Con la llegada del fin de agosto, todos los trabajadores que han podido disfrutar de unos días de descanso y vacaciones, se van reincorporando a sus puestos de trabajo aunque quienes tienen hijos pequeños aun escolarizados, se ven estos días obligados a hacer ejercicios de equilibrismo y supervivencia para seguir “disfrutándoles” todavía en casa. Una vez más, la conciliación se hace imposible, y los padres contamos los minutos para que los niños sean otra vez “felices” en los colegios. Y siguiendo con la ironía, la felicidad de nuestros niños es una felicidad plenamente compartida por los padres.
Los responsables políticos también afrontan la vuelta al cole aunque un Gobierno nunca descansa y permanece trabajando todos los días del año. Pero cada uno desde el ámbito de su responsabilidad, debe volver a su rutina de darlo todo por los ciudadanos que para eso nos eligen.
Este verano ha sido especialmente pródigo en actividad y en noticias, y por momentos ha parecido que no se hubiese parado la actividad diaria política.
La inmigración, el terrible asesinato del niño de Mocejón, el anunciado recorte de libertades en las redes sociales, los incendios y sobre todo el nuevo Concierto Catalán, con la reforma del Estado autonómico por la puerta de atrás que anuncia Pedro Sánchez, han protagonizado este verano. Y son polémicas en su mayoría que vienen para quedarse.
El otoño se presenta muy caliente para el Gobierno de Pedro Sánchez.
En primer lugar, debe explicar y convencer a los suyos, si realmente tanto aspaviento no es de boquilla como siempre suelen hacer los Page y compañía (al PSOE de Madrid ni está ni se les espera un mínimo de dignidad), que Cataluña debe salirse del régimen fiscal común y encaminarse a un Concierto Económico al modelo vasco o navarro.
Esta medida que ya hemos repetido privilegiará a Cataluña mientras perjudicará la solidaridad entre Comunidades Autónomas, supondrá automáticamente el empobrecimiento en forma de falta de recursos públicos para las Comunidades que reciben del Estado, mientras que para Madrid y en menor medida para Baleares, las que aportan, supondrá la exigencia de aportar más. Nadie contento, pues cuando hablamos de territorios como gusta a los nacionalistas, los liberales les contratacamos con la obviedad de que quien paga esos esfuerzos con su ya mermado bolsillo, son los ciudadanos.
Nadie discute, y lo saben los socialistas de toda España, que para que el gobierno catalán esté contento y pueda funcionar, el resto de los españoles va a ser siendo presionados y vapuleados en su riqueza y su nivel de vida.
Pero así es el socialismo sanchista de viva la excepción y abajo la solidaridad entre ciudadanos.
Además, es que con el anuncio sorpresivo de Sánchez de una reforma federalizante del Estado (también miente porque es más bien una reforma confederal), obviando los trámites constitucionales exigidos para ello, abre la caja de Pandora de reforma del Estado de la que nada bueno puede resultar.
Por otra parte, junto a los líos que crea el Gobierno, tenemos la necesidad de tramitar y aprobar los Presupuestos Generales del Estado (los últimos son del año 22), y recordemos que para Sánchez quien no puede aprobar presupuestos debe dimitir del Gobierno (Pedro dixit en 2016). Y es que España no se merecería que en 2025 estuviesen vigentes los presupuestos prorrogados de 2022: sería gravísimo.
La mayoría de la investidura ya no se sostiene ni existe, y eso le va a traer infinidad de dolores de cabeza al Gobierno para sacar cualquier iniciativa en las Cortes, demostrando lo acertado de lo dicho en su momento por Feijoo de que es una legislatura que nació muerta.
Junto a ello, en un delirante viaje de Sánchez a esa África que tanto inspira a los socialistas “emprendedores”, tipo Moratinos, Bono o más recientemente Begoña Gómez, al Presidente no se le ha ocurrido otra cosa que hacer lo contrario que el sentido común marca, que es hacer una llamada a que todos los inmigrantes africanos vengan a España a trabajar.
Este fenómeno de la inmigración lo están convirtiendo en un problema estas políticas buenistas que además han fracasado en otras partes de Europa, pero aquí hacemos oídos sordos al sentido común y a lo vivido en otros países porque como les “renta” para seguir engordando a Vox, pues irresponsablemente sigue el camino hacia adelante.
Y para acabar, y no menos importante, los procesos judiciales del entorno familiar de Sánchez siguen su caminar, algo que tan nervioso pone al presidente. Esto que en cualquier país del mundo occidental le hubiese supuesto su cese inmediato, aquí está siendo respondido con el cuestionamiento de la Justicia. Todo un disparate por parte del máximo responsable del Gobierno.
La corrupción, por tanto, también va a ser protagonista de este otoño.
Con todo ello, al Gobierno solo le queda resistir y aguantar para seguir ocupando moqueta, que por otro lado, es su única ambición. Mientras tanto, España va a seguir dando muestras de lo fuerte que es, porque como siempre ha hecho, sufrirá mucho, pero sobrevivirá a los peores gobernantes.