sábado, noviembre 23, 2024
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La española izquierda pro-Maduro

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José Virgilio Menéndez Medrano
José Virgilio Menéndez Medrano
Diputado en la Asamblea. Secretario General del Grupo PP en la Asamblea de Madrid.

Dicen los venezolanos cuando hablan de su propio país que Venezuela es el “país del bochinche”, entendiendo este término de bochinche como sinónimo de tumulto, alboroto, barullo y también, como asonada.

Si bien las tres primeras acepciones del término responden a una descripción de un pueblo con un carácter alegre, desenfadado, optimista y con un sentido comunitario, y que tan bien dibujan a uno de los países que representan al paraíso en la propia tierra, uno de los países más ricos y bonitos del mundo; la última acepción “asonada” se suele relacionar o es sinónimo de golpes de estado o de revoluciones.

Esta última acepción, se podría también aplicar a lo que ahora está ocurriendo en Venezuela, una auténtica asonada, un golpe de estado, promovido desde los poderes del régimen Venezolano al no respetar los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio.

Porque repasemos unos datos que dejan muy claro lo que allí se votó aquel domingo. 

De los 10,8 millones de votantes y con las actas publicitadas de más de 25.000 mesas de las 30.000 totales, 7,3 millones lo hicieron por la oposición liderada por Edmundo González y la inhabilitada por el régimen, Maria Corina Machado, y en cambio, sólo 3,3 millones lo hicieron por el tirano Maduro. Y todo ello, teniendo en cuenta que ya hay 8 millones de venezolanos expulsados de su tierra por el régimen chavista, y que no han podido votar.

La barrida ha sido de las que hace época, y de ahí, que el golpe de estado sea tan evidente, pues la única respuesta de Maduro ha sido mentir, no enseñar unas actas que nunca lo van a hacer (mismo argumento que dan los aliados internacionales de Maduro), ocultar los datos oficiales, y lo que es peor, perseguir a los demócratas opositores, niños incluidos, violando los derechos humanos y sus derechos civiles.

Y ante esta deriva antidemocrática, ¿qué se podría hacer? En primer lugar, y lo más importante, es hacer la mayor presión diplomática internacional para que Maduro tenga que abandonar el poder. Esto en cambio no se está haciendo, fundamentalmente porque quien debería liderar esta política diplomática, debería ser España por su autoridad en América Latina.

Todo parece indicar que España está jugando un papel tibio porque está sujeto a los oscuros, aunque cada día más evidentes, vínculos de Jose Luis Rodríguez Zapatero con el régimen chavista y con, por cierto, los peores regímenes que hay en el mundo. Algún día sabremos el por qué de esta sumisión de Zapatero a todos los dictadores (¿intereses crematísticos?), pero mientras tanto, se está perdiendo cada día la posibilidad de acabar ya con el dictador, al tiempo que cada día que se pierde, se le consolida y se le va reforzando con esta inacción.

El candidato vencedor ha tenido que salir corriendo de Venezuela ante el peligro que corría su vida, pero también en esto, con la sombra de Zapatero planeando sobre todo ello, lo que debería ser una acción digna de loar por parte de España, también parece esconder algo turbio. Y que no es otra cosa que facilitar la vida a Maduro, algo que parece cada día más real, siendo precisamente él, el que debería haber salido de Venezuela.

En cualquier caso, y frente al oscuro Zapatero y la tibia reacción del gobierno español, gobiernos de izquierdas como el de Chile están liderando con dignidad la reacción democrática frente al tirano y mostrando cual debería ser el camino.

Por tanto, el gobierno de España debe tener por una vez altura y grandeza de miras. 

Debe liderar la oposición al régimen tiránico, debe posibilitar la expulsaión del poder de Maduro, y debe fomentar la transición a la democracia. De nada vale esa tibieza y esa comprensión con el dictador. Porque con la represión que este ha puesto en marcha, de nada valdrá lamentarse dentro de unos años cuando se hable de las víctimas, como antes hicieron otros dictadores en Cuba, Argentina o Chile.

Será muy hipócrita lamentarse dentro de unos años… cuando es ahora el momento en que todo esto se puede parar, y cuando es el momento en que España esté a la altura que su dignidad y su historia exigen.

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