lunes, octubre 14, 2024
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Historias de mi vida liberal: la Real Academia de la Mar, «el Licor 43», la infantería de Marina, la IYFR, el barco «Pros», la patria España y la solidaridad

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Bernardo Rabassa
Bernardo Rabassa
Librepensador. Maestro Nacional. Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras y Diplomado en Psicología Industrial por la Universidad Complutense de Madrid.

Este artículo, tiene que ver con el mar y sus instituciones, de las que participo habiendo sido marino tanto de recreo con un velero llamado Libertad protagonista de una canción famosa de Jose Luis Perales, como perteneciente a la International Yachting Fellowship of Rotarians. con los cargos de Commodore de la Madrid fleet para después pasar a Commodore of Iberia.  Fui rotario refundador de la Asociación Rotary en España desde 1977.   Actualmente soy miembro del Puente de mando internacional de la IYFR (International Yachting Fellowship of Rotarians) para 2023 y 2024. Organización a la que pertenezco desde 1995 en que di la vuelta a Mallorca desde Javea pasando por Ibiza con mi último barco el “Rel”, una mallorquina de 41 pies. 

Más tarde con Rotary Italia participé en la regata Brindisi (Italia), Corfú(Grecia) en medio de una importante tormenta, que terminó liando un cabo y las velas empujados por las olas a la costa de Albania, teniendo que solicitar remolque a la organización . Mi Experiencia en la Regata Brindisi-Corfú fue un Desafío en Medio de la Tormenta

Participar en la regata Brindisi-Corfú es un honor y una aventura que, cada año, reúne a marineros apasionados por el mar y las competiciones náuticas. En esta edición, mi experiencia junto a Rotary Italia se transformó en una vivencia inolvidable y llena de desafíos, marcada por el impacto de una tormenta inesperada y la lucha por mantener el control en circunstancias extremas.

El evento comenzó con el entusiasmo y la energía habituales que caracterizan la partida desde Brindisi, Italia. Con condiciones meteorológicas estables al inicio, la travesía hacia Corfú, Grecia, se perfilaba como una carrera dinámica y competitiva. Sin embargo, una severa tormenta emergió inesperadamente en el horizonte, transformando la calma en caos y el mar en un campo de batalla contra los elementos.

Las olas comenzaron a crecer rápidamente, sacudiendo la embarcación con una fuerza descomunal en medio de cientos de rayos caídos al mar. Mientras la tripulación intentabamos ajustar las velas y mantener la estabilidad, un fuerte golpe de viento terminó por enredar uno de los cabos, comprometiendo nuestra maniobrabilidad. La fuerza del oleaje nos empujó fuera de la ruta planificada, llevándonos peligrosamente cerca de la costa de Albania, conocida por sus aguas difíciles y rocosas.

La situación exigió tomar decisiones rápidas y precisas. A pesar de los intentos por liberar el cabo y estabilizar la embarcación, la tormenta no daba tregua y las condiciones empeoraban. Con la seguridad de la tripulación como prioridad, se decidió solicitar asistencia a la organización de la regata. Esta intervención oportuna permitió que un equipo de remolque se acercara para brindarnos apoyo y llevarnos a un lugar seguro.

Aunque el desenlace nos privó de continuar la competencia, la experiencia dejó lecciones valiosas y el orgullo de haber superado una adversidad de tal magnitud. La regata Brindisi-Corfú no se trató solo de una carrera entre embarcaciones; fue una prueba de resistencia, habilidad y trabajo en equipo en uno de los escenarios más impredecibles que puede ofrecer el mar.

La cercanía con la costa albanesa durante el incidente añadió una dimensión histórica y cultural a la experiencia. Navegar por aguas cargadas de historia, en un entorno tan cambiante y desafiante, subrayó la importancia de la preparación y el valor de contar con un equipo cohesionado y preparado para enfrentar cualquier eventualidad.

Al regresar al puerto de Corfú y reflexionar sobre la experiencia, quedó claro que el verdadero espíritu de la regata no radica únicamente en cruzar la línea de meta, sino en la capacidad de enfrentar lo inesperado y aprender de cada momento en el mar. Con Rotary Italia, esta travesía se convirtió en un ejemplo de camaradería y determinación, fortaleciendo aún más los lazos de la comunidad marinera.

Otras aventuras me han llevado a dar la vuelta en numerosas ocasiones a Ibiza y Formentera desde Javea donde fondeaba mi barco y tengo una casa, con otros barcos de rotarios navegando en conserva y me han permitido divertirme y disfrutar del mar, hasta el punto de que navegué junto al “Cervantes Saavedra” barco de vela de 56 m de mi amigo rotario Felipe Segovia que fue presidente de la Real Liga Naval española(qepd).  La fotografía de ese barco impresionante, luce de fondo de pantalla del ordenador con el que escribo estas líneas .!Qué recuerdos!

En 1982 fui el armador de un barco de vela “el licor 43”·a dar la vuelta al mundo en la famosa race Withbread, desde Inglaterra ida y vuelta cosa que se consiguió con el protagonismo de los ingenieros navales Joaquín Coello y Javier Vidal abriendo el camino a nuevos navegantes de altura desde entonces. El legado de “El Licor 43” en la historia de la vela: un hito de la Whitbread Round the World Race de 1982

En 1982, la vela española alcanzó uno de sus hitos más importantes con la participación del barco «El Licor 43» en la famosa Whitbread Round the World Race, una de las competiciones náuticas más exigentes del mundo. Bajo el liderazgo del armador español [nombre del autor], el velero completó una hazaña histórica: recorrer el mundo entero, partiendo de Inglaterra y regresando al mismo punto tras una ardua travesía a través de los océanos más hostiles y desafiantes del planeta.

El proyecto de llevar a «El Licor 43» a la Whitbread nació del impulso de un equipo apasionado por el mar y la navegación, y del sueño de situar a España en el mapa de las grandes competiciones de vela. Pero no fue un camino fácil. La construcción y preparación del barco exigieron un arduo trabajo de ingeniería y diseño, liderado por dos figuras clave de la ingeniería naval española: Joaquín Coello y Javier Vidal. Ambos jugaron un papel decisivo en la construcción de una embarcación que se ajustara a los exigentes estándares de una competición tan prestigiosa como la Whitbread.

Con una longitud de 22 metros y equipado con la última tecnología disponible en aquel momento, «El Licor 43» fue concebido para enfrentar las duras condiciones del océano. El diseño del casco y las velas fueron optimizados para soportar las tormentas del Atlántico, los fuertes vientos del Índico y los implacables mares del Pacífico. Todo el equipo trabajó incansablemente para asegurarse de que el barco no solo fuera competitivo, sino también seguro y resistente a los embates del mar.

Un desafío titánico: la Whitbread Round the World Race. La Whitbread Round the World Race de 1982-1983, que comenzó y terminó en Portsmouth, Inglaterra, es recordada como una de las ediciones más duras de la historia de esta competición. Los equipos participantes no solo debían enfrentarse entre ellos, sino también superar desafíos naturales que ponían a prueba tanto a los barcos como a sus tripulantes: tormentas, cambios bruscos de temperatura, y semanas de aislamiento en alta mar.

Para «El Licor 43», completar la vuelta al mundo fue una prueba de perseverancia, habilidad y trabajo en equipo. Bajo la dirección del capitán [nombre del capitán], la tripulación logró superar múltiples contratiempos técnicos y desafíos meteorológicos. Cada miembro del equipo desempeñó un papel crucial para mantener el barco en condiciones óptimas y garantizar que pudiera mantenerse competitivo a lo largo de las distintas etapas.

La participación de «El Licor 43» en la Whitbread no solo significó un logro personal para su tripulación, sino que marcó un antes y un después para la vela de altura en España. Esta expedición abrió el camino para futuras generaciones de navegantes españoles que, inspirados por esta gesta, se atrevieron a soñar con competir en las regatas más prestigiosas del mundo.

Joaquín Coello y Javier Vidal, con su extraordinario trabajo de ingeniería naval, establecieron un precedente en el diseño y construcción de barcos para competiciones internacionales. Gracias a sus esfuerzos y a la valentía de su tripulación, «El Licor 43» demostró que España contaba con el talento y la capacidad para enfrentar a las mejores embarcaciones del mundo en igualdad de condiciones.

Hoy, más de cuarenta años después, el legado de «El Licor 43» sigue vivo en la memoria de la comunidad náutica. Aquella vuelta al mundo fue un triunfo de la pasión, la dedicación y el trabajo en equipo, y sigue siendo una fuente de inspiración para todos aquellos que, como su tripulación, sienten la llamada de la mar y sueñan con conquistar sus horizontes.

Recientemente recibí la siguiente invitación:  Estimado/a académico/a,: Siguiendo instrucciones del Secretario General de la Real Academia de la Mar, D. José María Blanco Núñez, procedemos a remitir la invitación al acto de Lectura del Discurso de Ingreso del Académico de la Real Academia de la Mar, D. Diego Fernández Casado, que tendrá lugar el próximo día 15 de octubre de 2024 a las 18.00 horas en la sede del Instituto de la Ingeniería de España en Madrid co n la siguiente invitación : La Real Academia de la Mar tiene el honor de invitarle a la lectura del discurso de ingreso del Académico de Número Ilmo. Sr. D. Diego Fernández Casado que versará sobre «Tras la estela de Elcano. 500 años después” Le contestará en nombre de la Academia el Académico de Número Ilmo. Sr. D. Luis Vilches Collado. El acto tendrá lugar el próximo día 15 de octubre de 2024 a las 18.00 horas en el Salón de Actos del Instituto de la Ingeniería de España.

Este es el premio por haber participado en la vuelta al mundo organizada por AGNYEE.  Kilómetro cero, Sevilla: el velero ‘El Pros’ iniciaba la vuelta al mundo 500 años después Sevilla fue el kilómetro cero para la vuelta al Mundo del velero El Pros, que iba a recrear  el viaje de Magallanes y Elcano en 1519.Diego es amigo mío, ha participado en mi club Rotary Madrid Ptª de Hierro y es Presidente Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España || Real Academia de la Mar || International Executive and Board Advisor || Business Mentor y participo en una de las etapas del viaje, colaborando con toda la aventura.

El navío debía recorrer los océanos durante tres años y un total de 44.000 millas náuticas con una tripulación de hombres y mujeres, que se iban revelando cada dos meses. El. Barco, logró llegar al puerto del Callao en Perú donde quedo amarrado con ayuda y cuidado de los Rotary Clubs y de la IYFR a causa de la epidemia de Covid, durante prácticamente un año para luego reiniciar su viaje a través del Pacifico y terminar hundido por un tifón en las Filipinas

La Aventura de ‘El Pros’: La Reinvención de la Vuelta al Mundo y su Trágico Final

En conmemoración a los 500 años de la histórica expedición de Magallanes y Elcano, un grupo de marineros se lanzó al desafío de circunnavegar el planeta a bordo del velero ‘El Pros’. Esta hazaña, organizada por AGNYEE, fue una oportunidad para rendir homenaje a la primera vuelta al mundo, un viaje que marcó un antes y un después en la historia de la navegación. Sevilla, el “kilómetro cero” de aquella histórica travesía, se convirtió también en el punto de partida de esta moderna empresa marítima, donde la historia y la modernidad se entrelazaron para revivir un viaje de leyenda.

El 10 de agosto de 1519, Fernando de Magallanes partía desde el Puerto de Sevilla, acompañado por cinco naves y 270 hombres, en busca de una ruta hacia las Islas de las Especias. Cinco siglos después, ‘El Pros’ zarpaba con la misma ilusión y espíritu aventurero, con la misión de recorrer los océanos del mundo durante tres años y un total de 44.000 millas náuticas. El velero, tripulado por hombres y mujeres de diferentes nacionalidades que se iban relevando cada dos meses, se lanzó a esta travesía marítima que prometía ser una experiencia inolvidable.

Desde el primer momento, la expedición no estuvo exenta de desafíos. Navegar a través del Atlántico, superar las inclemencias del clima y mantenerse fieles al espíritu de exploración fueron algunas de las pruebas a las que se enfrentaron los tripulantes. Sin embargo, la adversidad más inesperada surgió en 2020, cuando la pandemia de Covid-19 se desató y el mundo entero se paralizó. ‘El Pros’ se vio obligado a interrumpir su viaje y permaneció amarrado en el puerto de El Callao, en Perú, bajo el cuidado de los Rotary Clubs y la IYFR (International Yachting Fellowship of Rotarians). Durante casi un año, el velero quedó detenido, esperando el momento de retomar su aventura.

Superadas las restricciones sanitarias y con la misma convicción que los movió al inicio, la tripulación se embarcó nuevamente, esta vez con la misión de cruzar el vasto Océano Pacífico. La ruta los llevó a través de impresionantes paisajes, mares desconocidos y puertos llenos de historia, hasta que un acontecimiento inesperado selló el destino de ‘El Pros’. Un tifón, con su fuerza descomunal, arremetió contra la embarcación en las costas de Filipinas. El velero no pudo resistir la embestida y, tras luchar contra el viento y las olas, sucumbió a la furia de la tormenta, hundiéndose en las profundidades del océano.

El hundimiento de ‘El Pros’ fue un trágico final para una travesía que había nacido con el propósito de unir continentes, recordar una hazaña histórica y demostrar que el espíritu de aventura sigue vivo en el corazón de muchos navegantes. Aunque no logró completar su viaje como se había planeado, la expedición dejó una huella imborrable en cada puerto que tocó y en cada persona que fue parte de su tripulación. Los retos que enfrentaron, desde la pandemia hasta las inclemencias del mar, solo sirvieron para resaltar el coraje y la determinación de aquellos que se atrevieron a soñar con lo imposible.

Hoy, ‘El Pros’ es recordado no solo como un navío que intentó dar la vuelta al mundo, sino como un símbolo de resistencia, colaboración internacional y pasión por el mar. La historia de su travesía y su trágico desenlace inspira a seguir explorando, a desafiar los límites y a rendir homenaje a los grandes navegantes que, hace 500 años, abrieron el camino hacia lo desconocido.

El legado de ‘El Pros’ continúa vivo en los corazones de quienes formaron parte de su tripulación y en todos aquellos que siguen creyendo que la aventura es el verdadero motor de la humanidad

En 2016 en Cádiz, San Fernando, una vez más, para un liberal patriota, como los de 1812, acudí invitado como Past Commodore of Mariners of International Yachting Fellowship of Rotarían of Iberia, con un grupo de otros ocho de la Madrid Fleet por el Tercio de la Armada y su General Comandante Excmo. D. Antonio Planells Palau, a un Acto Militar, con el que se forma la infantería de Marina, leyéndoles en el patio de armas diversos capítulos de las ordenanzas militares, a la vez que se premia con medallas y distinciones, a distintos componentes por sus méritos militares, con toda la solemnidad de las formaciones y posterior desfile de la fuerza, y las arengas que crean emoción y espíritu militar, valores por desgracia no muy frecuentes en nuestra España, dedicada en general a lo hortera, olvidada de que la Educación trata de formar personas, para una mejor sociedad, en la que los valores militares desplegados por los infantes de marina de solidaridad y de patriotismo, en aras de la Seguridad Nacional e Internacional, como lo demuestran los ejércitos de nuestro país, hoy bastante olvidados por el Estado, por el erróneo concepto de que la guerra no va a ocurrir, pero la Paz es el supremo ideal.

      «Si vis pacem para bellum» La antigua frase Romana de Flavius Renatus Vegetius. Que los romanos empleaban con sentido Canónico. Y que hasta los días de hoy  debe ser el  Lema Representativo y «sagrados» de todos los Estados, que no tienen otro sistema educativo en este sentido que hacerlo a través de sus fuerzas armadas ya que no existe el servicio militar obligatorio, que a mí me sigue pareciendo un eficaz complemento de la Pedagogía y de la Psicología en la preparación para la vida.

      La Infantería de marina es en este sentido, un ejemplo, el mejor, pues mezcla mar y tierra, en nuestro caso decidido por Carlos I en 1537 al crear tripulaciones de infantes del mar, como apoyo a las galeras y galeones de Marina de la Armada, con tercios fijos que apoyaran las batallas navales y sobre todo los desembarcos que como en el caso del de Alhucemas, fue pionero en el desembarco aeronaval a nivel mundial, consiguiendo vengar la derrota de Annual y la vergüenza del General Silvestre, enviando a Ab del Krim al exilio y creando el Protectorado Español de Marruecos, de lo que nos quedan las plazas de soberanía de Ceuta y Melilla, el peñón de la gomera y las islas Chafarinas.

    La Primera de las grandes batallas navales, en la que intervinieron: Lepanto, bajo la eficaz dirección de Juan de Austria y Álvaro de Bazán, con la presencia del infante Miguel de Cervantes de la que quedo manco y prisionero por años en Argel, y que llevo nuestra prosa a niveles culturales mundiales. El sería por su pluma y su valor un adecuado ejemplo de cómo la cultura y los valores deben estar presentes en el infante de marina (Mariners como nosotros en inglés).

     Los Rotarios marines que dedicamos nuestra actividad al servicio al prójimo en el mar y en las aguas, con unas 500 flotas y cerca de 5000 compañeros y que han ayudado a construir barcas y chalecos salvavidas en los pueblos primitivos que ya sea en la pesca ya en la emigración y en la búsqueda de refugio precisan seguridad en el proceloso movimiento de las aguas, las olas que se llevan por delante muchas vidas, de seres indefensos en todo el planeta a quienes ayudar

     El Tercio de la Armada, al que rendimos visita, nos acogió y no solo nos explicó toda su actividad y los instrumentos que tienen para desarrollarla, hoy obsoletos algunos, por falta de medios, sino que nos mostraron su histórico museo, con recuerdos desde el S. XVI hasta las Guerras de Cuba y Filipinas e incluso nuestra guerra civil y su capacidad operativa que les permitió recientemente en 12 días tan solo, desplegar una misión de fuerza de paz en el Líbano. Siempre listos para el servicio a España y a su intereses nacionales e internacionales.

    El Cuerpo de Infantería de Marina es una unidad operativa anfibia de élite encuadrada dentro de la Armada Española. Es la infantería de marina más antigua del mundo, (1537). Las funciones principales de los Infantes de Marina es su especialización en operaciones anfibias, así como su operatividad tanto por mar y tierra, esto es proyección del poder naval mediante el uso de fuerzas anfibias sobre una costa hostil o potencialmente hostil. El Cuerpo equivalente más conocido son los «Marines» de los EE.UU.

   Su capacidad para embarcar en muy poco tiempo junto con apoyos aéreos y terrestres orgánicos de la Armada, la convierten en una unidad de alto valor estratégico por su alto grado de adiestramiento, capacidad y posibilidad de posicionarse de forma rápida y discreta en aguas internacionales; constituyendo un factor de disuasión considerable.

       La Infantería de Marina tiene su origen en los Tercios Viejos, unidades de infantería inicialmente destinada a ir embarcada en navíos, cosa que se hacía de forma temporal para realizar campañas o combates específicos. La diferencia surge cuando se decide que estas tropas debían tener una dedicación exclusiva a la guerra naval. La Infantería de Marina de España, es la más antigua del mundo. Fue creada por Carlos I el 27 de febrero de 1537 al asignar de forma permanente a las escuadras de galeras del Mediterráneo las compañías viejas del mar de Nápoles. Sin embargo, fue Felipe II el que creó el concepto actual de Fuerza de desembarco.

      Tras la desaparición de la escuadra de galeras del Mediterráneo en 1748, se procedió a la reorganización y a la modernización de la tropa de mar de ella, cambiando la denominación de las compañías existentes, dejando de ser conocidas por el nombre del capitán que las mandaba, y pasando desde diciembre de 1749 a nombrarse por un sistema ordinal, tal como ya se hallaba instaurado en muchos países europeos. De esta forma, en Cartagena quedaron constituidos un total de ocho batallones, compuestos de seis compañías cada uno.

    En 1793, una mujer, Ana María de Soto, haciéndose pasar por varón con el nombre de Antonio María de Soto, se alista en la 6ª compañía del 11º Batallón de Marina, siendo licenciada con pensión y honores en 1798, al descubrirse que era mujer. Es la primera mujer Infante de Marina del mundo. Durante la Guerra civil española un oficial de Infantería de Marina, Ambrosio Ristori de la Cuadra, fue condecorado con la Placa Laureada de Madrid a título póstumo.

        Curiosamente en su museo tienen el uniforme del General Varela con sus dos laureadas, pues antes estuvo en infantería de marina. José Enrique Varela Iglesias nació en la ciudad gaditana de San Fernando el 17 de abril de 1891. Su padre, Juan Varela Pérez, era sargento jefe de la banda del 1º Regimiento de Infantería de Marina. A los 18 años ingresa como corneta en el mismo regimiento de su padre y en 1912, ya con el grado de sargento, logra el ingreso en la Academia de Infantería, obteniendo en 1915 el despacho de alférez de manos del rey Alfonso XIII.. La Laureada es la mayor condecoración de los ejércitos españoles y se precisa haber realizar un hecho heroico para recibirla en acción de guerra por España.

         Lo importante para mí, pues es la capacidad de ejemplo que tiene la infantería de marina, y solo se alcanza la educación en valores, siguiéndola y conociéndola, de ahi que difundir esta gran aventura, sea de importancia vital, para los medios de comunicación, que por lo general olvidan por la urgencia de lo diario, la trascendencia de lo vital y lo que hace que nos podamos mirar al espejo, los que ya tenemos cierto número de años, con satisfacción por lo realizado en servicio a los demás.

Finalmente todos si tenemos méritos nos encontramos en el Real Academia del mar, tanto militares como navieros, de transporte y de pesca, y marinos de recreo

La Real Academia del Mar: Un Encuentro de Méritos y Vocación. En el vasto y complejo universo marítimo, la Real Academia del Mar se erige como un punto de confluencia donde se reconoce y valora la excelencia, el conocimiento y la experiencia de todos aquellos que dedican sus vidas al mar. Este prestigioso foro acoge por igual a militares, navieros, profesionales del transporte, pescadores y marinos de recreo, entre otros, celebrando el talento y la pasión que cada uno aporta desde su respectiva esfera.

La Real Academia del Mar, fundada con el objetivo de promover y difundir el conocimiento marítimo, se caracteriza por su espíritu inclusivo y su compromiso con la excelencia. Aquí se dan cita diversos actores del mundo naval: desde oficiales de la Armada que han dedicado su vida al servicio de la seguridad nacional, hasta capitanes de la marina mercante que han navegado en rutas internacionales, así como patrones de embarcaciones de pesca que han surcado incansablemente nuestros mares en busca de recursos, y marinos deportivos que sienten la llamada del océano como una forma de recreación y desarrollo personal.

La Academia se erige como un verdadero crisol donde convergen experiencias diversas, todas ellas unidas por un profundo respeto y amor al mar. El acceso a esta institución no responde únicamente a criterios de cargo o jerarquía, sino que valora de manera integral los méritos personales y profesionales. Los miembros, conocidos como académicos, han demostrado en sus trayectorias una contribución significativa al desarrollo y sostenimiento del sector marítimo en sus distintas vertientes.

Militares y civiles, comerciantes y científicos, todos encuentran en la Real Academia del Mar un lugar donde compartir conocimientos, experiencias y preocupaciones. Desde la defensa de la soberanía marítima hasta la investigación científica y el transporte sostenible, los temas que se abordan en este foro reflejan la complejidad y la trascendencia del mar en nuestras vidas.

La Contribución a un Futuro Sostenible. Además de promover el intercambio de saberes, la Real Academia del Mar se compromete a ser un agente activo en la construcción de un futuro marítimo sostenible y responsable. Sus miembros participan en proyectos de innovación tecnológica, investigación medioambiental y desarrollo de políticas que buscan equilibrar el progreso económico con la protección de los recursos marinos. En este sentido, la institución actúa como un faro de referencia para nuevas generaciones de marinos, fomentando una visión del mar que va más allá de la explotación y busca su preservación como patrimonio de la humanidad.

Marinos de Recreo: Una Aportación Única. El papel de los marinos de recreo, a menudo percibidos como actores menores en el panorama marítimo, se dignifica y pone en valor dentro de la Real Academia del Mar. Estos navegantes, movidos por la pura pasión y el deseo de explorar el océano en sus ratos de ocio, son embajadores de una cultura marinera que trasciende lo económico y se adentra en el ámbito del disfrute personal y la promoción de un respeto profundo por el mar.

Sus historias y conocimientos contribuyen a enriquecer el discurso académico, demostrando que la conexión con el mar no se limita a la actividad profesional, sino que también se expresa en la recreación, el deporte y la búsqueda de experiencias personales.

Un Espacio para el Diálogo y el Progreso. La Real Academia del Mar se consolida, entonces, como un espacio único donde el diálogo y la colaboración entre distintos profesionales y amantes del mar encuentran su máxima expresión. A través de conferencias, seminarios, publicaciones y proyectos de investigación, la Academia facilita el intercambio de ideas y fomenta una visión integrada y multidisciplinar del mar. Así, se convierte en un motor para el progreso del sector marítimo en su totalidad, reconociendo que el éxito en la gestión y explotación sostenible del mar solo es posible cuando todos sus actores participan y colaboran.

Finalmente, en la Real Academia del Mar, todos aquellos que poseen méritos y han demostrado su vocación marinera se encuentran en un mismo foro, compartiendo la convicción de que el mar es un espacio que nos une y nos reta a seguir aprendiendo. La Academia representa, en definitiva, un reconocimiento a la dedicación de militares, navieros, pescadores y marinos de recreo, quienes desde sus respectivos campos contribuyen a hacer del mundo marítimo un entorno dinámico, seguro y sustentable.

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