viernes, septiembre 6, 2024
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La salida de Vox de los gobiernos del cambio

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José Virgilio Menéndez Medrano
José Virgilio Menéndez Medrano
Diputado en la Asamblea. Secretario General del Grupo PP en la Asamblea de Madrid.

Hace unos días, tras un paripé de Comité de dirección nacional, Vox tomó la decisión de romper los pactos autonómicos que mantenía en diferentes Comunidades Autónomas con el Partido Popular.

Y digo paripé, porque esta decisión como todas, incluidas la posición de voto en mociones en ayuntamientos o parlamentos, lo cual habla muy claro de la “confianza” que tiene la dirección de Vox en sus cargos, por no hablar de la libertad interna que “promueven” en ese partido, esa decisión decía, la han argumentado por el rechazo a acoger menores inmigrantes no acompañados que han llegado a las costas de Canarias, principalmente, hasta este momento, tierra española hermana necesitada de la solidaridad del resto de territorios españoles. 

Que Junts o ERC, sin crítica alguna del Gobierno no sea que se les enfaden, se niegue a ser solidario con el resto de España, entra dentro de lo normal, pues está en su adn supremacista; que lo haga el partido que lleva a veces hasta la caricatura lo que siempre es una cualidad sana como es el patriotismo, merece ser muy explicado.

Además, es que esta acogida ahora anunciada por el Gobierno Central con el autoritario Escrivá y el condenado Marlaska (siguen las condenas en su contra por la persecución al prestigioso coronel Pérez de los Cobos) a la cabeza, no es un hecho nuevo para los gobiernos y responsables autonómicos.

De hecho, y en la prensa ha sido publicado estos días pasados, frente a los 110 menores que ahora serán acogidos, desde que Vox entró en los gobiernos autonómicos el año pasado, en las 5 CCAA que había pactos, hasta 557 menores ya habían sido acogidos.

Por tanto, ¿por qué ahora se arma tanto revuelo hasta que los miembros de Vox salen de los gobiernos? ¿En algún pacto estaba firmado que los menores no acompañados serían objeto de controversia o motivo de crisis en los pactos? ¿Esos menores, niños, ahora son violadores, ladrones y futuros yihadistas como se lee en las redes de dirigentes de Vox, y antes no? 

La respuesta es no. Y hay que decirlo muy claro. 

Los motivos de la ruptura de estos gobiernos son muy obvios. Todo ello, cuando son gobiernos que estaban funcionando relativamente bien, una vez olvidadas las excentricidades con que debutaron algunos dirigentes de Vox, en temas sexuales, de inmigración o de violencia de género. Por decirlo de otra manera, García Gallardo afortunadamente hay uno, mientras que el resto han sido personas muy dignas y serias que se han dedicado a gestionar los intereses de sus gobernados.

Los motivos, en definitiva, son tres, muy alejados estos de los argumentos con los que los dirigentes de Vox responden (¿por qué 557 sí, y no 110, insisto?): en primer lugar, esta radicalización de posiciones con un tema candente en otros países y en un futuro cercano en España, como es la inmigración ilegal y la permisividad de la izquierda con ella, es el nuevo eje político del Grupo Europeo que comanda Orban y todos los pro Putin europeos entre los que se han integrado Vox, y entre los que no tiene cabida la ahora floja Meloni. Se olvidan otros temas que preocupan en el día a día de los ciudadanos, que en definitiva es a lo que se dedica al 100% un consejero extremeño o valenciano, y se prioriza la lucha contra los menores inmigrantes, futuros delincuentes. En segundo lugar, a la derecha de Vox, en un extremo, les ha salido un competidor electoral, además sin los vicios que ya tienen los dirigentes de Vox. De esta manera, Vox si hubiera seguido en los gobiernos autonómicos haciendo política real, hubiera podido ser calificada como la “ultraderechita” cobarde por su competidor electoral. Y tildar de ultraderecha a sus gobernantes lo pueden admitir; lo de cobardes, nunca.

Y en tercer lugar, aunque igual de poderoso que los anteriores, es en mi opinión el radical alejamiento de la élite dirigente de Vox de sus cuadros y sus votantes. Consejeros o directores generales que se despidieron de sus trabajos, algunos de ellos prestigiosos, se encuentran ahora junto a sus familias, con una mano delante y otra detrás cuando su compromiso era para 4 años.

Responden los dirigentes de Vox hablando de dignidad y de principios, pero esa elite dirigente, estén seguros, no va a hacer el mínimo gesto, ni van a sufrir una disminución de sus ingresos que, por lo que publica el Tribunal de Cuentas, son muy importantes. De esta manera, los sacrificios los hacen otros, mientras ellos velan por sus principios con sus trabajos y sus sueldos bien guardados.

En definitiva, en mi opinión la dirección de Vox ha cometido un error que lo pagará en las urnas, igual que Vox Madrid pagó alinearse con la izquierda por darse el gustazo de tirar abajo unos presupuestos de Diaz Ayuso en Madrid. La supuesta justificación entonces fue la misma: los supuestos principios.

Pero si hay algo que queda claro, es que esta elite desconectada de sus afiliados y votantes dirige a su partido contra un iceberg, pues el votante de Vox les vota para echar a la izquierda del poder. Esto último está seguro pues los gobiernos del PP van a seguir gobernando.

Pero mientras algunos se entregan al tacticismo electoral, Sánchez, el verdadero enemigo de la democracia liberal española, y cada día más cercado por la corrupción, seguirá poderoso mientras se relame de gusto con las torpezas de Vox.

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