jueves, octubre 17, 2024
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Historias de mi vida liberal: mi amiga liberal Simone Veil, en el Panteón de Les Invalides de París

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Bernardo Rabassa
Bernardo Rabassa
Librepensador. Maestro Nacional. Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras y Diplomado en Psicología Industrial por la Universidad Complutense de Madrid.

 Nunca, hubiera imaginado tener una amiga en el Panteón, cerca de Napoleón, tumba que visite hace más de 40 años en París, cuando trabajaba allí como vicepresidente de Bernard Krief en la Rue Danton.

 «A los grandes hombres, la patria agradecida», reza el frontispicio del Panteón, un monumento de estilo neoclásico situado en el corazón del Barrio Latino de París en el que reposan los restos de algunas de las figuras más ilustres de Francia. Junto a estos «grandes hombres» reposa desde 2018 también una gran mujer: la liberal Simone Veil, superviviente del Holocausto, abogada, ministra de Sanidad en el Gobierno de Valéry Giscard d’Estaing, miembro de la Academia francesa y la primera mujer en presidir el Parlamento Europeo.

Un año después de su muerte, Simone Veil, fallecida el 30 de junio de 2017 a los 89 años de edad, entra por la puerta grande en este templo laico de la República francesa. La quinta mujer en hacerlo, frente a 73 hombres que habían tenido ese honor.

     El complejo de Les Invalides responde a la voluntad del rey Luis XIV de Francia, que ordenó su construcción el 24 de febrero de 1670, con la intención de que las instalaciones ofrecieran cobijo para los veteranos inválidos de guerra que quedaban sin hogar. En 1840, los restos de Napoleón Bonaparte fueron trasladados de la Isla de Santa Helena a París, por iniciativa del rey Luis Felipe I de Francia, y depositados en Les Invalides. Desde 1940, el mausoleo imperial contiene también los restos de su hijo Napoleón II, en lo que fue una cesión de Adolf Hitler al gobierno colaboracionista de Vichy. También se conservan allí los restos del hermano de Napoleón José I de España, así como los de varios mariscales, entre ellos Lyautey, Foch y Leclerc. Es el Panteón de los héroes de Francia. 

     Francia ha rendido tributo a Simone Veil, figura clave del siglo XX. Un año después de su muerte, en 2018. miles de personas homenajearon a la superviviente de los campos de exterminio nazi. Sus restos entraron con todos los honores, junto a los de su marido, en el Panteón de París, donde yacen los «héroes» que han hecho a Francia más grande, según destacó el presidente Emmanuel Macron..

     En 2017 con 89 años, murió mi amiga Simone Veil, la liberal por excelencia en Francia, que vino a ayudarnos a los liberales españoles reunidos en clubs con Antonio Garrigues Walker, a quien muerto Joaquín Garrigues Walker el 29 de Julio de 1980, pedimos Luis Guzmán y yo mismo que se pusiera al frente de una operación liberal que contaba ya con cuatro clubs y la posibilidad de devenir vicepresidente de la Internacional Liberal. En ella participaba Simone Veil, Simone Veil, la ex ministra francesa de la Salud que fue elegida el 17 de julio de 1979, en la segunda vuelta, la primera presidenta de la Asamblea Europea. Mas tarde, fue la presidente del Grupo Liberal del Parlamento Europeo, coincidiendo con el socialista español Enrique Barón.

          Simone, vino España en diversas ocasiones, en las que gracias a mi buen francés, departíamos ampliamente sobre las posibilidades de los liberales en España, en diversas conferencias de prensa, mítines y comidas de camaradería. su impulso nos confirmó el interés de comenzar por clubs, dado nuestro fracaso como partido liberal en las elecciones de 1979, aunque si había tenido éxito mi idea de integrarnos en un Centro Democrático desde 1976, lo que se consiguió en marzo de 1977 en Alicante donde personalmente presenté la coalición que entonces presidia José M.ª de Areilza, defenestrado por Adolfo Suarez, que literalmente nos robó la coalición para transformarla en el Partido UCD, que ganaría las primeras elecciones de junio 1977, y en las que renuncié a participar diciéndole a Adolfo que yo quería ser diputado del Partido Liberal (el de la gaviota que yo había diseñado, hoy emblema del PP)y no de la UCD y como no quiso, me presenté en 1979 a intentarlo, cosechando un sonoro fracaso en Madrid, por lo que me puse a ayudar a Joaquín Garrigues Walker a través de clubs externos, que sí, entro en la UCD y fue Ministro de Fomento y luego de Presidencia, hasta que enfermó gravemente de leucemia, una vez creados con el de Madrid, los primeros cuatro clubs hasta su mencionada defunción.

    Los clubes liberales, hasta 50, que Antonio Garrigues Walker puso con mi ayuda y con la de la Internacional Liberal y específicamente con Simone Weil, a partir del verano de 1980, en funcionamiento, en casi todas las provincias españolas, como centros de debate sobre el liberalismo y, a la vez, como soporte para operaciones políticas futuras, estaban integrados por una amalgama de personas de filiación e ideología heterogéneo, que van desde antiguos simpatizantes del PSUC o el desaparecido Partido Socialista Popular (PSP) hasta antiguos miembros como yo y Luis Guzmán del Partido Liberal de la gaviota. Algunos de los promotores de estos clubes eran personas independientes y prestigiosas en sus provincias, otros procedían del franquismo, otros profesionales. Como telón de fondo, un sanedrín mixto de dirigentes liberales de UCD. Observábamos con atención el desarrollo de los acontecimientos políticos, y nos preparábamos para irrumpir en el momento adecuado, en la escena nacional. Este órgano directivo de los liberales está compuesto por la actual Defensora del Pueblo, Soledad Becerril; los ex ministros Ignacio Camuñas y Antonio Fontán; el secretario de Organización de UCD, Pedro López Jiménez; Eduardo Merigó; el portavoz centrista en el Senado, Luis Miguel Enciso; el diputado Joaquín Muñoz Peirats, el expresidente del Partido Liberal Bernardo Rabassa, el secretario del Club Liberal de Madrid Luis Guzmán, el ex ministro Eduardo Punset, y lógicamente el promotor de la operación liberal desde fuera del partido en el Gobierno, Antonio Garrigues Walker. Después vino el Partido Demócrata Liberal y el Partido Reformista que fracasaron hasta que el CDS no dio protagonismo., para terminar en el partido Ciudadanos igualmente fracasado

      Simone Veil, nació el 13 de julio de 1927 en Niza, Alpes Marítimos, con el nombre de Simone Annie Jacob, hija de un arquitecto judío. En marzo de 1944 fue deportada, junto a su familia, al campo de concentración nazi de Auschwitz, donde permaneció hasta su liberación el 27 de enero de 1945. Ella y sus dos hermanas, Milou y Denise (una resistente que fue deportada a Ravensbrück), fueron los únicos supervivientes de su familia. Su madre murió de tifus en Auschwitz y su hermano y padre fueron asesinados en Lituania.

Después de muchos años al servicio del Parlamento Europeo, en 1993 volvió a la política francesa al ser nombrada ministra de Sanidad y de Asuntos Sociales durante el mandato de primer ministro Édouard Balladur, cargo en el que continuo hasta 1995. En 1998 fue nombrada miembro del Consejo Constitucional de Francia, cargo que tiene una duración de 9 años, es decir, hasta 2007.

     En el 60 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau, en 2005, Veil volvió al campo por primera vez para realizar un discurso de homenaje a las víctimas y en denuncia de los horrores de la guerra. Aquel mismo año fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional la defensa de la libertad, la dignidad de la persona, de los derechos humanos, la justicia, la solidaridad y el papel de la mujer en la sociedad moderna. En 2008 ganó el Premio Carlos V, otorgado por la Fundación Academia Europea de Yuste en honor a «sus reconocidos méritos en la lucha por el avance de la igualdad de las mujeres».

     Fue enterrada en junio de 2018 en Les Invalides un gran Dama del Liberalismo, y los liberales españoles queremos hacerle con estas líneas 8 años después, un amplio reconocimiento de sus méritos y agradecerle su ayuda, que seguramente perdurara en el recuerdo y en el amor por la libertad.

Simone Veil fue una figura emblemática en la política y la vida pública de Francia, recordada por su valentía, visión y compromiso con los derechos humanos, especialmente los de las mujeres. Liberal en el más amplio sentido de la palabra, Veil luchó incansablemente por la igualdad, la justicia y la dignidad, dejando una huella indeleble en la historia del país. En 2018, fue consagrada en el Panteón, uno de los mayores honores en Francia, reservado solo para las personalidades más notables.

,Simone Veil vivió en su juventud los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Como judía, fue deportada a Auschwitz a la edad de 16 años, donde perdió a gran parte de su familia. Sin embargo, sobrevivió al Holocausto, y esta experiencia marcó profundamente su visión del mundo y su inquebrantable compromiso con la defensa de los derechos humanos.

Simone Veil es quizás más conocida por su papel en la legalización del aborto en Francia. En 1974, siendo ministra de Sanidad bajo el gobierno de Valéry Giscard d’Estaing, lideró el debate sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), desafiando una feroz oposición en una Francia profundamente conservadora. Su determinación para garantizar el derecho de las mujeres a controlar sus propios cuerpos fue un punto de inflexión en la lucha por la igualdad de género en Europa.

El discurso que pronunció en la Asamblea Nacional en defensa de esta ley fue tan contundente como emotivo, aludiendo a las mujeres que habían recurrido a abortos clandestinos, muchas veces con consecuencias fatales. A pesar de ser objeto de ataques misóginos y antisemitas durante el proceso, Veil nunca vaciló. Gracias a su liderazgo, la ley fue aprobada en 1975, y hasta el día de hoy, se la reconoce como un hito en los derechos de las mujeres en Francia.

Compromiso con Europa y la memoria histórica. Además de su lucha por los derechos de las mujeres, Simone Veil fue una defensora firme de la unidad europea. Como superviviente del Holocausto, veía en la construcción de una Europa unida un medio para garantizar la paz y prevenir la repetición de las atrocidades del pasado. En 1979, fue elegida la primera presidenta del Parlamento Europeo, un cargo que ocupó con la misma energía y convicción que había mostrado en su carrera política en Francia. Veil contribuyó a reforzar los lazos entre los países europeos, promoviendo una mayor integración en temas de derechos humanos, igualdad y justicia.

A lo largo de su vida, también desempeñó un papel clave en preservar la memoria del Holocausto. Fue presidenta de la Fundación para la Memoria de la Shoá y siempre mantuvo el compromiso de educar a las generaciones futuras sobre los horrores del genocidio para evitar su repetición.

La consagración en el Panteón: Un honor para una liberal. En 2018, un año después de su fallecimiento, Simone Veil fue sepultada en el Panteón de París, el mausoleo donde descansan algunas de las figuras más importantes de la historia de Francia, como Voltaire, Rousseau, Marie Curie y Victor Hugo. Su entrada en el Panteón no solo honró su contribución a la sociedad francesa, sino que también simbolizó el reconocimiento de su legado como una liberal incansable en la lucha por la justicia, los derechos humanos y la igualdad.

Simone Veil es un ejemplo brillante de lo que significa ser liberal en el sentido más profundo: defender la libertad individual, la justicia social y la igualdad ante la ley. A lo largo de su vida, no se dejó intimidar por los obstáculos ni los prejuicios. A pesar de las adversidades personales, la pérdida de su familia en el Holocausto, y las batallas políticas que tuvo que librar, siempre actuó con la firme convicción de que el cambio positivo era posible.

El recuerdo eterno. Hoy en día, Simone Veil es recordada como una de las grandes mujeres de Francia. Su legado vive no solo en las leyes que ayudó a promulgar o en las instituciones europeas que contribuyó a fortalecer, sino también en las mentes y corazones de aquellos que siguen luchando por los mismos ideales de libertad, igualdad y derechos humanos que ella defendió.

Al ser incluida en el Panteón, Simone Veil no solo fue reconocida como una gran estadista y defensora de los derechos, sino también como una amiga de todos aquellos que creen en el poder de la ley y la razón para cambiar el mundo. Una liberal en el más amplio y noble sentido del término, que será recordada por siempre en la memoria colectiva de Francia y Europa. A mis 83 años tener el honor de conocerla y colaborar con ella es una gran satisfacción para una vida liberal nacida en 1968 con el nombramiento por Salvador de Madariaga de representante de la Internacional Liberal en esa fecha, con siete años de presencia en la oposición (platajunta y partido Liberal) hasta la muerte del General Franco.

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