proceso electoral, sino que también podría revitalizar la política española, haciéndola más participativa y transparente.
Además, Trevijano y Utrera destacaron un segundo pilar crucial para una democracia robusta: la elección independiente de un Presidente Ejecutivo de la República. Este mecanismo garantizaría una clara separación de poderes, especialmente del poder judicial, asegurando su independencia y, por ende, la justicia y equidad en el sistema.
Implementar un sistema donde el Presidente Ejecutivo sea elegido de manera independiente de las legislativas aportaría varias ventajas. En primer lugar, se reduciría el riesgo de que el ejecutivo y el legislativo se vean dominados por un mismo grupo de poder, fomentando así un equilibrio que favorezca el debate y la pluralidad. En segundo lugar, la independencia judicial se vería reforzada, lo que es vital para la protección de los derechos y libertades de los ciudadanos.
Para que estos cambios sean efectivos y contribuyan a una cohesión nacional, es fundamental que la bandera que represente esta nueva estructura republicana, la roja y gualda, sea un símbolo de unidad que abarque a todas las ideologías: derecha, centro e izquierda. Esto evitaría la repetición de las divisiones históricas que han marcado a España, aquellas «Dos Españas» que tan poéticamente describió Antonio Machado: «Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón».
En conclusión, la propuesta de Antonio García Trevijano, reforzada por el análisis de Federico Utrera, ofrece una hoja de ruta clara y viable hacia una democracia más genuina y efectiva en España. Adoptar distritos electorales y asegurar la elección independiente del presidente ejecutivo son pasos decisivos hacia la modernización del sistema político español. Esto, junto con una bandera que simbolice la unidad, podría finalmente sanar las heridas del pasado y construir un futuro más justo y equitativo para todos los españoles.
Naturalmente Hoy con la dictadura de Pedro Sánchez, que desea la republica mas que la monarquía, resulta del todo inconveniente crear un III Republica Constitucional. Por más que sea racional. Pues España se hundiría en el abismo. Del caos al Cosmos, difícil sería poder hacerlo. poder hacerlo.
La Tensión Política en España: ¿República o Monarquía?
En la actual coyuntura política española, la discusión sobre la forma de gobierno se ha intensificado, especialmente bajo el mandato del presidente Pedro Sánchez. La controversia gira en torno a la posibilidad de instaurar una Tercera República Constitucional en lugar de la monarquía parlamentaria vigente. Aunque para algunos esta transición podría parecer una opción racional, muchos consideran que podría sumir a España en un periodo de inestabilidad y caos. Un Contexto Político Volátil
Desde su ascenso al poder, Pedro Sánchez y su gobierno han sido percibidos por sectores conservadores y monárquicos como un régimen que, si bien no explícitamente, favorece la idea de una república. Esta percepción se ha alimentado de diversas acciones y discursos que cuestionan la monarquía, un sistema que ha estado en el centro de la política española desde la transición democrática tras la dictadura de Franco.
El Debate Sobre la República. Los defensores de una Tercera República argumentan que este cambio permitiría a España avanzar hacia un sistema más democrático y representativo. Creen que una república podría eliminar las estructuras arcaicas y privilegiadas que la monarquía simboliza, promoviendo una sociedad más justa y equitativa. Este punto de vista resuena particularmente entre los jóvenes y sectores progresistas que ven en la monarquía una institución obsoleta y ajena a sus ideales de modernidad.
Riesgos de la Transición. Sin embargo, los detractores de la idea, que incluyen a una parte significativa de la población y a muchos analistas políticos, advierten sobre los peligros inherentes a un cambio tan radical. Temen que el proceso de transición hacia una república pueda desatar una crisis política y social profunda. La estabilidad política que ha caracterizado a España en las últimas décadas podría verse gravemente afectada, llevando al país hacia un periodo de incertidumbre y división.
La Monarquía Como Pilar de Estabilidad. Para muchos españoles, la monarquía no solo representa una tradición histórica, sino también un símbolo de unidad y continuidad. El Rey Felipe VI, a pesar de las controversias que han rodeado a la Casa Real, sigue siendo visto como un árbitro imparcial y una figura que puede mediar en tiempos de crisis. La monarquía, con su carácter apolítico, ha sido un factor de cohesión en una nación que, a menudo, enfrenta tensiones territoriales y regionales.
Un Futuro Incierto. El dilema entre república y monarquía no es solo una cuestión de preferencias políticas, sino también de visión sobre el futuro de España. Mientras Pedro Sánchez y su gobierno navegan en aguas turbulentas, la posibilidad de una Tercera República se presenta como una alternativa que podría redefinir el panorama político español. Sin embargo, el camino hacia ella está lleno de obstáculos y riesgos que podrían llevar al país desde el caos hacia un cosmos de incertidumbre.
En conclusión, la discusión sobre la instauración de una Tercera República en España bajo la administración de Pedro Sánchez es compleja y multifacética. Si bien puede haber argumentos racionales a favor de una república, el temor a un periodo de inestabilidad y caos es un factor decisivo que no se puede ignorar. El futuro político de España dependerá de cómo se manejen estas tensiones y de la capacidad de sus líderes para encontrar un equilibrio que permita el progreso sin sacrificar la estabilidad.
Las próximas elecciones a Europa contribuirán a aclarar cuál es el camino mas sensato; Las próximas elecciones al Parlamento Europeo, previstas para junio de 2024, se perfilan como un evento crucial para el futuro de la Unión Europea (UE). En un momento marcado por desafíos globales como el cambio climático, la seguridad energética, y las tensiones geopolíticas, los ciudadanos europeos tienen la oportunidad de decidir el rumbo que debe tomar la UE para afrontar estos retos. Estas elecciones no solo son una oportunidad para elegir a los representantes en el Parlamento Europeo, sino también para debatir y definir cuál es el camino más sensato para el continente en los próximos años.
Un Momento de Decisión Crucial. El Parlamento Europeo, como uno de los pilares de la estructura democrática de la UE, juega un papel fundamental en la formulación de políticas y la legislación. Con una composición de 705 eurodiputados, este organismo tiene el poder de influir en áreas clave como la economía, el medio ambiente, la política exterior, y los derechos de los ciudadanos. Las elecciones de 2024 serán un termómetro para medir el estado de ánimo político de Europa, en un contexto donde el populismo y el euroescepticismo han ganado terreno en varios países miembros.
Los Retos que Enfrenta Europa. Cambio Climático y Sostenibilidad- Uno de los temas más urgentes en la agenda europea es el cambio climático. La UE ha sido pionera en la adopción de políticas verdes, como el Pacto Verde Europeo, que tiene como objetivo hacer de Europa el primer continente climáticamente neutro para 2050. Sin embargo, la implementación de estas políticas requiere el respaldo continuo del Parlamento Europeo y la colaboración de los Estados miembros. Las elecciones brindarán a los votantes la oportunidad de apoyar a aquellos candidatos comprometidos con una agenda ambiental ambiciosa.
Seguridad Energética. La invasión de Ucrania por Rusia ha puesto de relieve la vulnerabilidad energética de Europa. La dependencia de los combustibles fósiles importados ha impulsado a la UE a buscar alternativas energéticas más seguras y sostenibles. Las políticas energéticas serán un tema central en estas elecciones, ya que los ciudadanos buscan soluciones que garanticen la estabilidad y sostenibilidad del suministro energético.
Tensiones Geopolíticas. En el escenario global, Europa se enfrenta a desafíos significativos. Las relaciones con potencias como Estados Unidos, China, y Rusia están en constante evolución, y la UE necesita una política exterior coherente y fuerte. Los votantes europeos tendrán que considerar qué tipo de liderazgo y estrategia desean para navegar en este complejo entorno internacional.
El Papel de los Ciudadanos. Las elecciones al Parlamento Europeo también son una oportunidad para reflexionar sobre la democracia y la participación ciudadana en la UE. La tasa de participación en estas elecciones ha sido tradicionalmente baja, lo que plantea preguntas sobre la conexión entre las instituciones europeas y los ciudadanos. Fomentar una mayor participación es crucial para asegurar que las decisiones tomadas reflejen verdaderamente la voluntad del pueblo europeo.
¿Qué Camino es el Más Sensato?, Determinar cuál es el camino más sensato para Europa dependerá de varios factores. Por un lado, está la necesidad de continuar con la integración y cooperación entre los Estados miembros para enfrentar juntos los desafíos comunes. Por otro lado, está el resurgimiento de movimientos nacionalistas y euroescépticos que abogan por una mayor autonomía nacional.
La sensatez, en este contexto, puede interpretarse como la búsqueda de un equilibrio entre estos dos enfoques. Un Parlamento Europeo que promueva la colaboración y la solidaridad, mientras respeta las particularidades y preocupaciones de cada nación, podría ser clave para un futuro estable y próspero.
Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 son pues, una encrucijada para la UE. Los ciudadanos tienen la oportunidad de influir en la dirección que tomará Europa en un momento crítico. Los temas de cambio climático, seguridad energética y geopolítica estarán en el centro del debate. La participación activa y consciente de los votantes será esencial para determinar cuál es el camino más sensato para el futuro de la Unión Europea. Estas elecciones no solo definirán las políticas del próximo lustro, sino que también contribuirán a forjar la identidad y el papel de Europa en el mundo.